Viernes, abril 26, 2024

El sismo de hace un mes desnudó la corrupción oficial y la insensibilidad de RMV

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El sismo que hace exactamente un mes devastó al valle de Atlixco y la Mixteca Poblana desnudó la corrupción que privó en el sexenio pasado y exhibió la insensibilidad social del ex mandatario Rafael Moreno Valle Rosas, quien en los últimos 30 días, luego de la tragedia, no ha puesto un pie en territorio poblano y no ha mostrado algún gesto de ayuda hacia los damnificados.

Las dos últimas veces que vino Moreno Valle a Puebla fueron por asuntos relacionados con su promoción como aspirante a candidato presidencial. Es decir, por asuntos estrictamente personales. La penúltima vez sostuvo un encuentro –a mediados de junio pasado– con miembros de su grupo político que ocupan cargos en el Poder Ejecutivo y el Congreso local, a quienes les manifestó el malestar que siente hacia Raúl Sánchez Kobashi, el actual titular de la Secretaría de Finanzas y Administración del gobierno estatal.

El enojo hacia el secretario de Finanzas, al parecer, se debe a que Sánchez Kobashi ha sido muy estricto con el manejo de las finanzas del Poder Ejecutivo y no ha dejado que los morenovallistas metan mano al presupuesto para financiar las actividades proselitistas de Moreno Valle.

Se especuló que en ese encuentro, Moreno Valle habría sugerido a los presentes emprender cuestionamientos que pudieran provocar la caída de Raúl Sánchez Kobashi.

La última vez que Moreno Valle tuvo un acto público en Puebla fue el 10 de julio pasado, día en que el morenovallismo desplazó a docenas de acarreados para abarrotar el auditorio de la Reforma, en donde el ex gobernador presentó su autobiografía titulada La fuerza del cambio, el cual resultó ser un evento soporífero para varios asistentes que sin ningún rubor les venció el sueño cuando el ex mandatario contaba anécdotas de su vida que carecían de gracia o interés.

Luego de esos dos eventos, uno púbico y el otro privado, Moreno Valle no ha encontrado ningún motivo relevante para volver Puebla, incluido el sismo que dañó el patrimonio de unas 30 mil familias en el estado. El desastre que se inició el 19 de septiembre pasado, con el movimiento telúrico a las 13 horas con 14 minutos, no parece ser un hecho que genere el más interés del ex mandatario para acudir a las zonas devastadas.

Parecen ser tres los motivos que alejan a Moreno Valle, por ahora, del estado que gobernó entre los años 2011 y principios de 2017:

Primero: no soportaría que le reclamen que la mayoría de los 149 inmuebles de la Secretaría de Salud de Puebla que resultaron dañados por el sismo fueron objeto de remodelación, reforzamiento estructural y en algunos casos de una reconstrucción total en el sexenio pasado, y que en la contingencia del 19 de septiembre sufrieron afectaciones como resultado de la mala intervención que hubo en el periodo morenovallista.

Ello desnuda la corrupción y los abusos que se cometieron en el sexenio anterior. No solamente en la intervención de centros médicos, sino también de escuelas, casas de justicia y centros de servicios, que también tuvieron afectaciones –de diferentes grados– por el sismo.

Durante el gobierno anterior se echó a andar los llamados Centros de Salud de Servicios Ampliados que, en varios municipios, se construyeron a costos que eran equivalentes al metro cuadrado de construcción del fraccionamiento La Vista, que es el más lujoso de Puebla, lo cual muestra el abuso de inflar los precios de las obras públicas y que las mismas se hicieron de mala calidad.

Segundo: como Moreno Valle ya no es gobernador, no tiene al numeroso personal que en el sexenio pasado lo acompañaba a sus giras y evitaba que los ciudadanos común y corrientes se acercara al entonces mandatario para que le hicieran peticiones o reclamos. Toda esa gente que participaba en el equipo de giras y protocolos, tenía como encomienda solamente aproximarle a hombres y mujeres que fueran del agrado del ex titular del Poder Ejecutivo.

Tercero: Moreno Valle no siente sensibilidad, afinidad, solidaridad, por la población que gobernó. Por eso en los últimos 30 días no se ha dignado a presentarse a saludar, a dar mensajes de aliento, a demostrar que no ve a la gente como simple mercancía electoral.

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