La media centena de indígenas totonakús, tepehuas y otomíes que llegaron de Pantepec a la capital poblana el pasado lunes para solicitar protección del gobierno estatal ante los ataques que les ha perpetrado el exsecretario de Seguridad Pública Ardelio Vargas Fosado, cerraron este martes por la mañana por algunos minutos el tránsito en el Bulevar Héroes del 5 de mayo y recibieron la solidaridad de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Al cierre de la presente edición, los labriegos deliberaban sobre acudir este miércoles a la Comisión de Derechos Humanos para tramitar una queja.
El bloqueo lo realizaron los campesinos porque no obtuvieron la audiencia que pedían en el Martes Ciudadano que se celebró en Casa Aguayo.
No obstante, el cierre de la vialidad, que se encuentra contigua a la sede del Poder Ejecutivo y es una de las principales en la capital poblana, duró apenas media hora, porque los campesinos dijeron que su propósito era llamar la atención sobre sus demandas y no perjudicar el derecho de terceros.
La gente de la Sierra Norte se regresó marchando y clamando consignas al zócalo de la Angelópolis, a donde llegaron el pasado 5 de junio y establecieron un plantón.
La noche del lunes fue dura para los indígenas, que tuvieron que viajar 5 horas desde la región huasteca de la Sierra Norte, tras el sabotaje que les cometió la línea de autobuses que contrataron para traerlos a la urbe poblana, la cual los dejó esperando sin darles una explicación de por qué la unidad por la que pagaron la mitad de la renta como anticipo, jamás llegó.
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Los labriegos tuvieron que salir de Pantepec casi de manera furtiva, en piquetes que abordaron a cuentagotas otros camiones de transporte para pasajeros, con horarios y ruta fija ordinaria. La razón de esta táctica obedeció a las cámaras de video que los ganaderos han colocado en los accesos y salidas de la cabecera municipal, con el supuesto propósito de registrar a delincuentes. Los hombres dedicados a la crianza de bueyes, toros y vacas, con Ardelio Vargas Fosado al frente, son a quienes los indígenas identifican como autores intelectuales de la quema cometida dolosamente hace ocho meses, de 140 casas en Francisco Z. Mena para obligarlos a salir de la tierra que ocupaban en el rancho La Palma para vivir y cultivar.
El lunes, uno de los severos aguaceros que han caído en esta temporada azotó el Centro Histórico de Puebla y los agricultores serranos tuvieron que refugiarse en los portales que circundan la plaza de armas en la que se encuentra su plantón. Pernoctaron con un frío que calaba, apenas cubiertos con algunas cobijas y chamarras, pues los enseres que dispusieron para establecer un campamento permanente los tuvieron que dejar por la línea de autobús que los saboteó.
La manifestación de este martes en Casa Aguayo cerró con un incidente, que, por fortuna, no pasó a mayores, pues cuando los indígenas serranos emprendían el retorno al zócalo, un provocador aventó varias piedras, una de las cuales impactó a una patrulla. El sujeto fue detenido.
Al mediodía, docentes de la CNTE se apersonaron en el zócalo y en un mitin se solidarizaron con los indígenas.