Viernes, abril 26, 2024

Que la vida es un carnaval

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Cuando la camada de los Charros  hace su aparición se escucha el griterío, no sólo porque llevan una vestimenta de lux, sino porque uno de ellos se planta frente al público y muestra sus botines, pantalón, chaleco y corbata de color negro
Cuando la camada de los Charros hace su aparición se escucha el griterío, no sólo porque llevan una vestimenta de lux, sino porque uno de ellos se planta frente al público y muestra sus botines, pantalón, chaleco y corbata de color negro

No vinieron al derecho de réplica

El baile de la Culebra en el carnaval

Las cintas, una mezcla de colores

Como escribe Xochitiotzin, “escribir me resulta difícil, más al evocar el carnaval de mi tierra natal, bullen atropelladamente en mi memoria las figuras de los danzantes y las anécdotas que, con esta fiesta, viene a relación y toman nueva vida al conjuro maravilloso del recuerdo”.

Los integrantes de la familia mestiza estaban emocionados porque harían historia, ya que estarían en el  desfile del desagravio. Los de Discovery Channel han hecho mucho daño a Tlaxcala con el video  “Trata de mujeres: de Tenancingo a Nueva York” que produjo Irune Ariztoy  y en el que se afirma que “las jóvenes son de todas partes del país, pero los proxenetas son de una sola ciudad: Tenancingo, epicentro del negocio de la trata de mujeres.” Y además se asegura que el carnaval se usa para la trata ¿De qué se trata?

Para “resarcir la imagen de Tlaxcala” y del carnaval, el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC) anunció “algunos cambios en la estructuración del programa de actividades, pues ahora en el desfile de inauguración no participará el sector educativo, sino que será protagonizado por alrededor de 265 camadas de diversas comunidades de la entidad, a fin de mostrar el arraigo y la tradición de esta festividad en Tlaxcala.”

Los del ITC informaron que el gobierno solicitó el derecho de réplica de ese documental “y estamos en espera de que nos confirmen si vienen a presenciar el desfile”, pero nunca llegaron los kool aid (culei), por lo que se perdieron de ver que las camadas tienen historia, tienen cohesión de grupo y resguardan “las características del vestuario tradicional y la música, y la propia autoridad que las va avalar.”

La camada de los Charros

Cuando la camada de los Charros  hace su aparición se escucha el griterío, no sólo porque llevan una vestimenta de lux, sino porque uno de ellos se planta frente al público y muestra sus botines, pantalón, chaleco y corbata negros, camisa blanca, manto bordado con diferentes motivos con hilos de colores brillantes, cuajados de chaquira y lentejuela, paliacate o mascada y guantes de piel.

El tocado es un sombrero forrado de terciopelo negro con plumas que va sostenido por un macetón o base de madera donde se ensartan alrededor de 70 plumas de avestruz de un solo color o de diferentes a manera de sombrilla. En la parte posterior, el sombrero tiene un espejo pequeño de donde penden listones de colores. En las pantorrillas llevan unos protectores (polainas o chaparreras) de carnaza de cuero sobre el pantalón y un chicote de ixtle llamado cuarta.

Para que los de Discovery Channel no anden diciendo lo que no es, ahora los huehues no llevan máscara y pueden identificarse los y las bailarinas. La camada de los Charros de Tlaxcala está integrada, entre otros, por Beatriz Paredes, Toño Álvarez, Alfonso Sánchez, Héctor Ortiz,  Tulio Hernández, Ubaldo Velasco, Jesús  Fragoso, Roberto Romano, Tomás Munive, Sergio González, Salvador Domínguez, Joaquín Cisneros, Martha Palafox, Rosalía Peredo y Perla López.

El primer y único baile es el de la Culebra. Cada una de las camadas representaba un gabinete y se ve que se tienen algo de resentimiento porque el combate es violento. Las cuartas vuelan entre las pantorrillas y más de uno de ellos sale corriendo, lo que hace que el público grite: ¡No es la danza de los viejitos! Lo que enardeció a quienes se quedan y optan por dejar de bailar y contar la historia de que “el látigo representa a la culebra, símbolo del rayo y del trueno.”

La segunda camada llama la atención porque la mayoría de las danzantes son mujeres, ahí están Anabell Ávalos, Lorena Cuéllar, Adriana Dávila, Minerva Hernández, Leonor Romero, Aurora Aguilar, Guadalupe Sánchez, Adriana Moreno, Gisela Santacruz, Guadalupe Rodríguez, Maricarmen Ramírez, Linda Munive, Silvia Olivares, Alejandra Roldán, Oralia López, Juana Cruz, Cecilia Sampedro y Evangelina Paredes.

