Viernes, abril 26, 2024

Monsanto sí siembra el transgénico AZ60 en Soltepec, El Seco y Tlachichuca: campesinos

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Durante un recorrido realizado por La Jornada de Oriente, a uno de los campos de Asgrow, filial de Monsanto, se pudo constatar la siembra del producto AZ60, así como las marcas Puma y Tigre - Foto Javier Puga Martínez
Durante un recorrido realizado por La Jornada de Oriente, a uno de los campos de Asgrow, filial de Monsanto, se pudo constatar la siembra del producto AZ60, así como las marcas Puma y Tigre – Foto Javier Puga Martínez

 

Si bien no existen permisos para el uso experimental de maíz transgénico en Puebla, el consorcio Monsanto sí distribuye ampliamente sus productos de maíz híbrido en la entidad, obligando a quienes utilizan sus semillas a comprárselas cada año, lo mismo que sus fertilizantes.

Así lo relató Guadalupe Rodríguez y Juan Beristain, que forman parte de un grupo de pequeños productores del municipio de Soltepec, quienes agregaron que también sucede en los vecinos municipios de El Seco y Tlachichuca, donde también hay cultivos de las empresas Aspros, Piooner y DowAgrosciences.

Durante un recorrido realizado por La Jornada de Oriente, a uno de los campos de Asgrow, filial de Monsanto, se pudo constatar la siembra del producto AZ60 así como las marcas Puma y Tigre.

De igual forma se detectó la presencia de un cultivo que parece experimental: el BG1304W, de la compañía BioGene, del que no se encontró registro alguno de su comercialización.

Indicaron que quienes usan el maíz híbrido sólo pueden comprarle a Asgrow las semillas cada año, así como los fertilizantes de esa marca, que ocupan más de 50 por ciento de los costos producción total por cada hectárea, esto a través de un programa de la Secretaría de Desarrollo Rural del estado de Puebla.

Sus sembradíos de maíz criollo colindan con los híbridos de la trasnacional, tienen temor de que se contaminen en las próximas cosechas sus cultivos ya estén contaminados con ese tipo de maíz de Monsanto.

“Hemos oído hablar de los transgénicos y sabemos que éstos no lo son, pero para el caso viene siendo lo mismo si hay que comprarles a ellos todo”, relataron.

Para estos campesinos, que aseguran se han dedicado toda su vida al cultivo de esta semilla, el maíz híbrido no es mejor del que ellos han cosechado por generaciones; además, el sabor es muy distinto y el tamaño y el color son notorios.

“No nos gusta su sabor ni su color; preferimos el nuestro, que con el maíz criollo que nosotros tenemos saben mejor las tortillas”, comentó Rodríguez.

El estado de Puebla aporta 4 por ciento del total nacional de producción de maíz, y cada año esta producción varía de las 800 mil a un millón de toneladas; sin embargo, se desconoce con precisión cuántas hectáreas son sembradas con productos híbridos de las compañías trasnacionales y cuántas con maíz criollo.

De acuerdo con un estudio del investigador Fidel Márquez Sánchez, de la Universidad Autónoma Chapingo–Occidente, los institutos de investigación nacionales, como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) o la propia Chapingo, han creado semillas híbridas mejoradas a partir de maíz criollo, pero con la desaparición del Programa Nacional de Semillas (Pronase) durante las pasadas administraciones panistas se dejó de lado la distribución y comercialización de esos maíces que representaban mejores precios para los campesinos, para el beneficio de las trasnacionales, que no tienen competencia en ese sentido.

En abril de 2009, la integrante del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam), Ana de Ita, advirtió que el mercado de semillas en México está controlado por las corporaciones que producen los híbridos, y relató cómo ocurrió una contaminación de maíz transgénico en Chihuahua, a través de un maíz supuestamente híbrido, pero que contenía variedades genéticas modificadas por Monsanto.

En el estudio “La Biodiversidad en Puebla”, editado en 2011 por el actual gobierno del estado, la Comisión Nacional para la Biodiversidad, la Universidad Autónoma de Puebla y la Agencia Española de Cooperación Internacional, el investigador Ricardo Pérez Avilés subrayó que a pesar de la prohibición de siembra experimental de organismo genéticamente modificados, en los municipios poblanos de Ajalpan, Altepexi, Zinacatepec, Tehuacán, Zoquitlán, Zapotitlán Salinas, Tlacotepec de Porfirio Díaz y Coxcatlán –cuna del maíz– se encontraron evidencias de semillas transgénicas.

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