Viernes, abril 26, 2024

Glockner: la reapertura del Museo Internacional del Barroco corta el cordón umbilical con el pasado

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En un acto simbólico como simbólicos son la lucha libre o la máscara en la cultura mexicana, el sábado 26 de octubre fue reinaugurado el Museo Internacional del Barroco (MIB) con una intención: el cortar el cordón umbilical con el pasado, como señaló el secretario de Cultura, Julio Glockner Rossainz, en referencia que es necesario cortar, de tajo, el sentido que la administración morenovallista le dio a este recinto.

En el acto, que no tuvo lo acartonado que suele tener la inauguración de una exposición, luchadores, visitantes y funcionarios públicos compartieron el mismo espacio para contemplar la exposición Nuevos ritos. Santos, duelos y divinidades que integra 34 óleos, grabados y obras en técnicas mixtas en pequeño y mediano formato de Mauro Terán, pintor egresado de La Esmeralda, dueño de un estilo que él mismo ubica en la cultura popular y que refleja su conocimiento sobre la academia y la pintura clásica.

Ahí, el titular de la SC, Julio Glockner refirió que tras descubrir la obra de Terán a través de su amigo Enrique Soto y la revista Elementos, todavía como secretario de Cultura en San Andrés Cholula, supo que habría que rescatar su trabajo.

De paso, dijo que con esta apertura se daba nueva vida al MIB. “Estamos reinaugurando de manera funcional el museo pues vamos a diversificar su oferta artística. El estilo quisquilloso se quedó afuera, somos gente libre, liberal, hemos visto mucho, todo eso libera y saca cartones que te atoran la lengua y te vuelven autoritario, nada de eso cabe en el equipo”.

Luego, en entrevista, adelantó la visita de Michelangelo Pistoletto, un artista, teórico e importante representante del arte povera italiano, que vendrá a Puebla los días 13 y 14 de noviembre por invitación del también artista Raymundo Sesma en un diálogo con Jorge Juanes, teórico del arte.

Destaca que Anahí Acevedo Rodríguez, encargada del despacho del MIB, señaló que el museo redefine su camino hacia una nueva vocación que es respuesta a la complejidad del entorno sociocultural. Lo que se busca es que sea una entidad participativa e incluyente que actúe en correspondencia a las necesidades y fenómenos que vive su sociedad.

Indicó que lo que se busca es hacer un centro de arte y cultura contemporáneo para ser un centro que no solo exhiba y fomente la producción artística contemporánea, o de lugar a las diferentes manifestaciones culturales, sino que ponga de manifiesto el pensar las relaciones entre hombres y mujeres, entre sí y con la naturaleza.

A diferencia de aquel febrero de 2016, cuando Rafael Moreno Valle Rosas –el entonces gobernador acaecido el 24 de diciembre de 2018 en un accidente aéreo–, inauguró el recinto en medio de una solemnidad oficial, esta vez la inauguración culminó adentro del edificio construido por el arquitecto Toyo Ito con un acto gourmet y popular: la repartición de cemitas al estilo lucha libre mexicana de lunes por la noche.

Mientras, afuera, unas carpas blancas cubrieron un pequeño ring en el que se suscitaría, una vez más, aquella batalla que ocurre en toda lucha libre mexicana: el enfrentamiento del bien contra el mal, esta vez contra el bullying o por la paridad de género.

Volteretas, patadas en el pecho, saltos desde la tercera cuerda, enfrentamientos de palabra con el público, chiflidos, cornetazos, venta de más cemitas y máscaras de luchadores imaginados por los vendedores, se mezclaron en los diferentes enfrentamientos que llamó a centenas de visitantes a reunirse en este recinto.

El acto en general que se prolongó durante la tarde incluyó una apuesta: el convertir al MIB en un centro de arte y cultura contemporáneo abierto a la población, despojado del –nunca negado– perfil elitista, porque al final “las luchas no temen a las normas del buen gusto o del decoro”, como apunto Ernesto Cortés, titular del organismo Museos Puebla.

Un tutifruti del ser mexicano

En la obra de Mauro Terán aparecen lo mismo Joaquín Pardavé que Pedro Infante, o Frida Kahlo ungida a la manera de un virgen que en su seno carga a un pequeño Diego Rivera. En otros cuadros, luchadores son representados a la Rubens o a la Rafael, mientras que divas como María Félix posan con luchadores como Pierrot, el Dr. O’ Gorman o El mil máscaras.

En unos más, la clásica Venus aparece rodeada no por ángeles sino por una cohorte que más que celestial se compone de hombres rudos y enmascarados. Al final, Adanes y Evas son envueltos por catrinas y otro tanto de elementos bizarros e históricos. “Es un tutifruti para que la gente se identifique, sino con Pancho Villa, sí con Frida Kahlo”, señaló Terán.

Durante una entrevista previa a su apertura, el artista señaló que su obra está saturada de imágenes y temáticas que se inserta en el MIB. En ella se dan cita la historia de México y la universal, los símbolos de empresarios y creativos mexicanos, el arte clásico, la cultura pop y la farándula de la época del cine de oro y contemporáneos.

“La obra que presento empata con la idea de que la gente de Puebla se traslade del centro al lugar para ver lo que hay en el museo y el dinamismo que habrá en él”, sostuvo.

Para el director de Museos Puebla, Ernesto Cortés, señaló que la obra pictórica de Mauro Terán y la lucha libre, un tópico recurrente en su obra, tiene que ver con lo dicho por el cronista y escritos Carlos Monsiváis: vuela a puntapiés sobre el imaginario colectivo, identificándose e insertándose.

“Mauro Terán logra evocar con empatía esa particularidad estética de la lucha libre que lleva al plano pictórico con otros motivos relativos al espectáculo de la mexicanidad”, expuso el funcionario estatal.

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