Viernes, abril 26, 2024

La FIFA se refresca en su propia cloaca

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Gianni Infantino, el nuevo presidente de la FIFA, insiste en que el propósito esencial de su gestión consistirá en abrir puertas y ventanas para que entre aire fresco a la anquilosada institución. Al anuncio con cohetería de una revolución tecnológica –que a la mera hora parece quedará en cuatro tiros al aire–, ha seguido la confesión de que el otorgamiento de las sedes mundialistas de Francia 98 y Sudáfrica 2010 estuvo plagado de sobornos millonarios, trucos y martingalas hasta decir basta. Y que la sacrosanta dignidad del organismo rector exige la reposición de cuando menos 28 millones de dólares que el fisco estadounidense se ha embolsado como resultado de su peregrina iniciativa de limpiar de forajidos de cuello blanco las diversas federaciones nacionales y regionales que rigen el futbol en nuestro castigado planeta. Vamos a ver: primero, habrá que ver qué tanto caso les hace el gobierno norteamericano, que lo que agarra no acostumbra soltarlo por nada de este mundo. Luego, para que el desplante fisfesco suene creíble, bueno sería que los nuevos mandamases –casi todos de cuño antiguo y elefantiásico colmillo–, se abocaran a echarle un buen vistazo a las elecciones de Rusia 2016 y Qatar 2022, los dos robos de sede que aún tienen remedio.

Pero en lugar de entrarle a ese torito, la gavilla de Zúrich se puso a hacer cuentas y ha declarado que el año pasado “perdió” una cantidad seis veces mayor que la reclamada a EU; eso sí, no dejó de pagarle a su expresidente Joseph Blatter ni un centavo menos de los tres y medio millones de euros que, aun suspendido, cobró como si nada, faltaría más.

 

Epidemia de ceros

 

Si alguna secuela indeseable está dejando el tiki–taka patentado por Guardiola, el martes europeo la mostró con prístina transparencia. Los dos duelos de octavos de la Champions –Atlético–PSV y ManCity–Dinamo Kiev– fueron un tedioso ejercicio de prudencia “táctica”, donde nadie encaraba y las jugadas de “seguridad” se sucedían ad infinitum entre continentales bostezos. Con todo, el doble 0–0 calificaría a colchoneros y ciudadanos, los ingleses sin necesidad de más, pues se habían impuesto 1–3 en Kiev, los madrileños aguantando “estoicos” los 30 minutos del alargue y venciendo al fin en penales (8–7) al equipo de Guardado y Héctor Moreno, que fue una muralla y está convertido en el mejor de los mexicanos en ultramar. Consumado el dramático desenlace, los fans del Aleti, olvidados del ladrillazo previo, se dieron una noche de farra y desenfreno celebratorio. Allá ellos.

Para no ser menos, los dos duelos semifinalistas de nuestra modesta Concachampions, con sus cuatro mexicanos en pugna, terminaron también con marcadores sin abrir, incapaces Querétaro–Tigres y SantosAmérica de arrimar algún peligro a las áreas rivales.

Guardiola y Allegri; y el tridente del Barça

Escudriñando en los pormenores de los 210 minutos de la cardiaca eliminatoria entre Bayern Múnich y Juventus, un periodista español llegó a esta sorprendente conclusión: con su paisano Morata en la cancha, la Juve ganó 3–0; pero sin él, el Bayern se impuso por 6 goles a 1. Imposible una síntesis más clara de la catastrófica estrategia de cambios de Allegri, el DT turinés. Para la ida, jugando en casa (2–2), Morata no figuró en su alineación inicial y los bávaros cobraron ventaja de 0–2: hizo ingresar a Morata cuando estaban 1–2 y el madrileño marcó el gol del empate. En el Arena de Múnich, Morata inició y colaboró, mediante una internada genial, burlando gente desde campo propio y poniéndole medio gol al colombiano Cuadrado, a que su equipo cobrara ventaja de 0–2. Pero lo sacó Allegri, en favor de alguien más fresco pero tan tronco como Manzukic, y el local igualó el marcador –Múller marcó el 2–2 justo al minuto 90– y en la prórroga terminó goleando , con soberbias anotaciones de los suplentes Thiago y el ex juventino Coman. De hecho, mientras Guardiola acertaba plenamente con sus cambios, Allegri, al reemplazar a Kedhira, Morata y Cuadrado, les puso el partido en bandeja de plata al hasta entonces desconcertado monarca alemán.

