Viernes, abril 26, 2024

Acosador en el caso Chalchihuapan fue quien agredió a Fernández Noroña

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La agresión que Gerardo Fernández Noroña sufrió en las oficinas de Casa Aguayo no es algo menor, ya que el responsable del presunto despojo de un teléfono celular que sufrió el activista lo cometió Luis Arturo Cornejo Alatorre, quien es el autor del acoso, persecución y amenazas que sufrieron pobladores de San Bernardino Chalchihuapan, la comunidad que se volvió emblema de la represión morenovallista. Entre las víctimas de este personaje se encuentra Elia Tamayo, la madre del menor José Luis Tehuatlie Tamayo, quien murió en los hechos violentos de esa población.

Luis Arturo Cornejo Alatorre, quien es subsecretario de Gobierno, reúne todos los vicios acontecidos en el morenovallismo: es un personaje que no es de Puebla, que desconoce la realidad del estado, que tiene un pasado obscuro por cometer anomalías en el gobierno federal –en donde fue inhabilitado y le impusieron sanciones económicas– y es irascible, intolerante y poco afecto al dialogo.

Su único mérito es ser parte del grupo político de Luis Maldonado Venegas, quien lo trajo a Puebla, primero como asesor de la Secretaría de Educación Pública y luego lo colocó en la Secretaría General de Gobierno, donde se encargó de ser uno de los autores del intento de distorsionar la verdad histórica de la represión en Chalchihuapan.

Elia Tamayo ha logrado identificar que la noche del 9 de julio de 2014, el día en que la Policía Estatal reprimió a los pobladores de Chalchihuapan, fue Cornejo Alatorre quien se comunicó con ella para intentarla persuadir de que diera la versión de que el niño de 13 años José Luis Tehuatlie Tamayo había muerto por el impacto de un cohetón lanzado por pobladores de esa comunidad que protestaban en la Vía Atlixcáyotl por el retiro del registro civil.

En los días posteriores el intento de convencimiento se volvió en amenazas, en acoso contra Tamayo y otros habitantes de Chalchihuapan de que si no se presentaban a declarar la versión del cohetón podían acabar en la cárcel por presunto encubrimiento de los autores de la muerte del niño Tehuatlie.

Dicho acoso se frenó hasta que la Comisión Nacional de Derechos Humanos dio a conocer su propia investigación y estableció que fueron policías los que dispararon un proyectil que se impactó contra la cabeza del niño Tehuatlie, y que no había ningún sustento de que el menor había muerto por un artefacto explosivo utilizado por la propia gente que sufrió la represión del gobierno morenovallista.

Con este antecedente es entendible el comportamiento violento de Cornejo Alatorre –ocurrido en la mañana de este martes–, quien de acuerdo al video que difundió Fernández Noroña se ve como va caminando en una oficina de Casa Aguayo y se abalanza contra el activista para quitarle un teléfono celular. Luego, en el peor de los cinismos el funcionario se presentó a demandar al ex legislador federal, argumentando que sufrió lesiones en las manos, cuando él fue quien empezó la agresión.

Si Cornejo fue uno de los autores de torcer los hechos de Chalchihuapan, es entendible que quiera hacer lo mismo en el incidente con Fernández Noroña. Lo mínimo que podía hacer el subsecretario de Gobierno era pedir una disculpa a Fernández Noroña, regresarle el teléfono que supuestamente le arrebató y sentarse a dialogar. Pero la conciliación y las salidas pacíficas a los conflictos no se encuentra en el ADN de los morenovallistas que son violentos por naturaleza.

Luis Arturo Cornejo fue diputado local del PRD en Morelos, también se desempeñó como regidor en el ayuntamiento de Cuernavaca y fue coordinador de asesores en la Procuraduría de Justicia morelense, lo cual es un antecedente muy negativo, ya que para nadie es un secreto que el aparato de justicia de esa entidad es uno de los más corrompidos del país.

Antes de llegar a Puebla, Cornejo ocupó cargos en el gobierno federal y eso le costó enfrentar nueve procesos administrativos de la desaparecida Secretaría de la Función Pública, la cual le impuso sanciones que consistieron en la inhabilitación del servicio público y la imposición de multas que fueron de los 16 mil pesos y hasta los 92 mil pesos.

Su llegada a Puebla se debió a ser parte del grupo de Luis Maldonado y ser integrante del Partido Movimiento Ciudadano, que hizo una alianza electoral con Rafael Moreno Valle Rosas en 2010. Antes de su arribo al estado, era un personaje totalmente ajeno a la realidad de Puebla.

Con esos antecedentes Cornejo no era alguien viable para ser servidor público en Puebla, sobre todo en un área –como es la Secretaría General de Gobierno– que se supone se dedica a resolver conflictos políticos por la vía del diálogo y la legalidad.

Sin embargo en el gobierno morenovallista esos malos precedentes no cuentan, ya que la actual administración no explica nada ni rinde cuentas de nada. Por eso los ciudadanos desconocemos por qué en el Poder Ejecutivo se corrieron a cientos de trabajadores, quienes fueron suplidos por servidores públicos que llegaron de otras partes del país. Tal como pasó con Cornejo.

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