La resistencia a los megaproyectos que atentan contra el medio ambiente por lo menos ha encontrado resonancia en 50 municipios de Puebla y Tlaxcala, lo cual ha frenado temporalmente a la mayor parte de los intentos de abrir minas y construir hidroeléctricas. Por esa razón la nueva estrategia que se echó a andar es presionar a las promotoras de las Casas de Salud y de programa Prospera para que obliguen a los beneficiarios a firmar cartas, con contenidos ambiguos, en donde aceptan la realización de dichas obras.
Es un esquema en el que se está lucrando con el hambre, con las carencias de los servicios de salud y la falta de oportunidades educativas para imponer a toda costa el interés económico de corporativos en la Sierra Norte, sin importar el daño ecológico y social, y teniendo de su lado la complicidad de los gobiernos estatal y el federal.
Y al mismo tiempo es la desesperación de las empresas que llevan nueve años sin poder franquear la resistencia, por más que intenten desplegar falsas campañas propagandísticas de que habrá fuentes de trabajo, inversiones, más infraestructura de servicios básicos y mucho progreso si se aceptan los megaproyectos. Por eso se está recurriendo al atropello de amenazar a las familias pobres de que podrían perder las ayudas alimentarias y económicas, así como de los servicios de salud, si no aceptan dejar pasar a los corporativos.
Un ejemplo es lo que pasa se detectó en Cuetzalan, donde se está presionando a los pobladores de varios pueblos para que firmen misivas dando el visto bueno que se construya una subestación y una red eléctrica, como parte del megaproyecto que se quiere arrancar en la presa de Mazatepec, en donde se busca generar energía para varias minas de la Sierra Norte de Puebla y otras asentadas en Veracruz.
El miércoles pasado una de las promotoras de salud de Santiago Yancuitlalpan, del municipio de Cuetzalan, la hicieron firmar la siguiente carta:
“La que suscribe C M.A. Concepción Marcito Ventura, auxiliar de salud de la localidad de Xiloxochit Yancuictlalpan, Cuetzalan del Progreso, Puebla: por medio del presente escrito se dirige a usted para enviarle un cordial y afectuoso saludo, ocasión que aprovecho para comunicarle, que en mi comunidad estamos de acuerdo que se lleve acabo la subestación de luz de nuestro municipio, y juntos con mi comunidad hemos llegado al acuerdo de apoyar dicho proyecto, se anexa la lista con firmas de los ciudadanos de nuestra comunidad” (sic).
Atrás de esta presión también se encuentra el presidente municipal de Cuetzalan, Óscar Paula Cruz, quien en lugar de estar de lado de la población en su municipio que ha rechazado los megaproyectos, se encuentra buscando que se acepten obras que dañarán el equilibrio ecológico de la región.
Más cuestionable resulta que se use Oportunidades para abusar de la población indígena. Se supone que este es el programa estratégico del gobierno federal para atender la pobreza de 6.8 millones de familias del país, con la entrega de ayuda para mejorar la alimentación, la salud y los ingresos de esos núcleos. Pero en la Sierra Norte de Puebla se ha puesto en evidencia que en realidad se utiliza para intentar someter a los pueblos bajo el dominio de los corporativos empresariales.