Viernes, abril 26, 2024

Fuerza Aérea Magisterial (FAM)

Destacamos

Aterrizan cada quincena en el centro laboral

Los ausentes de su salón de clases

Siempre ha existido este problema: Munive

Jugando con un avioncito de papel, el Margarito se siente Orville Wright o Alberto Santos Dumont, considerados como los creadores de la figura de “aviador”, porque fueron los primeros en subirse a una máquina diferente de los globos aerostáticos, los dirigibles, los planeadores y que la historia denominó avión, de ahí el nombre.

La Primera Guerra Mundial fue el mejor y más amplio laboratorio de experimentación para la aviación, porque se convierte en arma del aire, apunta el Tránsito, al recordar al primer aviador, reconocido como tal Manfred von Richthofen, apodado “El Barón Rojo” porque derribó a 80 naves enemigas con diferentes aviones, siendo el más famoso uno pintado de rojo, al que pintaba avioncitos cada que derribaba un enemigo.

No queriendo quedarse atrás, el Jicoténcal destaca que para detener el avance de los aliados, durante la Segunda Guerra Mundial los aviones japoneses fueron cargados con bombas de 250 kilogramos y utilizados como armas estrellándolos contra las naves norteamericanas en Pearl Harbor, por lo que los aviadores nipones fueron nombrados kamikazes (viento divino).

Los aviadores en Tlaxcala

En Tlaxcala cuando nos referimos a los aviadores no es a este tipo de aviadores, apunta la Sábila, sino a las personas que por ser parientes, amigos o compadres de algún personaje de la vida pública –regidor, presidente municipal, diputado local, diputado federal, senador, gobernador, rector, etc.– son inscritos en las nóminas como trabajadores, pero nunca se presentan al centro de trabajo y sólo aterrizan cada quincena a cobrar su cheque.

Deberíamos reconocer –acota la Malinche– que son una especie de kamikazes porque cada 15 días se arman de valor para dejarse caer en contra de la nómina y cada cheque que cobran se convierte en un triunfo que les permite pintarles avioncitos a los que trabajan y  hacen berrinche viendo como aterrizan y vuelven a elevarse del aeropuerto burocrático.

A ese tipo de aviadores se refiere el newsletter de agosto de México titulado: “Censo educativo. Radiografía del dispendio presupuestal”, afirma el Margarito, quien agrega que en este mapita a Tlaxcala se le ubican 161 comisionados, 433 aviadores, 771 jubilados, renunciados y fallecidos, 3 mil 158 trabajan en centro distinto a la plaza asignada, tres se negaron a contestar, mil 329 estaban ausentes cuando se levantó el censo y seis andan perdidos.

¡Momento!, grita el Tránsito, no se hagan bolas, como dicen los abogansters, hay que distinguir donde la ley no distingue, no es lo mismo aviador que comisionado, según apunta el papel ese al que se están refiriendo, más claro que el agua del río Zahuapan: hay 161 comisionados y 433 aviadores.

¿Qué es un comisionado?, se pregunta el Margarito.

Con su gran sabiduría, la Sábila le explica que la figura de “comisionado” nace dentro del básquetbol norteamericano en 1919 a partir de la controversia que se suscita cuando ocho jugadores de los Medias Blancas de Chicago juegan para perder intencionalmente contra los Rojos de Cincinnati, por lo que los propios dueños de los equipos designan a una persona de “reputación incuestionable” para que “dicte decisiones independientes, arbitrarias e inconsultas.”

Eso quiere decir, según el Margarito, que los comisionados son personas con conocimientos, experiencia y sobre todo “reputación” en un campo de actuación, por lo que se le otorga una tarea: resolver un problema tomando las decisiones que considere pertinentes, no son electos sino designados por una autoridad, de ahí la existencia del comisionado de las Naciones Unidas, del comisionado Nacional de Seguridad o del comisionado para la Seguridad y el Desarrollo para el estado de Michoacán.

Los comisionados que recogían cheques

Están tontos o qué, grita la Xóchil, quien explica que en el magisterio ese nombre comenzó a utilizarse para distinguir a uno de los maestros que estando en una escuela, era enviado a recoger los cheques de la Federación de todos los maestros de esa escuela, cambiarlos en el banco y regresar para entregar el efectivo correspondiente a cada uno de sus compañeros, por lo que le daban una comisión de 5 o 10 pesos.

Eso significa, queridos compañeros, que debemos hacer la diferencia entre aviadores y comisionados, demanda el Tránsito, que anda encamionado porque los escritores no terminan de estigmatizar a Tlaxcala,  en el cine con el Mil Usos, en la televisión con el lince “el animal más ponzoñoso de Tlaxcala”, y ahora en la novela del Águila y el Gusano, donde el gusano resulta ser un lugar de Tlaxcala.

