El camino que podría tomar Enrique Agüera Ibáñez una vez que el ambiente político regrese a la normalidad podría ser buscar la presidencia del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como una manera de aprovechar la movilidad de unos 200 mil electores que logró como candidato a la alcaldía de Puebla y que serviría para fortalecer al tricolor de cara a los comicios venideros en los años 2015 y 2018.
Se sabe que es un proyecto que se ha empezado a analizar en el entorno del grupo político del ex rector de la UAP, y que es una posibilidad que no ha sido mal vista en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Una muestra de ello es la presencia que ayer tuvo Ivonne Ortega, la secretaria general del tricolor, quien acudió a una comida que Agüera ofreció –por el rumbo de Valsequillo– a quienes formaron su equipo de trabajo en la pasada campaña electoral.
No se descarta que Agüera pudiera aceptar un cargo administrativo en el gobierno federal, como ser delegado del IMSS en Puebla –aunque ayer se mencionaba que esa posición será para un personaje llamado Juan Carlos Gali Montiel–, pero también ha trascendido que el todavía candidato ha definido que su carrera política no se acaba con la derrota del domingo ni se va a dejar amedrentar.
Una prueba de lo anterior es que ayer logró reunir a unas mil 500 personas, así como a la dirigencia local del PRI, a los candidatos y hasta personajes como Israel Pacheco, el líder del Sindicato del ayuntamiento de Puebla, ante quienes definió varios conceptos claves, tales como:
Que la obtención de 200 mil votos en la capital es una cifra histórica dadas las condiciones en que el PRI hizo una campaña: en desventaja, y que esa suma de sufragios son la base para fortalecer al tricolor de cara a los comicios de 2015 y 2018. Que los priistas de Puebla “no están solos”, ya que la dirigencia nacional del tricolor está dispuesta a fortalecer al partido a nivel local. Y que hoy “somos mucho más, somos nosotros y los que creyeron en nosotros”, en alusión a que se lograron mucho más sufragios de lo que se pensaba obtener al inicio de la campaña.
Lo más significativo de este discurso es que se vio a un Enrique Agüera emotivo, sin mostrar malos signos anímicos de la derrota; y que mantiene un discurso de análisis del reciente proceso electoral y plantea escenarios para el futuro del partido.
Esa actitud rara vez ocurre con candidatos, que pierden una elección importante y prefieren alejarse de los reflectores, de la clase política y de enfrentar el resultado de los comicios.
Y es que sin duda Agüera sabe bien lo que logró, ya que no fue vapuleado, pues Antonio Gali, el candidato de Puebla Unida, le ganó con una diferencia en números cerrados de unos 40 mil votos, lo cual es un signo de debilidad del grupo político del mandatario Rafael Moreno Valle Rosas, que gastó recursos humanos, económicos y materiales como si hubiera sido una elección de gobernador y pese a ello no pudo superar por más de 10 puntos a su principal contrincante.