Cuatro detenidos, dos policías lesionados, una decena de comerciantes golpeados y cinco vehículos dañados dejó el choque armado entre un grupo de pandilleros ligados a la organización Doroteo Arango, de Antonio Ordaz, y agremiados a la Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) 28 de Octubre.
Los hechos de la tarde de ayer muestran una evidente escalada de violencia hacia la UPVA y no se percibe qué límite podrán tener esos ataques, pues todo indica que el gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas, pretende superar la represión que sobre esa organización ejecutaron sus predecesores.
Clausurada por completo la política –que debería sel el instrumento principal del grupo que hoy detenta el poder en la entidad– se ha procedido a intensificar la ofensiva contra la 28 de Octubre, en una estrategia que este jueves llegó al punto de comprometer la vida, no solo de los miembros de la UPVA, sino también de las personas que, en calidad de clientes o proveedores, acuden a los mercados y centros de abasto de la organización.
Tan grave como la confrontación que sucedió ayer es la ausencia de instituciones que deberían frenar los ataques, como los poderes Legislativo y Judicial o los partidos políticos de oposición.