Es posible que haya un aumento de embarazos no planeados ni deseados como efecto colateral de la pandemia en México y el mundo. Según Sr. Aire Hoekman, representante para México, Cuba y República Dominicana del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), se estima que “si las restricciones se prolongan seis meses más: 47 millones de mujeres en países de ingresos medios y bajos podrían no tener acceso a anticonceptivos modernos, lo cual se traduciría en 7 millones de embarazos no planeados”.
La estimación para América Latina y El Caribe se agudiza cuando se calcula que “17 millones de mujeres no usarán anticonceptivos, entre las razones se encuentran que más de 13 millones tendrán dificultades para obtenerlos [anticoceptivos] en los servicios públicos de salud y 4 millones por imposibilidad de pagarlos en las farmacias privadas” (Hoekman, julio, 2020).
Sin duda es una arista de la pandemia que poco hemos estudiando, pues el confinamiento, la escasez de dinero en los bolsillos y la orientación en la prioridades de la atención al Covid–19 del sector público son factores que inciden en que haya el crecimiento antes descrito y sus consecuencias son previsibles, ya que la mayoría de las mujeres se ubican en ingresos medios y bajos, por ende es posible que la llegada de un hijo sea en condiciones de alta vulnerabilidad, tal como lo demuestran estudios sobre pobreza, nutrición, marginación y desigualdad que coinciden que la maternidad en esas condiciones será cuesta arriba para una alimentación sana, una buena educación y un mejor acceso a una buena calidad y bienestar de vida. A ello habría que agregar la condición de empleo. Es casi seguro que varías de las mujeres embarazadas estén en la economía informal, desempleadas y/o sin ingresos, lo que traerá más dificultades ante un escenario de incertidumbre en materia económica. El estudio no presenta datos sobre si la mujer estará acompañada de su respectiva pareja; los estudios sobre embarazos no deseados, por ejemplo, en adolescentes, demuestran el abandono del joven ante un escenario de ese tipo, generalmente se ausentan de forma definitiva.
Para el caso de México, los datos tampoco son halagüeños, según los datos del UNFPA, “880 mil mujeres discontinuarán el uso de MA [métodos anticonceptivos] modernos de corta duración, por lo tanto se estima que ocurran: 114 mil 600 embarazos no planeados, 57 mil 700 abortos, 200 muertes maternas, 2 mil 600 muertes neonatales”, es decir, el escenario esperado es alarmante sobre todo por las condiciones económicas derivado de la crisis sanitaria y económica, pero más alarmante es que posiblemente cientos de los embarazos estén asociados a abuso sexual y violación, pues los datos de los reportes al 911 muestran un aumento significativo de “acoso sexual (66.7 por ciento), abuso sexual (28.2 por ciento), violación (15.8 por ciento) y violencia familiar (14.6 por ciento)” (Hoekman, julio, 2020).
Ante este escenario, el gobierno ha tratado de mantener los programas de planificación familiar y de apoyo a adolescentes, entre otros, pero según lo reportado por el propio Consejo Nacional de Población (Conapo) el confinamiento ha incidido en una disminución importante de personas que demandan servicios, entre ellos los referidos a educación sexual y reproductiva.
El problema es serio sobre todo por los efectos sociales y familiares que conlleva tener hijos no deseados, este efecto colateral poco visible debe estar en la agenda pública y en las mesas privadas, sería pertinente que se sumen esfuerzos para disminuir el número de casos, abrir varios frentes para que no sea la falta de dinero o el miedo a salir al sector salud el que limite el uso de métodos de anticoncepción. Si bien es importante mantener el confinamiento, éste no debería ser razón suficiente para abandonar su uso, porque están en riesgo los proyectos de vida de las mujeres y se pondrá en total incertidumbre el futuro de niños y niñas que desde su gestación son rechazados por la madre, los propios datos muestran que el rechazo ha llevado a un crecimiento de los abortos, es muy probable que éstos se hagan como en antaño con prácticas insalubres, en la clandestinidad con los peligros que se asocian a la muerte de la practicante, no se está en contra de la práctica del aborto, pero regresar a la clandestinidad debe ser cuestionado, visibilizado porque ahí también puede crecer la mortalidad femenina.
Es muy temprano para realizar un estudio sobre los niños de la pandemia, tal como ocurrió con los niños de la crisis del Crack del 29, sería valioso saber con el tiempo qué fue de ellos, pero por ahora no hay mucho que celebrar en materia de anticoncepción, menos aún la llegada de hijos no deseados. Efecto colateral de la pandemia.
Entre tanto, la reunión entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores mostrará que los gallitos se reconvertirán en pollitos desplumados ante la figura presidencial. Mientras el Consejo de la Judicatura rechazó nuevamente la adquisición de camionetas blindadas para los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como diría el maestro Bátiz, si no les gusta que renuncien, empezando por el magistrado electoral José Luis Vargas Valdez, quien hizo rabieta porque no se le compró juguete nuevo, de mártires no tienen nada… En Tlaxcala, los estudios demoscópicos pronostican que la gubernatura y el municipio de Tlaxcala se convertirán de color Morena, salvo que ocurra una tragedia. Ver para creer.