Viernes, abril 26, 2024

Escalada de precios tricolor

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Iniciamos 2018 con escalada de precios, aunque el gobierno federal intente minimizar el crecimiento de los precios, éstos siguen subiendo, al aumento en el transporte público, pasaportes, licencias para conducir, energía eléctrica, gasolina, gas natural, se añade el aumento al huevo, al jitomate, a las tortillas, a la carne de res, entre otros productos de la canasta básica, así es imposible ser una potencia. Al precandidato tricolor se le acaban los argumentos para sostener que la continuidad y el continuismo son la solución electoral, votar por el PRI es votar por mantener la brecha de la desigualdad producida por la inequidad en la distribución de la riqueza, los efectos inflacionarios son una muestra contundente del deterioro de la economía doméstica y la escalada de precios repercute en los bolsillo de más de la mitad de la población mexicana que vive la pobreza. ¿El flamante ciudadano sin partido podrá tapar el sol con un dedo? Veamos.

A un año del gasolinazo y del aumento sostenido de precio del gas natural, resultado de la liberalización de ambos productos, los efectos inflacionarios se han mantenido a lo largo de 2017, la tasa promedio anual inflacionaria registrada por el Banco de México fue de 6.67 por ciento y a los pocos días de iniciado el 2018 ésta está superando las expectativas iniciales debido, entre otras cosas, al aumento en el precio de los productos de la canasta básica, mismos que según los productores, distribuidores y comercializadores se explica por los costos del transporte y de producción, es decir, si los energéticos mantienen un comportamiento a la alza, esto directamente se traduce en el costo y en los precios, cuya factura la pagan los consumidores finales, esto ocurre por ejemplo en el kilogramo de tortillas, para mantener el precio debería haber una condición, que los energéticos dejaran de subir y esto no ha ocurrido por varias razones, pero entre las más importantes está la falta de soberanía alimentaria y energética, es decir, gran parte del problema es que el gobierno en su afán de abrirse al libre mercado y al comercio internacional ha descuidado la capacidad de producción nacional tanto de energéticos como de alimentos básicos, esto supone que hay una dependencia del exterior, pues las importaciones siguen creciendo tanto de gasolina, gas natural, maíz, leche, como de muchos otros productos que son indispensables para la vida cotidiana de un mexicano que no gana los salarios de la alta burocracia, de la clase política y económica que concentra el ingreso nacional.

La dependencia energética y alimentaria en efecto está supeditada a los vaivenes de la economía internacional, sobre todo a los precios de los energéticos a nivel mundial y, desde luego, al tipo de cambio. De hecho, la devaluación en el tipo de cambio encarece el precio y por ende genera una presión en el costo y en el precio final, entre más devaluación haya mayor será el aumento de los energéticos. En las últimas semanas el dólar ha rebasado el umbral de los 20 pesos reflejándose en el encarecimiento de la gasolina, del gas natural y de los productos dependientes del extranjero, lo que a primera vista pudiera explicar los efectos inflacionarios; sin embargo, eso puede modificarse si en lugar de depender del exterior se pusiera en marcha una profunda política de autosuficiencia energética y alimentaria que logre que disminuya gradualmente la compra de insumos o productos en estas dos áreas estratégicas para México. Es posible hacerlo, pero estaría en función de romper con la inercia neoliberal, sobran ejemplos de las verdaderas potencias que han primero resuelto su soberanía en estas áreas sustantivas para cualquier nación y luego se han abierto a la economía mundial. En ese sentido, es casi imposible esperar que el gobierno del PRI esté pensando en una lógica distinta a la economía de mercado y es un hecho que su precandidato seguirá proponiendo las mismas recetas, ello implica que la inflación se mantendrá y que los importadores, productores, comercializadores y consumidores sean los que paguen los platos rotos de una política económica fallida.

El bautizado como el padre del gasolinazo, es decir, el precandidato de Nueva Alianza, del Verde Ecologista y del PRI, tendrá que proponer algo mucho más allá del fracasado discurso que intenta minimizar el problema de los precios a un asunto de economía internacional, pues la inflación, la baja tasa de crecimiento y la devaluación acompañarán su pre y campaña, aunque es de esperarse que fiel a su origen tecnócrata, no mueva un dedo para cambiar el actual deterioro económico de las familias mexicanas, esas han sido sus primeras reacciones ante la escala de precios. La liberalización del precio de la gasolina no se ha acompañado de una reducción de los costos, sigue siendo cara y por más que se diga que el consumidor ahora tiene más opciones para comprar más barato, habría que recordarles que no todos cuentan con Apps y aunque las tuvieran el costo de traslado se sigue cargando al consumidor. Welcome al año electoral.

Entre tanto, el 13 de enero de 2018 se celebran dos años de la frase “abro la puerta a un año nuevo, cierro con amor la del pasado. Es pasado. Atrás dejó todo los pesares y heridas. La puerta se abre y sé que estoy a salvo. El proceso de la vida me apoyará en cada paso del camino”. Recordar es vivir. Feliz año.

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