Jueves, abril 25, 2024

Mario Marín emprende campaña para quitarle a Doger el control del PRI

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Sin duda alguna el desplegado, suscrito por 36 priistas destacados, rechazando la posibilidad de que el PRI poblano forme un eventual gobierno de coalición con Martha Érika Alonso Hidalgo –en caso de que la aspirante panista gane el litigio de la elección del próximo titular del Poder Ejecutivo– tiene la huella indeleble del ex mandatario Mario Marín Torres y se percibe el propósito final de quitarle a Enrique Doger Guerrero el control del partido, así como evitar que el ex candidato tricolor mantenga su supuesta alianza con el morenovallismo.

Ayer en la página 17 del periódico El Sol de Puebla apareció un desplegado en el cual se exige a la dirigencia nacional priista que se deje de utilizar al PRI poblano como “moneda de cambio” con el morenovallismo y se frene la posibilidad de formar una alianza con la fuerza política –del ex gobernador y ahora senador Rafael Moreno Valle Rosas– que ha significado un retroceso democrático para el estado.

Al mismo tiempo se menciona que “priistas de elite” usan al tricolor sin el consentimiento de su militancia, en lo que es una clara alusión a Enrique Doger y al CEN del PRI, o mejor dicho al grupo del presidente Enrique Peña Nieto.

Aunque aparecen como responsables del documento Jorge Arroyo García e Iván Galindo Castillejos, se sabe que la iniciativa la diseñaron Valentín Meneses Rojas –quien es el brazo derecho de Mario Marín–, Germán Sierra Sánchez y Óscar Aguilar González.

Meneses, Sierra y Aguilar son quienes han congregado a los 36 priistas que firman el desplegado y han formado una agrupación informal que se reúne un par de veces a la semana para impulsar un proyecto de recuperación del control del PRI poblano.

El contenido del documento en cuestión es muy acertado al advertir que se está construyendo “una colusión” más del PRI poblano con el grupo del ex gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas, lo cual lleva a que el tricolor pierda su carácter de fuerza política opositora y la capacidad de recuperar “la confianza” del electorado.

También es un certero diagnóstico de que el PRI perdió la última elección porque no supo ser “una opción de cambio” y es responsabilidad de la “cúpula” que controló al partido, es decir el grupo de Enrique Doger, misma que evitó que el tricolor fuera un contrapeso frente al autoritarismo, la persecución política, el excesivo endeudamiento público y alto crecimiento delictivo que ha habido durante el morenovallismo.

Hasta ahora es la actitud más aguerrida que se ha percibido en el PRI, desde que este partido perdió la elección de gobernador en el año 2010. Sin embargo, está en tela de duda sus alcances reales y la vía que ha tomado ese grupo de priistas para alcanzar sus propósitos. Por lo menos hay dos grandes yerros y una duda:

Primero: el documento va dirigido a María Esther Scherman Leaño, la delegada del CEN priista en Puebla, como si ella fuera ajena a lo que ha pasado en Puebla en el último proceso electoral.

Scherman Leaño fue el principal conducto para que se cumpliera los acuerdos a los que habrían llegado Rafael Moreno Valle Rosas y la cúpula nacional del PRI para que en Puebla, el tricolor fuera una oposición leal al morenovallismo en la última contienda por la gubernatura.

Por tanto, lo que deberían hacer los 36 priistas rebeldes es demandar la renuncia de María Esther Scherman por haber sido artífice de la entrega del PRI al proyecto electoral de Moreno Valle y Martha Érika Alonso.

Segundo: muy al estilo de Mario Marín, solamente convoca a priistas que son afines a su grupo político y excluye al resto de la militancia priista, entre ellos a las mujeres del tricolor y a militantes jóvenes, ya que fuera de Iván Galindo, el resto de los que suscriben el documento son político de una edad superior a los 60 años o cerca de a la misma.

Marín a lo largo de su sexenio solamente dio participación a su reducida facción política y marginó al resto del priismo poblano, razón por la cual muchos líderes del tricolor fueron fácilmente cooptados por Moreno Valle, desde que fue candidato a la gubernatura hace ocho años.

Sin un apoyo sólido de la militancia plural del PRI, se antoja poco probable que tenga fuerza el desplegado que ayer se hizo público.

Tercero: ¿realmente en esta ocasión Mario Marín Torres y su grupo tienen el carácter, la disposición, la entrega, el arrojo, de alcanzar sus propósitos?

A lo largo del sexenio morenovallista en varias ocasiones Mario Marín asomó la cara en eventos o procesos internos del PRI, y siempre que eso pasaba, aparecían notas periodísticas narrando supuestos actos de corrupción del marinismo y entonces el ex mandatario se acababa replegando a su autoexilio de la política local.

Era claro que esas notas periodísticas surgieron desde las oficinas de prensa del morenovallismo y nunca fueron investigaciones formales de actos de corrupción, era un simple chantaje para frenar los impulsos de Mario Marín Torres y sus seguidores.

Por eso es pertinente preguntarse: ¿No va a volver a ocurrir lo mismo?

¿Ahora si los 36 priistas que firman el desplegado están dispuestos a enfrentarse al aparato represor del morenovallismo?

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