Viernes, abril 26, 2024

Exhibe el Museo Amparo piezas que son testigos de la cultura material femenina

Destacamos

Los dechados, piezas que formaron parte de un fenómeno específico de la cultura material femenina, revelan los pormenores de la intimidad y la cotidianeidad de las mujeres, y se muestran como testigos de la vida y valores de sus creadoras. Además, ayudan a formar una historia de los textiles, así como de los diseños y prácticas que moldearon su identidad.

La exposición Dechado de virtudes. Historias de labores femeninas. Siglos XVIII–XX que se expone en el Museo Amparo propone una revisión sobre las generalidades de la historia del dechado y las particularidades del caso mexicano en relación con una temporalidad que abarca desde la época del virreinato y hasta la primera mitad del siglo XX.

Organizada en colaboración con el Museo Textil de Oaxaca, el Museo Franz Mayer, el Museo de San Ignacio de Loyola (Vizcaínas) y el Museo de Historia Mexicana, la muestra cuenta con la curaduría de Mayela Flores Enríquez.

Durante el virreinato, a lo largo del siglo XIX y ya entrado el siglo XX, las “labores de hilo y aguja” fueron aprendidas y practicadas por las mujeres en diversos contextos. Ya sea en colegios, conventos, beaterios o en el hogar, el aprendizaje y ejercicio de este tipo de tareas tuvo como protagonista a los dechados, convirtiéndolos en reflejos de las tendencias en la educación femenina.

Las piezas resultantes fueron usadas a manera de muestrarios de costura, sirvieron a sus dueñas como un ejercicio propiciatorio de las “virtudes femeninas” y como ejemplo de trabajo y perfección.

La exposición, que podrá verse con entrada gratuita hasta el próximo 4 de abril en el Museo Amparo, destaca como protagonistas justamente a los dechados, aquellas obras que formaron parte de un fenómeno específico de la tradición material femenina.

Estas piezas son presentadas como los detonadores de una reflexión sobre sus materiales, técnicas, formas y discursos, la cual es posible gracias al reciente interés por parte de investigadores, coleccionistas y museos en darles un foro y en llamar la atención del público sobre sus autoras y antiguas dueñas, quienes inmortalizaron su vida, ideas e historias a través de delicadas puntadas.

A grandes rasgos, los dechados son lienzos, generalmente de formato rectangular, en los que niñas y mujeres plasmaron el resultado del tiempo que dedicaron a aprender y a dominar el trabajo con el hilo y la aguja.

Generalmente comprenden ejercicios y muestras de bordado y deshilado en diversas técnicas, aspectos que en su momento sirvieron para constatar la habilidad de sus autoras y ahora revelan las tendencias que en este sentido imperaron en distintas épocas.

Los dechados fueron una práctica común alrededor del mundo, incluso se conservan piezas que datan del siglo XIV y que señalan a Europa Occidental como la cuna de esta tradición. En el caso de México, los ejemplares más antiguos que se conocen fueron realizados durante el segundo tercio del siglo XVIII, de esta época sobreviven pocas obras, siendo más comunes las correspondientes a la centuria siguiente.

Definitivamente, durante el siglo XIX, la práctica de los dechados se consolidó y difundió a lo largo de todo el país, dando paso a su intercambio a manera de obsequio, resultando en la temprana dispersión de ejemplares más allá de su contexto inmediato e inclusive, más allá de las fronteras nacionales.

Los dechados y los minuciosos trabajos que presentan apelan a la imaginación, obligando al espectador a pensar en la vida e ideales de sus autoras. Al haber sido creados en comunión con una concepción de la educación de la mujer que privilegiaba el cultivo de las virtudes religiosas y el empeño de cierta parte del día en este tipo de ejercicios, mejor conocidos entonces como “labores mujeriles”, los dechados resumen dichas aspiraciones y valores.

Esto cobra mayor sentido al considerar que el término “dechado”, en su acepción metafórica, supone una muestra o modelo que se tiene para imitar, concepto aplicable a las personas, a las prácticas y a las obras, y que, debido a esta característica, también llegó a servir como uno de los tantos juegos de palabras que sirvieron para referir a personajes como Cristo o la virgen María, conocidos también como “dechados de virtud”.

En la exposición, que reúne 111 obras provenientes de las colecciones de los museos Textil de Oaxaca, Franz Mayer, San Ignacio de Loyola y de Historia Mexicana, así como del acervo particular de las coleccionistas Carmen Boone y Alicia Bazarte, están organizadas en tres ejes temáticos.

El primer eje temático es “Regla y ejemplo”, que a incluye los orígenes del dechado en México, los antecedentes y la influencia desde la tradición católica, los dechados de chaquira y las formas, motivos y patrones.

El segundo es “Labores en hilo y aguja”, que engloba a temas como el dechado durante el siglo XIX, las labores mujeriles y los motivos e inspiraciones. El tercero es “Virtudes mujeriles” que abarca temáticas como los dechados magistrales, el dechado y los diálogos con las culturas indígenas y el dechado en el México moderno.

Dechado de virtudes. Historias de labores femeninas. Siglos XVIII–XX permanecerá en exposición hasta el 9 de mayo.

 

el Museo Amparo.

Ultimas

- Anuncios -
- Anuncios -