Socorro Quezada Tiempo, diputada local y presidente del PRD, se ha convertido en una verdadera “piedra en al zapato” de Rafael Moreno Valle Rosas en los dos últimos meses y medio, por la posición que ha asumido de buscar frenar a como dé lugar una posible alianza entre el PAN y el Partido de la Revolución Democrática. Tal actitud ha llevado a la perredista a evitar todo acto público en donde pudiera toparse con el jefe del Poder Ejecutivo.
En un principio se consideró que su dicho era una posición destinada a buscar una buena negociación con los morenovallistas, pero sus palabras empezaron a ser vistas como una situación de riesgo cuando planteó, hacia el interior del PRD, la posibilidad de convocar a una consulta entre la militancia para decidir si se debe o no hacer una nueva alianza con las fuerzas políticas del gobernador.
Dicha consulta, de acuerdo a los estatutos del PRD, puede tener un carácter vinculatorio y ser un freno para la alianza, independientemente de lo que acuerden o pacten los líderes nacionales del partido o los jefes de los tribus perredistas, que se han destacado por venderle el control de dicha fuerza política a Moreno Valle.
Con una consulta a la militancia del PRD poblano se posibilita interponer un recurso legal, ente el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que busque echar abajo un convenio de coalición electoral, ya que tiene más valor la opinión de las bases que el acuerdo entre dirigentes.
Por si fuera poco, se sabe que Quezada mandó a levantar un par de estudios de opinión pública, con dos encuestadoras con presencia nacional, para recoger el sentir de los perredistas y de la ciudadanía en general en torno a la posibilidad de que nuevamente junten sus intereses electorales perredistas y neo panistas, es decir morenovallistas.
De nada ha servido la presión que los morenovallistas Carlos Martínez Amador, Julián Rendón Tapia y Américo Telésforo Guerrero González –quien es parte de la dirigencia de la sección 23 del SNTE– han desplegado para doblegar a Socorro Quezada de que ya acepte negociar la coalición electoral.
Tal ha sido la desesperación de los morenovallistas que no han podido hacer cambiar a la presidente del PRD, que el diputado local Carlos Martínez Amador fue quien filtró hace unos días que Socorro Quezada iba a renunciar a su cargo al no tener el control del partido, al mismo tiempo que buscó en instancias nacionales promover una remoción de la líder perredista, situación que no consiguió.
Se sabe que Rafael Moreno Valle, por un lado, y el alcalde Antonio Gali Fayad, por el otro, han buscado varias oportunidades para invitar a Quezada a eventos públicos y aprovechar la oportunidad para conminarla a sentarse a discutir el proyecto electoral.
Quezada ha resistido todos los intentos y actos públicos que pidieran comprometerla a asumir una posición diferente a la que ha defendido.
Por eso fue notoria su ausencia en la reciente Conferencia Permanente de Congresos Locales, en la cual los diputados de Puebla fueron los anfitriones de unos 700 invitados.
De igual manera ha sido escasa su presencia en el Congreso para evitar más presión en su contra.
Ese comportamiento coloca en una complicada encrucijada a Socorro Quezada, quien sabe que tiene el respaldo de la militancia y en contra, al grueso de los perredistas de “banqueta”, es decir los líderes de las tribus que hacen política en la ciudad de Puebla y en las mesas de cafés.