Lunes, abril 29, 2024

La presidente estatal del PAN, con un pie en el cadalso

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Genoveva Huerta Villegas contabiliza una marca que no ha tenido ningún otro dirigente estatal del PAN, que es acumular sólo fracasos en todas las empresas políticas y electorales que emprende, a tal grado que está quedado sola, pues los líderes y figuras más importantes del panismo poblano se han alejado de la presidente del partido. Se puede decir que ya tiene dos terceras partes de su cuerpo en el cadalso albiazul.

Aunque su periodo estatutario como dirigente concluye en el primer semestre de 2021, muchos consideran que el próximo 25 de agosto podría sufrir un duro revés que la lleve a caer del cargo de presidente del Comité Directivo Estatal del PAN. Todo podría depender del resultado de la asamblea que ese día se realizará y en la cual se elegirá al nuevo líder panista en el municipio de Puebla. Si pierde el candidato Eduardo Alcántara, muchos dicen que los días de Huerta Villegas estarán contados.

El problema es que a Genoveva Huerta le tocó dirigir al PAN luego del fin de la era morenovallista y lejos de buscar reagrupar, cohesionar y rearticular al partido, lo ha acabado de fraccionar y de profundizar sus confrontaciones interinas, que han llevado a esta fuerza política a ser una oposición muy débil y desplegar la sospecha de que el albiazul ahora es controlado desde una importante oficina del Poder Ejecutivo, es decir desde Morena, que tendría que ser por naturaleza la fuerza rival del blanquiazul.

Un breve recuento de por lo menos tres yerros de Genoveva Huerta es el siguiente:

De siete diputados que tenía el PAN al inicio de la actual legislatura local, ya solamente le quedan cuatro.

Y de esos cuatro representantes populares, la presidente del partido se encuentra enfrentada con tres diputados, de quienes se ha pedido al CEN del PAN que sean sancionados por supuestamente no hacer caso de las directrices que dicta Genoveva Huerta, en su calidad de presidente del partido.

El único diputado local que le es más o menos  leal a Genoveva Huerta es Oswaldo Jiménez, quien representa a la corriente del exgobernador José Antonio Gali Fayad, quien tiene como principal peculiaridad que utiliza al PAN a favor de sus intereses personales, pero en realidad no es militante de Acción Nacional y no tiene afinidad ideológica con esta fuerza política.

Un segundo yerro fue la desastrosa campaña electoral de Enrique Cárdenas Sánchez, quien acabó culpando al PAN de la derrota que sufrió en la contienda por la gubernatura. Al final, el ex rector de la UDLA parecía que tenía más de un adversario, que no solo era Morena, sino también los partidos que lo postularon.

Lo grave de esta situación es que Genoveva Huerta sigue pregonando que al PAN le fue bien en los comicios de este año, cuando el partido apenas hace unos meses era la fuerza hegemónica de la mano del extinto Rafael Moreno Valle Rosas. Urge que alguien le explique la actual realidad política a la líder panista, para que no siga viviendo en una fantasía.

Y el tercer yerro ha sido la elección del Comité Municipal del PAN en la capital, en la cual la dirigente en lugar de adoptar una posición neutral se puso a jugar rudo y hasta ahora, va perdiendo abruptamente.

Genoveva Huerta en un primer momento impulsó como aspirante a candidata a Rocío Sánchez de la Vega, una controvertida ex delegada del Instituto Nacional de Migración, quien resultó ser un fracaso, pues fue quien difundió la idea –que no se sabe bien si es cierta o falsa– que desde la Secretaría de Gobernación se estaba dirigiendo el proceso interno del PAN, con la venía de la propia Genoveva Huerta.

Cuando no funcionó el intento de poner como candidata a Rocío Sánchez, fue Genoveva Huerta quien se fijó en Eduardo Alcántara, exsecretario de Gobernación en el ayuntamiento de Eduardo Rivera Pérez, ex edil de la capital.

Con Alcántara lejos de disiparse, se acrecentó la versión de que desde una poderosa oficina del Poder Ejecutivo se mete la mano en la elección panista.

La correlación de fuerzas entre los dos candidatos a dirigir el PAN en la capital es muy dispar.

Jesús Zaldívar es el candidato más fuerte, pues logró lo que no pudo hacer Genoveva Huerta, unir en un solo proyecto a panistas tradicionales, yunquistas, morenovallistas y de otras expresiones. Lo mismo está de su lado Eduardo Rivera Pérez, Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile, Humberto Aguilar, Rafael Micalco, que Mario Riestra y Jorge Aguilar Chedraui, quienes eran parte del grupo del extinto Rafael Moreno Valle Rosas.

Y con Eduardo Alcántara los únicos apoyos destacados son los de Oswaldo Jiménez, algunos miembros del grupo de Eduardo Rivera y Genoveva Huerta, junto con varios núcleos de militantes.

Parece que a donde va Genoveva Huerta no va la mayoría de los panistas. Qué triste.

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