Este fin de semana arrancaron las campañas federales, es decir, las de los postulantes que contienden por la presidencia de la república y el Congreso de la Unión. En Puebla, las fuerzas políticas y los candidatos al Senado y la Cámara Baja hicieron lo propio en diferentes actos desde el viernes.
Por lo escuchado en los primeros discursos de esta etapa, parece que no habrá excepción y que la mayoría de los candidatos se han centrado en la crítica, el ataque y hasta la denostación de sus adversarios.
Es, sin embargo, deseable y se debe exigir que las arengas se concentren en las propuestas, que al país y a Puebla la hacen suma falta, porque los problemas y su gravedad son abundantes: violencia, inseguridad corrupción, impunidad y pobreza, son temas por los que es urgente empezar a hablar, a analizar y a debatir.
Hay, por si la situación no pudiera estar peor, una agravante en la presente elección: el crimen organizado y la delincuencia común que azotan a la sociedad prácticamente todos los días. Es por eso que las narrativas de los abanderados debe ser cuidadosa, para no abonar al estado de descomposición que impera.
A los electores toca hacer una análisis profundo y exhaustivo de las campañas de quienes disputan el poder, para que sea el voto razonado el que se emita y no el sufragio parido al calor de las emociones o las ocurrencias.