Viernes, abril 26, 2024

Racismo y goleadas

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Siempre con Ronaldinho como eje noticioso, la semana tuvo un comienzo abrupto, contaminada por el tuíter del exfuncionario queretano Carlos Treviño, secretario de desarrollo social en pasada administración panista. Tan grave como el deleznable contenido del texto de marras es la mentalidad ahí exhibida por dicho miembro de élite de su partido. Pues, ¿qué trato podrá esperar el ciudadano común, que es el que provocó la noche del viernes anterior la sobrecarga vehicular causante del exabrupto del hombre del tuíter? ¿Y en qué posición queda la población en general, a poco que semejante pájaro represente el pensamiento de su agrupación política o parte de ella?

A ese peliagudo asunto hay que sumar, por supuesto, el contenido decididamente racista del mensaje, precautoriamente retirado luego de permanecer varias horas expuesto al público. Un público que, por fortuna, tuvo una reacción de generalizado repudio hacia el insolente escribidor, que se exhibía tal cual llamando “simio” a Dinho, y además enfatizándolo con desprecio infinito en párrafo final de su texto (“…brasileño pero simio”). De ahí el #todossomossimios.

Bonito país. No sé si será casualidad pero, de un tiempo a la fecha, como que ha acentuado su desprecio hacia el mexicano medio la minúscula fracción de población urbana, económicamente satisfecha y en su mayoría de tez clara y pretendida “buena cuna” –sin olvidar colados a dicho grupo cuyo notorio afán es apartarse y distinguirse de la masa municipal y espesa de donde proceden (es decir, la gran mayoría pobretona y mestiza, cuando no indígena e indigente). Esas manifestaciones de insolente desdén hacia el hombre y la mujer del pueblo son tan repudiables como la ofensa lanzada contra el futbolista brasileño de moda, y tendrían que denunciarse y combatirse en consecuencia. Y si no es así será porque en nuestra colonizada (in)cultura, pareciera que la única discriminación racial perceptible solamente puede circular del blanco al negro. Quien medite dos minutos en el tema tendría que reconocer los variados matices de racismo a que la sociedad mexicana se entrega cotidianamente, desde hace siglos y sin necesidad de redes sociales, aunque es muy cierto que éstas ayudan con gran eficacia a multiplicar la ignominia.

Para colmo clasista. Aunque quzá la forma más clara de racismo que opera en nuestro país tenga que ver, más que con las razas humanas, con las diversas clases sociales. Y no entendidas al modo marxista sino al mostrenco, es decir, como desprecio del que se siente parte de la minoría encumbrada por quienes no comparten su fortuna ni estilo de vida –trabajadores, empleados, docentes, barriobajeros, con sus respectivas proles y ramificaciones. Casualmente, el desafortunado mensaje del tal Treviño también va por ahí, pues un insulto directo a la afición queretana: “fenómeno idiotizante” llama al futbol, que al parecer él confina en esas “clases populares” objeto de su ira. Un ejemplo acabado de clasismo de la peor especie.

La cereza en el pastel. Hubo quienes, al rascar en los gustos y aficiones del exfuncionario panista, toparon con un fanático total de los Pittsburgh Steelers, de la NFL. Hasta el punto de tratarse de un viajero frecuente, ávido de emocionarse en vivo con los partidos de sus Acereros, quién sabe si por cuenta del erario queretano. Pero siguiendo la enrevesada lógica del sujeto, resultaría que los de su clase de ningún modo pueden ser presa de fenómeno idiotizante alguno, sino ilustrados seguidores de un deporte a la altura de su privilegiada posición social. Resultaría que el futbol americano entontece, si acaso, a quienes los practican  –véase profusión de estrellas de la NFL abonados a la página roja–, pero jamás a quien alcanza una versión gringa del éxtasis al contemplar sus viriles evoluciones sobre el emparrillado.

Score beisbolero. A propósito de deportes VIP, por poco limpia el América al Bayamón de Puerto Rico. Lo impidió el solitario palo de cuatro esquinas que la novena local registró en la apertura de la segunda entrada, cuando ya soportaba la losa de un 0–6 sin hit ni carrera. Contra lo que el 1–10 final pudiera sugerir, los de Coapa, plagados de juveniles bajo la guía de Luis Gabriel Rey (tres goles en su haber), ejercitaron a conciencia la contención, pues de haber mantenido su ritmo inicial –0–4 estaba el partido antes del primer cuarto de hora– la catástrofe puertorriqueña resultaría inenarrable. Al América le bastará un empate con el Comunicaciones para calificarse, pero por lo pronto  deja ese 110 como un nuevo récord para la Concachampions.

