En la llamada “Ciudad Modelo”, de San José Chiapa, donde se llevará a cabo el último informe de Rafael Moreno Valle Rosas como gobernador de Puebla, hasta las fachadas de los edificios en obra negra han sido adornados con el nombre del mandatario estatal.
No solo eso: la proyección de la imagen del mandatario estatal por toda la zona ha llegado a detalles de extravagancia: un grupo de jóvenes edecanes que arribó esta mañana para recibir a los invitados, fue dotado de mascadas impresas con las grecas blancas y azules que semejan azulejos y son también parte del decorado de casi toda obra emblemática del morenovallismo.
Las lonas con letreros enormes del eslogan oficial del evento: “El Cambio es Posible, Moreno Valle”, no sólo han sido colocadas en inmuebles como el Centro Integral de Servicios o el Centro de Salud, sino incluso en edificios privados, como el Hotel La Quinta, que porta dos anuncios encomiando al titular del Poder Ejecutivo saliente.
Es así que resulta materialmente imposible no darse cuenta que en este complejo, erigido para apoyar las actividades de la planta alemana armadora de vehículos Audi, se ha convertido hoy en un reflejo de la megalomanía del protagonista del acto: la “Ciudad Modelo” es hoy la ciudad de Moreno Valle.
Fue así que resultó materialmente imposible no darse cuenta que en este complejo, erigido para apoyar las actividades de la planta alemana armadora de vehículos Audi, se había convertido ayer en un reflejo de la megalomanía consabida del protagonista del acto: la “Ciudad Modelo” fue este domingo la urbe de Moreno Valle.
Hasta informadores participan
Se pudieron apreciar algunas otras variantes respecto a los cinco informes anteriores. Por ejemplo, esta vez no hubo acarreados de los municipios para aplaudir al titular del Poder Ejecutivo. Tal vez fue porque la logística de desplazamiento resultaba más complicada o porque el auditorio de la “Ciudad Modelo” tiene un aforo reducido, pero lo cierto es que ahora la claque que aplaudió, vitoreó y clamó a Moreno Valle como presidenciable, se conformó con empleados de tercer, cuarto y hasta quinto nivel de su administración.
Para darle al acto el toque popular que se estila en este tipo de eventos, se colocó una suerte de panel de “representantes de todos los sectores”, algunos de los cuales fueron mencionados por Moreno Valle, junto con supuestas anécdotas de los beneficios que recibieron este sexenio.
La coordinación para que el Sexto Informe de gobierno alcanzara matices de acto de campaña incluyó a algunos informadores. El equipo de logística determinó que los fotoperiodistas y reporteros fueran colocados en una zona con vallas, pues había dos accesos para los invitados: el de la izquierda se reservó a los de carácter especial –gobernadores, senadores y diputados federales, amén de la representante del gobierno de la República, Rosario Robles Berlanga, secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano–, mientras que el de la derecha fue para el resto de los convidados: rectores, el arzobispo de Puebla, líderes empresariales y otros.
La instrucción fue clara desde las jefaturas de algunos medios, plegados a las órdenes del morenovallismo: se debía preguntar a todos los entrevistados, fueran especiales o no, si veían con posibilidades de ser presidente al protagonista del informe. Los que tenían esa orden se abalanzaron desde el principio para obtener un lugar preferente que les permitiera inquirir a los invitados y así dominaron las entrevistas.
Colaboración y precauciones
A punto de comenzar el informe, la tropa mediática fue enviada a una sala de prensa habilitada en el Centro Integral de Servicios de la “Ciudad Modelo”. Ahí había un par de pantallas que transmitían lo que pasaba en el auditorio. Algunos de plano se pararon frente al aparato, no solo para registrar en sus grabadoras el discurso de Moreno valle, sino, posiblemente, para no perder detalle de los gestos y ademanes que las cámaras permitían captar para sus crónicas.
Desde esas pantallas, los periodistas vieron y escucharon cuando Moreno Valle terminó una larga lista de menciones y agradecimientos se refirió a su esposa, la secretaria general del Comité Directivo Estatal del PAN: “Quiero compartir con ustedes un agradecimiento muy especial a alguien de quien me siento profundamente orgulloso, que sin estar obligada se entregó incansablemente con dedicación y pasión a trabajar por los que menos tienen: Martha Erika se ganó el corazón de los poblanos”. Los aplausos fueron los más enjundiosos de toda la jornada, al punto que el gobernador tuvo que interrumpir sus palabras para rematar con un recurso meloso “y desde hace mucho tiempo el mío”.
Los comentarios no tardaron en surgir, pues se sabe que Moreno Valle tiene la intención de que su cónyuge sea candidata a gobernadora de Puebla en 2018. Fue por eso que algunos reporteros no pasaron por alto que Alonso fue colocada en un lugar estratégico entre los invitados de ayer: en la primera fila, con Rosario Robles a la derecha y el gobernador de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera a la izquierda.
Algunos también aseguraron haber distinguido un dejo de molestia de parte de Larry Rubin, representante del Partido Republicano en México, cuando Moreno Valle dijo que era necesario en el país un cambio a fin de defenderse del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
La mayor parte de los informadores dispusieron de las computadoras y los servicios de internet que había en la sala, pero otros pocos dudaron de usar los equipos y la red gubernamental, recordando que en los cursos de seguridad digital que les han brindado organizaciones, como Artículo 19, les han dicho que abrir sus correos personales, profesionales o redes sociales en ordenadores oficiales es ponerse en riesgo de espionaje.