El consejero Víctor Joaquín Cánovas Moreno presentó su renuncia al Instituto Electoral del Estado (IEE), luego de que se hiciera público un audio en el que se le escucha presentándose como enviado del gobernador del estado, Rafael Moreno Valle Rosas, durante un acto panista y pidiendo el respaldo a favor de la reelección de Gustavo Madero Muñoz como dirigente nacional de ese partido.
Lo que sucedió con Cánovas Moreno no es un caso aislado, sino una evidencia más del deplorable desempeño que ha tenido el actual Consejo General del IEE. En efecto, desde su integración y a lo largo del proceso comicial local del año pasado se advirtieron y documentaron irregularidades y abusos cometidos por ese órgano en detrimento de la equidad, la justicia y la democracia.
Los señalamientos trascendieron el ámbito jurídico y mediático local, y llegaron hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que dictaminó en no pocas ocasiones prácticas anómalas o corrigió determinaciones a todas luces injustas e ilegales de parte del IEE para beneficiar a la coalición de partidos identificada con el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
Pero a pesar de esas sentencias y de los sobrados elementos probatorios sobre esa conducta a todas luces parcial, en Puebla no se procedió contra los consejeros y no son pocos los que han interpretado esa impunidad como una muestra más del cobijo que el mandatario estatal presta a los funcionarios que sirven a sus intereses particulares.