Viernes, abril 26, 2024

Un fiasco ha resultado Puelles para frenar la violencia de Texmelucan

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Desconcierto y enojo ha causado el arribo del panista José Felipe Puelles Espina a la Dirección de Seguridad Pública de San Martín Texmelucan, pues a dos semanas de su nombramiento no se percibe el más mínimo cambio que permita aliviar la crisis de inseguridad e ingobernabilidad que se vive en el tercer municipio más importante del estado. Al contrario, se mantienen firmes en sus cargos lo malos mandos de la Policía Municipal, persiste la carencia de recursos humanos para combatir la delincuencia y los grupos de presión ejercen un poder de facto que les permite paralizar la cabecera municipal a su antojo.

Lejos de que el nombramiento de Puelles Espina cambie la mala percepción del ayuntamiento, entre empresarios y comerciantes se ve la designación del panista como un extravío más del alcalde Rafael Núñez, quien no tiene un plan de gobierno o estrategia para frenar la conflictiva realidad del municipio.

San Martín Texmelucan se ve azotado por una oleada delictiva que abarca la aparición de bandas de jóvenes que en motos asaltan a mano armada a transeúntes y negocios, a grupos que roban casas habitación a diario o que hurtan entre tres o cuatro autos a la semana. También hay la presencia de poderosas organizaciones que interceptan camiones de mercancías o que se dedican a chupar el combustible en los ductos de Petróleos Mexicanos.

Hace unos días fue detenida una banda de varios hombres oriundos de la comunidad de San Lucas Atoyatenco. Lo que llamó la atención es que sus integrantes usaban armas de grueso calibre y siempre asaltaban bodegas, casas habitación o negocios en donde sabían que había dinero o joyas, y donde las guardaban. Por lo que se intuye que forman una parte de una organización que utiliza una importante red de informantes.

El drama de lo que ahí se vive se aprecia con los siguientes datos:

La población del municipio es de más de 140 mil habitantes y los días de tianguis se tiene una población flotante de entre 13 y 20 mil comerciantes. Es el paso obligado entre Veracruz y la capital del país de camiones de carga y pasajeros, así como de autos privados. Para atender los problemas de seguridad pública de esta conglomerado el ayuntamiento cuenta con la fabulosa cantidad de 90 policías.

Y no son 90 policías juntos. Sino que solamente están disponibles 45 agentes en cada turno laboral del área de seguridad pública.

Aunque esos 90 policías fueran unos rambos y enfrentaran la delincuencia de manera frontal, de nada sirve esa actitud, ya que la mayoría de las patrullas no sirven o están en mal estado, por lo que la movilidad de los agentes de seguridad pública es ineficiente.

Ahí no termina todo. Desde hace mucho se ha reconocido que, por lo menos, urge contratar a 50 nuevos policías. Eso no puede pasar porque el gobierno de Rafael Núñez no tiene dinero para pagar salarios, ya que su nómina actualmente se encuentra excedida y tiene que erogar unos 7 millones de pesos mensuales de sueldos.

Núñez cuestionaba –cuando era opositor– severamente al anterior alcalde, el priista Carlos Sánchez, por tener un ayuntamiento con gastos onerosos, pero el caso es que la nómina del trienio pasado no llegaba a los 6 millones de pesos mensuales.

Solo buenos deseos

Hasta ahora no hay claridad cuál fue la lógica para designar a Felipe Puelles como encargado de la Dirección de Seguridad Pública, ya que tiene el oscuro antecedente de que siendo delegado en el estado de México del Instituto Nacional de Migración –en el sexenio de Felipe Calderón– fue destituido por presuntas anomalías en el trato de indocumentados procedentes de Centro y Sudamérica.

En el trienio del panista Eduardo Rivera como alcalde de la ciudad de Puebla fue nombrado como director de Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, que es un área que revisa que los agentes policiacos acaten las normas y el código de ética. En ese puesto Puelles no tenía nada que ver con estrategias de combate a la delincuencia.

Ahora que llegó a San Martín Texmelucan ha dejado constancia de que no tiene formación académica o práctica en el manejo de políticas de seguridad pública. No tiene acreditado el examen de control de confianza. No tiene licencia de portación de armas de fuego. Y ni siquiera tiene el físico para acudir a operativos policiacos, ya que está muy excedido de peso.

Al ser cuestionado sobre su falta de experiencia y preparación, el ex diputado panista contestó que llegó a San Martín Texmelucan con “muchas estrategias” para frenar la delincuencia, mismas que no se perciben en donde se aplican.

El anterior jefe de la Policía local, Víctor Ávila, a quien se le considera responsable del desbordamiento de los índices delictivos, sigue en su cargo, junto con otros malos mandos del cuerpo de uniformados.

Tampoco se sabe qué se va a hacer para resolver la carencia de policías, patrullas, armas de fuego y equipos de radio comunicación.

Mientras Felipe Puelles se encuentra experimentando sus “estrategias”, Manuel Valencia, un peligroso líder de grupos de presión y golpeadores, recibe un trato privilegiado del ayuntamiento, que le permite bloquear los accesos de la cabecera municipal cuando algo no le gusta. Tal como lo hizo el sábado pasado por varias horas.

Cientos de seguidores de Valencia han invadidos las áreas aledañas al tianguis semanal de San Martín Texmelucan, que es uno de los más grandes del país, de tal manera que a la zona no pueden entrar ni la policía ni los bomberos. Es tierra de nadie.

Mientras miles de ciudadanos a diario sufren asaltos o los abusos de los golpeadores de Manuel Valencia, el señor Felipe Puelles se la pasa echando a andar “estrategias” que nadie conoce.

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