La víspera, el Cruz Azul, que recibía al panameño Chorrillo FC, a punto estuvo de batir otra marca, la de penaltis fallados. Menos mal que Fabián logró clavar el tercero, tras los yerros de Chávez. Poco voraces, los cementeros hubieron de conformarse con un modesto 3–0 que los deja en situación comprometida, pues para calificar tendrían que vencer en su casa al Alajuelense tico.

Copa de Europa. El Real Madrid, campeón reinante, despachó sin contemplaciones (5–1) a los suizos del Basilea, con autogol abridor y democrático reparto de pepinos entre Bale, Cristiano, James y Benzemá (Chicharito jugó 10 minutos). En el mismo G–B, Liverpool rozó la frustración ante un visitante desconocido, el Ludogorets, al que ganó en el descuento y de penal (2–1), previo estreno de lujo a cargo de Balotelli.

Y en el G–A, mientras la Juve doblegaba en casa al Malmö con doble conquista del argentino Tévez (2–0), la sorpresa surgió en Atenas, donde Olympiacos le metió insólito 3–2 al Atlético de Madrid, que con Simeone al frente jamás había recibido tal cueriza (Raúl Jiménez ni a la banca salió). Grupo discreto es en cambio el G–C: Mónaco recibió y venció por la mínima al Leverkusen, y el Zenit de San Petersburgo sorprendió 0–2 al Benfica en Lisboa con dos goles del brasileño Hulk. El G–D tiene por único líder al poderoso Borussia Dortmund, que recibió y superó con claridad al londinense Arsenal (2–0), en tanto Galatasaray y Anderlecht igualaban a uno, en Estambul.

Al día siguiente entró en acción la Roma y en cocción su visitante moscovita CSKA, al que aplicó severo 5–1 para pasar a encabezar de paso el G–E, donde el Bayern de Guardiola, sin convencer, venció al Manchester City con un misil que Jerome Boateng coló por un ángulo en el minuto 90. En esta cuarteta, tres gallos finos buscarán los dos lugares que califican a octavos. En cambio, los gallones del G–F tuvieron un debut muy discreto, pues el Barcelona, en Camp Nou, apenas pudo vencer 1–0 al Apoel de Nicosia, y el PSG se conformó con un 1–1 en el Ajax Arena. Peor la pasó el Chelsea, que de los grandes es el que la tiene más fácil, pero a condición de superar la mediocre presentación que lo llevó a dejarse empatar en casa (1–1) por el Schalke 04; en el otro partido del GG, el Malibor –que recibía– y el Sporting de Lisboa igualaron también a uno, sin pena ni gloria.

Trituradora lusa. Para goleada, la que el Porto sobre el Shakhtar en el estadio Os Dragoes, un 6–0 que trajo consigo el primer triplete del torneo, marcado por el tunecino Brahamini. Los restantes fueron de Jackson Martínez, Adrián y Aboubakar; el sinaloense Héctor Herrera dejó el partido a los 67 bajo una ovación, en reconocimiento a su sorda pero valiosa labor de recuperador–distribuidor incansable. Este Porto es único líder del G–H, luego del 0–0 entre Athletic y Bate en Bilbao.

Chicharito se estrena. En La Coruña, el sábado, Real Madrid destazó al Depor con lujo de crueldad (2–8) y tres cristianazos. Lo interesante es que Javier Hernández entró a falta de 15 minutos y le bastaron tres –del 87 al 90– para dejar impreso su sello goleador en dos ocasiones, el primero de ellos un zurdazo impresionante, perfectamente angulado. El otro “9” azteca, Raúl Jiménez, alineó con el Atlético en el 2–2 con el Celta en el Calderón, tropiezo inesperado para el campeón actual.

Ahí va la Franja. No es lo óptimo empatar en casa con Jaguares, pero al menos, el Puebla rescató un punto mientras caían Veracruz y la U de G, los otros abonados al sótano. De una u otra manera, con el Chelís al timón no ha habido derrota, pese a las serias limitaciones de un plantel al que Cuauhtémoc le está aportando mucho más de lo previsto. También en eso se nota la mano y la encendida labia de Sánchez Solá.

A volar, joven. Ronaldinho empezó su andadura queretana echando a la tribuna un penalti, en la derrota de los Gallos Blancos ante Tigres (0–1, gol de Hérculez Gómez) por la Copa MX.

Mal presagio. O tal vez,  buen anticipo. Cualquiera lo sabe.

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