La vestimenta es menos elegante: falda con listones de colores y/o camisa de otro color y/o chaquetín de traje negro, un sombrero de palma adornado con flores de papel de china y tiras del mismo material que penden del sombrero hacia la espalda. Algunas usan medias de  color carne, chamarra de corte vaquero o tamaulipeca, zapatos de los llamados aceitados, calceta de  múltiples rayas, como una forma de contribución al concepto de “ida y vuelta”, a lo que ellas llaman tubos y sobre de ellos unos cuchillos de cocina.

Comienzan con un zapateado de planta derecha, punta de pie izquierdo y rematan con la planta derecha, mientras faldean con ambas manos  llevándola al nivel de la cabeza a la parte de atrás. Luego toman los cuchillos, uno en cada mano, la mano derecha toma el cuchillo de la parte de abajo y la mano izquierda de la parte de arriba. Dan tres golpes y luego otro golpe con los cuchillos, en tanto levantan la pierna derecha regresan juntas por la parte de enfrente y luego pierna izquierda, regresan, pegan y llevan los cuchillos hacia atrás dando otro golpe y siguen con el paso.

Las mujeres de mediana edad hacen todo el esfuerzo por aparecer fuertes y decididas, sin embargo, les gana la condición y desfallecen, lo que hace que el público se meta con ellas y les digan: ¡Por eso se quedan a la mitad del camino! ¡Son buenas candidatas! ¡Las  esperamos en la  próxima elección!, lo que determina que el director del ITC intervenga y les diga: “Estén tranquilos y así hay que llevársela suave, no ven que no vinieron los de Discovery Channel pero estamos grabando para Televisión de Tlaxcala y se los vamos a enviar para que lo pasen en la televisión gringa. Les pido una muestra de civilidad”.

Los Catrines saltan a escena con gritos

La voz es acallada por los gritos de Los Catrines, quienes visten pantalón y camisa blanca bordados con grecas; la cabeza cubierta con un gran chal blanco y un sombrero de petate, a modo de chambergo (“Se dice de ciertas prendas del uniforme del regimiento creado en Madrid durante la menor edad de Carlos II para su guardia. Casaca chamberga.). Con un racimo de grandes plumas de colores y castañuelas rememorando lo hispano. Las mujeres utilizan trajes de época, largos, amplios y en colores pastel, con un peinado recogido en la parte alta de la cabeza y un pequeño sombrero con plumas.

Esta camada la integran: Sinahí Parra, Humberto Macías, Ángelo Gutiérrez, Lourdes Huerta, Julio Álvarez, Santiago Sesín, Julio Hernández, Ricardo García, Marco Mena, Jonatan Bretón, Eréndira Jiménez, Anabel Alvarado, Mariano González y Albino Mendieta, entre otros. Se ve que les encanta la danza y más de uno quiere llevarse al baile a sus compañeros. Deciden ejecutar la danza de Las Cintas porque juegan con todos los colores.

Se forman alrededor de un palo con la idea de trenzar las cintas, un grupo avanza por el círculo en una dirección y los del otro grupo en dirección opuesta. Cada bailarín, al encontrarse con los que vienen en dirección contraria, les dan el  paso, primero por su lado derecho y al siguiente por el izquierdo. Cuando ha terminado el tejido, empiezan en sentido contrario para desarmarlo.

Como les sale bien a la primera se emocionan y repiten otra danza, ahora La Canasta, cada bailarín tiene como compañero al que sigue y se colocan frente a frente. Una pareja lleva cintas negras y la otra blancas (seis en total, tres y tres). Los dos compañeros cambian de sitio siempre por la derecha y retornan a sus lugares. Sin interrumpir la marcha, cada bailarín hace exactamente lo mismo por la izquierda, pero no con su compañero, sino con el compañero de la pareja que tiene a su espalda (uno con cinta negra, cambia con uno con cinta blanca). Vuelto a su sitio cada uno hace otra vez la vuelta del comienzo con su compañero y después con el vecino, y así hasta el fin.

Uno de ellos dice: así le hubiéramos hecho desde el principio y no nos hubiéramos metido en tantos líos con lo de las comisiones. Probemos hacer un remolino, dice uno de ellos: se forman dos círculos, uno exterior, de hombres y otro interior de mujeres; los hombres miran en el sentido de vuelta de las manecillas del reloj y toman la cinta con la mano izquierda, las mujeres miran en el otro sentido sosteniendo la cinta con la mano derecha. Para deshacer el tejido los bailarines cambian de frente, pasan la cinta a la otra mano y giran en sentido opuesto al anterior.

El público se emociona porque por primera vez ve en Tlaxcala el verdadero rostro del carnaval, les vale que no haigan venido los de Discovery Channel y una vez que pasan las camadas saltan a la calle para incorporarse a la alegría de mover el cuerpo y darle gusto a la carne que la vida es una carnaval.

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