Viernes, abril 26, 2024

Adiós Calderón

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Es cuestión de días para que Felipe Calderón renuncie al PAN, así lo ha anunciado. De hecho se va como cuando tomó por asalto la Presidencia de la República, por la puerta de atrás, con él se van sus más cercanos colaboradores, que no llegan más que a un puñado de hombres y mujeres que se beneficiaron del poder; en el gobierno, en el partido y algunos en el Poder Legislativo. Deja al partido que corrompió en su afán de controlarlo, deja al partido en la mayor crisis política de su historia, sin credibilidad, sin principios, sin militantes, corrompido en sus entrañas. El blanquiazul necesitará muchos años para limpiar, si aún es posible, el nombre del partido, éste que quedó enlodazado por un hombre que terminó con las manos sucias por el dinero y ensangrentadas por una guerra que hoy tiene al país en vilo.

La salida representa un respiro para el instituto político, pero no cura las heridas que dejó seis años de un gobierno que sumió al país en la violencia, en el saqueo, en la pobreza, en la desigualdad, en el descrédito, son más las deudas que ha dejado, que los éxitos logrados, de hecho, el señor Calderón pasará a la historia por haber dejado al país en luto nacional, con  más de 65 mil muertos reconocidos por la guerra contra el crimen organizado, 20 mil desaparecidos y la ausencia de miles de millones de dólares proveniente de los excedentes petroleros; a esta fecha no hay responsables tras las rejas por los atropello cometidos de un  malogrado sexenio.

Tan mala fue la administración panista, que la ciudadanía prefirió el regreso del PRI que otro sexenio blanquiazul, pues los resultados electorales en la disputa por la Presidencia mostraron la debacle de partido en el poder cayendo hasta el tercer lugar de las preferencias electorales, por abajo del PRI y de los partidos de izquierda que aglutinaron a AMLO. La debacle tuvo efectos en la composición del Poder Legislativo, pues también ahí hubo una disminución en el número de diputados y senadores del blanquiazul. Ni Josefina Vázquez Mota pudo revertir los resultados, menos aun cuando su flamante coordinador de campaña respondía a los intereses del señor Calderón, de hecho Roberto Gil Zuarth no hizo mucho para revertir las tendencias electorales que anunciaban la caída irremediable de la ex titular de la Sedesol, la campaña no despegó, en gran medida porque desde Los Pinos se dio la indicación de dejar caer a la candidata, pues el cálculo del dueño del partido era preferible devolverle el favor al PRI, que seis años antes lo dejó tomar protesta en el recinto legislativo, antes que permitir que Andrés Manuel López Obrador pudiera dar el campanazo.

Una vez que Ernesto Cordero no logró la candidatura a la Presidencia, la moneda no estaría en el aire, de esa manera el señor Calderón había tomado partido por Enrique Peña Nieto; la precampaña por la Presidencia y la elección por la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional del PAN fueron sintomáticos en la debacle del calderonismo, pues ni pudo colocar al ahora senador Roberto Gil Zuarth como presidente del PAN, ni pudo imponer a su candidato a la Presidencia, la derrota era anunciada, debería dejar Los Pinos. La derrota por mantener la Presidencia de la República tuvo efectos devastadores, así la salida de militantes, adherentes y simpatizantes fue cosas de horas, se calcula que el padrón inflado se desplomó hasta casi un 80 por ciento de los que meses antes se hacían llamar panistas de hueso colorado, quedando demostrado que el partido había utilizado la estructura gubernamental para fines electorales y de partido, que la propia distribución de los recursos públicos fueron clientelares, presionando y obligando a los beneficiarios a adherirse al partido en el poder. El modelo se reprodujo en las entidades federativas y en los municipios, ante la derrota, la salida fue eminente. El PAN se desinfló.

La pérdida de la Presidencia dejó al partido en la peor crisis política de su historia, sin embargo la lucha por recuperar el control del partido se ha mantenido desde 2013, en el Congreso, en el partido, en los gobiernos y en las dirigencias estatales,  en los municipios, en la repartición de candidaturas por la vía de representación proporcional y por mayoría relativa, en prácticamente todas el grupo calderonista ha perdido, pero la guerra ha costado debilitamiento institucional al partido que tuvo todo para cambiar las reglas del juego democrático en los dos sexenios que ocupó la Presidencia de la República. La guerra ha dejado al descubierto la corrupción de unos y otros, el uso de los recursos públicos para organizar fiestas privadas, escándalos de unos y otros por la contratación de sexoservidoras o por tener conflictos de intereses en la realización de contratos de obra pública como ocurre con César Nava y los contratos irregulares en Pemex. Todos han salido embarrados y eso se lo deben al señor Calderón.

Al parecer la disputa está llegando a su fin, la gota que derramó el cólera del señor  Calderón fue el rechazo de la dirigencia del partido para que Margarita Zavala Gómez del Campo fuera incluida en la lista de candidatos plurinominales y, por ende, estar en posibilidad de ocupar una curul en la Cámara de Diputados, la negativa provocó la ira del que fue hasta hace un par de años el dueño del Partido Acción Nacional, quien se irá de éste con más pena que gloria, su idea es la fundación de un nuevo partido político. Veamos la capacidad de convocatoria del señor Calderón, pues con el temor que le tiene a la gente, es muy difícil que convoque a llenar el zócalo para pedir el aval del pueblo de México a fin de primero dejar al partido que lo encumbró en la Presidencia y luego para fundar otro. Su salida seguramente indignara a su señor padre, quien se fue del partido por convicción y no por una sed insaciable de poder, cosa muy distinta. Ver para creer.

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