Es pertinente que la solicitud que se ha formulado para que el Instituto Nacional Electoral (INE) sea la autoridad que organice los comicios extraordinarios para elegir a gobernador en Puebla, toda vez que el órgano homólogo a nivel local carece de la confianza de varias de las fuerza políticas que se apuestan a contender.
En efecto, una gran parte de la responsabilidad sobre el conflicto poselectoral que padeció la entidad poblana el año pasado, se debió a la omisión o, mejor dicho, la sumisión que los integrantes del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Puebla (IEE) tuvieron hacia el grupo político que encabezó el fallecido ex gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas.
Las anomalías, las irregularidades y las abiertas violaciones a la ley que se cometieron a lo largo del proceso y durante la jornada de votaciones, fueron obviadas y hasta defendidas por los consejeros poblanos, lo cual derivó en una impugnación que llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), aunque ahí el resultado de la votación y su posterior sentencia también fueron muy cuestionados.
Puebla ha sufrido una crisis política sin precedentes y no se puede tomar a la ligera el proceso que se avecina.
Es por eso que se hace necesaria la intervención una autoridad como la del INE, que aunque no goza del mejor de los prestigios, tiene granjeada mucha menos desconfianza que su órgano referente estatal.