No fue ese el único lance de octavos dotado de grandeza, porque el mismo miércoles, se estremecían Camp Nou con los golazos de Neymar, Suárez –fantástica su volea– y Messi en la meta de un Arsenal voluntarioso pero incapaz de remontar el 0–2 adverso de Londres, limitado su expediente al precioso remate de Mohamed el Nanni, bueno para el 1–1, y un par de remates que sacudieron el marco catalán. Global de 5–1 para el Barça.

Sorteo

Como no hubo sorpresas y calificaron los ocho que teníamos previstos, la emoción llegó con el sorteo del viernes, que depara para los cuartos de final una eliminatoria aparentemente cerradísima entre PSG y Manchester City, un buen duelo hispanos Atlético de Madrid–Barcelona y dos llaves de resolución aparentemente sencilla, dada la superioridad del Madrid sobre el Wolfsburgo y del Bayern sobre el Benfica.

En el torneo de la UEFA Europa League también calificaron tres españoles, pero igualmente se eliminarán entre sí Athlétic de Bilbao y Sevilla, duelo parejo donde los haya. Más, quizá, que el encontronazo estrella de los cuartos, Borussia Dortmund versus Liverpool. A menos que los portuarios le opongan al once teutón la resistencia que no encontró en el Tottenham, sublíder de la Premiar al que barrió sin contemplaciones (5–1).

Fórmula 1 bajo mínimos

Bajo malos augurios empezó ayer en Australia el mundial de F–1. Y no sólo porque no se avizora en el horizonte ningún cambio que anime la competencia, ya que Mercedes abrió fuego con monótono 1–2, uno más, que para nada será el único. A falta de interés competitivo, otros nubarrones se ciernen sobre el carísimo circo automovilista, que más bien está resultando inmovilista. Por ejemplo, el nuevo sistema de clasificación –la nefasta moda de cambiar porque sí, aunque el sucedáneo salga más tarado que el progenitor–, es calificado por los propios pilotos como una auténtica mierda, dicho así, sin ninguna delicadeza, por excampeón del mundo Sebatian Vettel. Fernando Alonso, por su asturiana parte, declaró hace poco su añoranza por tiempos mejores –“hoy los autos son más lentos y los motores ni siquiera hacen un ruido bonito… es desesperante”.

Por cierto, en el giro 17 al circuito de Melbourne se vivieron minutos de enorme tensión cuando el McLaren de Alonso, al intentar rebasar a Esteban Gutiérrez, que se abrió d ereptente para tomar una curva a la derecha, se llevó al Hass del mexicano por delante y voló varios metros antes de chocar contra la alambrada, quedando destrozado su bólido e inútil el de Esteban. Después del incidente y de un cuarto de hora de interrupción, la carrera continuó sin nada destacable, salvo en la última vuelta, cuando el Ferrari de Vettel trompeó feamente, permitiendo este error del alemán que Lewis Hamilton lo rebasara y terminara su mediocre actuación como segundo en el podio, detrás de su coequipero Nico Rosberg y delante del despistado ferrarista. Gutiérrez abandonó tras el incidente, y Checo Pérez terminó en el lugar número 13, obviamente sin puntuar. Lo que sí conseguiría su compañero de escudería Nico Hülkenberg, séptimo en recibir la bandera a cuadros.

Si usted revisa el video del percance, es claro que Esteban no ve el McLaren y se abre para tomar la curva justo cuando Alonso intentaba rebasarlo. Un error de novato que pudo costar muy caro, pues el auto de Fernando sobrevoló de cabeza la trampa de arena, antes de perderse dando tumbos entre descomunal polvareda.

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