Jueves, abril 25, 2024

Publican un libro intimista sobre los azulejos de talavera que revisten a Puebla

Destacamos

Un catálogo de los múltiples diseños de azulejos de talavera que revisten el Centro Histórico de Puebla y de paso una celebración documental del reconocimiento binacional como Patrimonio Cultural Inmaterial a los Procesos artesanales para la elaboración de la Talavera de Puebla y Tlaxcala, de México, y la cerámica de Talavera de la Reina y el Puente de Arzobispo, de España.  

En ello, reside la publicación Azulejos de Puebla, diseños de una manufactura patrimonial editado por la Secretaría de Cultura a propósito del reconocimiento otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), en diciembre de 2019. 

En sus casi 250 páginas, en una cuidada e ilustrada edición, el libro se presenta como un “texto intimista” sobre la talavera poblana. “(Es) intimista porque hemos registrado el proceso desde la privacidad del alfar de don César Torres, maestro que encarna uno de los linajes loceros de Puebla, quien nos describe la fabricación de esta cerámica como una actividad aprendida y enseñada en el hogar”, escriben Jenny Nava Díaz y José Viveros Mendoza, en la introducción del texto. 

Señalan que como parte de las medidas de salvaguarda en el oficio, el libro pone al descubierto “la estrecha relación entre el objeto perdurable y los efímeros actores que, con devoto amor, transmiten su saber hacer para darle continuidad en el tiempo a la vocación creativa de un proceso artesanal que resiste los embates de la comercialización desleal y el ímpetu de la moda”. 

Continúan que la “obra es también íntima” porque la selección de azulejos para el que apuntan será un primer volumen, “se restringe al corazón de la ciudad”, al Centro Histórico, también reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad. 

Destacan que el volumen inicia “con una muestra de imágenes inéditas de nomenclaturas de calles antiguas que forman parte del acervo del Museo de arte popular ex convento de Santa Rosa”. 

Los investigadores señalan que el libro continúa con el artículo de César Torres que da paso al primer repertorio de imágenes: azulejos individuales procedentes en su mayoría de la colección del Museo José Luis Bello y González, del Museo Regional Casa del Alfeñique, de la Biblioteca Palafoxiana y del Museo Regional de la Revolución Mexicana. 

El texto continúa con la colaboración de Arnulfo Allende en la que describe “el arribo y la evolución de la loza blanca en Puebla, mostrando que los procesos técnicos de producción van de la mano de los estilos artísticos en uso durante las diferentes épocas, describiendo restricciones para el uso de colores y diseños que luego se abren a la diversidad de formas que permite la talavera, sin dejar de mencionar los altibajos de la empresa”. 

Nava Díaz y Viveros Mendoza apuntan que tras esta aportación se incluye el segundo repertorio de imágenes de azulejos contiguos, la mayoría de ellos resguardados en el patio y la cocina del Museo ex convento de Santa Rosa, y en la cúpula de la iglesia que otrora perteneció al convento. Se incluyen también ejemplos de tableros que fueron seleccionados de diversos edificios del Centro Histórico. 

Refieren que la selección de imágenes, a cargo del propio José Viveros, “ofrece a artistas, investigadores de arte y artesanos una gran variedad de diseños utilizados en la elaboración de azulejos de talavera”. 

Esta organizado, precisan, a manera de catálogo en dos categorías generales: azulejos individuales y azulejos contiguos. Los primeros son aquellos en los que la imagen o diseño principal es una unidad, es decir, ya sea que estén solos o en conjunto, la imagen se explica por sí misma. Los otros, en cambio, son aquellos que al juntarse forman composiciones amplias y repetitivas; de esta, se distinguen cuatro tipos de arreglos: contiguos con una figura central, contiguos cenefas, contiguos tapices y tableros o paneles. 

Cierran la introducción al decir que “Puebla es un lugar lleno de azulejos, formas y colores que deslumbran”, por lo que con el libro quieren hacer “extensivo ese brillo” a la parte inmaterial, los conocimientos, las técnicas, los espacios y los actores que al crearla y recrearla, pues “infunden un sentimiento de identidad y continuidad que aviva el respeto a la diversidad cultural y a la capacidad humana creativa”. 

Destaca que la talavera es la primera artesanal mexicana inscrita en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la primera inscripción binacional de México y la primera manifestación transcontinental de América Latina. 

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