El Jicoténcal agarra el tumbaburros y muestra que la palabra aviador tiene siete significados: 1. Dicho de una persona: Que gobierna un aparato de aviación, especialmente si está provista de licencia para ello. 2. Persona que tiene una sinecura. 3. Individuo que presta servicio en la aviación militar. 4. Que avía, dispone o prepara algo. 5. Barrena que usan los calafates. 6. Hombre que costea labores de minas y 7. Prestamista de dinero o efectos a labradores, ganaderos o mineros; en tanto que comisionado solo dos: 1. Encargado de una comisión. 2. Encargado por la Hacienda de ejecutar los apremios. Y comisión tiene cinco: 1. Acción de cometer. 2. Orden y facultad que alguien da por escrito a otra persona para que ejecute algún encargo o entienda en algún negocio. 3. Encargo que alguien da a otra persona para que haga algo. 4. Conjunto de personas encargadas por la ley, o por una corporación o autoridad, de ejercer unas determinadas competencias permanentes o entender en algún asunto específico y 5. Porcentaje que percibe un agente sobre el producto de una venta o negocio.

Luego entonces, con una mueca que muestra disgusto, el Margarito concluye que en México y en Tlaxcala el aviador es la persona que sin presentarse a su centro de trabajo cobra sin trabajar, en tanto que comisionado es el maestro habilitado para recoger y cobrar los cheques de algunos profesores para entregarles “efectivo”, por lo que no corresponde a ninguna de las figuras que han descrito líneas arriba.

Te equivocas, te equivocas, le reprocha la Malinche, en Tlaxcala no hay comisionados y aviadores, aunque el secretario de Educación Pública, Tomás Munive declara una y otra vez que en Tlaxcala no hay aviadores, sino comisionados. Olvida que al volver como secretario de Educación Pública en 2011 y presentar su primer balance de cómo le entregaron el changarro, declara: “aviadores siempre han existido en el sector educativo”.

El Jicoténcal dice que hay que dejarse de especulaciones y chismes, porque hasta parecen dirigentes del PAN dejando el hueso, como el Perro Glotón, mejor vamos a la información y se pesca de la página: http://www.septlaxcala.gob.mx/faeb/2do_trimestre14/B29-01-2T2014.pdf, en donde se apunta que efectivamente existen 100 comisionados: 34 mujeres y 66 hombres. ¡Hasta en eso hay discriminación de género!

La Sábila le arrebata la tableta y expresa: no les parece muy sospechoso que entre los comisionados se encuentren nombres como los de Rubén Nájera Pulido, Félix Pérez Amador, Francisco González Mena o Enrique Reyes Rueda, no vaya a ser que ni siquiera se trate de comisionados sino de fantasmas, porque esos ya están jubilados.

Eso no es nada, apura la Malinche, en la lista oficial de los comisionados se encuentran también nombres como los del ex diputado local y ex aspirante a la presidencia municipal de Apizaco, Justo Lozano Tovar y el del ex presidente de la Comisión de Acceso a la Información, Miguel Carro Aguirre, ¿aviadores o comisionados?

En la “Radiografía del dispendio presupuestal”, recuerda la Xóchil, se registra la existencia de mil 329 profesores que se encontraban ausentes en el momento en que se realizó el censo, ha de ser porque estaban de comisión, aunque pudiera ser que entre estos se encuentren los que tienen “licencia para atender asuntos particulares sin sueldo”, como María del Rocío Portillo Cuateta y Azareth de la Rosa Flores, o los 13 jubilados que son 10.

Es de llamar la atención la forma en que se contabiliza al personal de la Secretaría de Educación Pública, según interpreta la Sábila. Si un maestro tiene dos plazas se contabiliza como dos trabajadores, pero hay quienes llegan a poseer hasta ocho plazas por horas, lo que hace que en términos reales el número de maestros es mucho menor de lo que se informa en el censo.

Por ejemplo, los que se catalogan en el “Formato: Trabajadores Ocupando Plazas que Superan el Número de Horas de Compatibilidad Autorizadas” y que buena parte de ellos están “por reubicar”, los cuales puede que no sean aviadores, ni comisionados, sino filibusteros, bucaneros o corsarios.

En fin, que la Fuerza Aérea Magisterial (FAM) es significativa en Tlaxcala, lo que permite observar que de acuerdo con el modelo de educación básica tienen las competencias suficientes para desarrollarse una industria del aire, como se está haciendo en Querétaro.

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