“Hemos agotado todos los recursos que la ley y el patriotismo nos indicaba para salvar nuestras instituciones y aún la Patria (;) no tenemos más recurso que arrebatar por la fuerza al general Día el odioso poder (,) que con astucia y mala fe se ha apoderado (…) sabré luchas por la República y sabré poner en práctica el ejemplo de los héroes que nos legaron independencia y libertad (,) sabré luchar como ellos (y) por lo mismo sabré encontrar una muerte gloriosa al lado vuestro defendiendo la democracia (…)”, escribió Aquiles Serdán en una carta encontrada entre su ropa, luego de su asesinato ocurrido hace casi 113 años.
En ella, se dejan ver el pensamiento y la convicción de un personaje central en la historia de Puebla y del país, por el papel inicial que tuvo, junto a su familia, en el movimiento revolucionario de 1910. Por tanto, a manera de homenaje, el Museo Regional de la Revolución Mexicana Casa de los Hermanos Serdán exhibe la muestra Las armas del héroe a 145 años del natalicio de Aquiles Serdán Alatriste.
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En ella, puede verse la trascendencia de Aquiles Serdán a través de diversos testimonios gráficos, documentales y artísticos, los cuales no sólo lo reconocen a él, sino a su familia y las ideas políticas a las que fueron cercanos, difundidas en el club Luz y progreso de Puebla, en donde se discutían las corrientes de pensamiento críticas sobre el clima político de la segunda mitad del siglo XIX, cuando anarquismo, socialismo y liberalismo resonaban entre pensadores.
En ese sentido, en la exposición pueden verse ejemplos de los periódicos, las revistas, las caricaturas y panfletos que circulaban y contenían las narrativas políticas y culturales de la época, como El Hijo del Ahuizote y Regeneración, éste último de los hermanos Flores Magón, así como la Revista mensual de arte de la comunidad estudiantil del Colegio del Estado. De paso, aparece la obra de artistas como el pintor Faustino Salazar, Víctor González, Martín Gutiérrez y Salvador Ortega, además de grabadores del Taller de la Gráfica Popular y el muralista Arnold Belkin.
Aquiles Serdán, como se da cuenta en la exposición, nació en la llamada Casa de los Picos, hoy avenida 2 Poniente número 314, el 2 de noviembre de 1877. Sus padres fueron Manuel Serdán Guanes y María del Carmen Alatriste Conrrada, quien fuera hija del general Miguel Cástulo Alatriste Castro, participante activo en la Guerra de Reforma, en la Intervención estadunidense y francesa, así como jefe del departamento y gobernador del estado de Puebla.
Aquiles tuvo tres hermanos que serán sus compañeros de lucha: Carmen (1873), Natalia (1875) y Máximo (187). Su educación básica fue en el colegio Anglofrancés, aunque no han sido localizadas evidencias de la formación profesional de él y su hermano, no obstante se presume estudiaron en el Colegio del estado alguna de las profesiones “libres”: abogacía, administración o contaduría.
Luego, se dedicaron a la manufactura y comercio de calzado en La Giralda, negocio de su propiedad situado en la Segunda calle de Santo Domingo número 10, hoy la calle 5 de Mayo, entre 6 y 8 Poniente, a una cuadra de la casa familia.
La vida en el hogar de los Serdán Alatriste, se apunta, transcurría sin sobresaltos, no obstante permanecían atentos a la realidad social y política de la ciudad por lo que acudieron al llamado de Francisco I. Madero cuyas ideas planteadas en el libro La sucesión presidencia, de 1910 provocaban revuelo al cuestionar las diferencias sociales y económicas acarreadas por la prolongada permanencia en el poder de Porfirio Díaz, que llevaban al país al borde de cambio revolucionario.
Sus primeras noticias de la realidad social, se afirma en los textos de sala, provinieron de su madre y su abuela que le contaban las hazañas de su abuelo Miguel y del pensamiento de su padre Manuel. “Ese patrimonio fortalece la personalidad del hombre de su tiempo que luchó con las armas de la razón, la conciencia política y el compromiso ideológico para revolucionar la vida mexicana que le correspondió asumir hasta sus consecuencias extremas”. Ello, porque los Serdán sufrirían un violento asalto policiaco a la casa en los días 18, 19 y 20 de noviembre de 1910, en el que fallecieron Aquiles, Máximo y varios de los antirreeleccionistas poblanos.
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Como escribió Francisco I. Madero el 14 de julio de 1911, Aquiles Serdán “es un hombre del cual no solamente Puebla se enorgullece, sino que la nación mexicana entera, porque es para la nación una de las gloriosas de la guerra que acaba de pasar. Ojalá y hubiese sobrevivido. Estaría con nosotros en estos momentos cantando el triunfo; la lucha hubiera sido más pronta, porque como un héroe del tamaño de Serdán en el sur, el movimiento hubiese estallado con más prontitud y vigor, hubiese tenido más importancia y más pronto hubiese caído el dictador bajo los golpes del pueblo mexicano”.