Los catalanistas en América Latina estudian, en su mayoría, temas relacionados con la presencia de Cataluña en dicha región. Sin embargo, la mexicana Julieta Piastro Behar, investigadora de la Universitat Ramon Llull, estudia lo contrario: la migración latinoamericana hacia dicha comunidad española y la forma en que ésta ha derivado en una identidad de raíces dobles.
Se trata, dijo durante una entrevista, de proponer un diálogo entre AL y Cataluña para dar a conocer los fenómenos que suceden entre estos dos polos desde su disciplina social.
Por ello, para exponer sus investigaciones, este jueves 27 de agosto a las 11:30 horas en la Casa Presno –Juan de Palafox 208–, como parte del primer Congreso internacional de la Asociación de Catalanistas de América Latina (ACAL), Piastro Behar dará la ponencia “La construcción del relato identitario de los jóvenes de origen latinoamericano en Cataluña”.
Al principio, explica la investigadora quien lleva la mitad de su vida viviendo en aquella región española, sus estudios se enfocaron hacia las mujeres, particularmente hacia las cuidadoras de niños de la tercera edad.
Dicha investigación derivó en un libro titulado “El impacto amoroso de la inmigración”, enfocado en dar una visión distinta a la idea general que se tiene sobre la migración, la cual parece sólo impactar en el ámbito económico, histórico y hasta político.
“Yo diría que no se había pensado, o se piensa muy poco, en términos de este intercambio afectivo y emocional muy subjetivo pero que es muy rico”, dijo.
Actualmente, al lado de un grupo de colaboradores, trabaja sobre los jóvenes catalanes de entre 15 y 25 años de edad que son hijos de emigrantes latinoamericanos llegados a Cataluña. El no tratarlos como “inmigrantes”, explicó, lleva una intención: decir que no son “segundas, terceras o cuartas generaciones de migrantes” como los llaman Francia o Estados Unidos, al no reconocer que ya son ciudadanos franceses o estadunidenses por el simple hecho de haber nacido en sus territorios.
Se trata, abundó, de conocer el proceso de la construcción identitaria, de saber qué les pasa en dicho camino y cómo experimentan el pertenecer a dos culturas diferentes, a una doble raíz que se puede combinar y dar como resultado una riqueza cultural.
“Los procesos de inmigración no se han podido vivir así, la gente pone entre la espada y la pared a quienes los viven, preguntándoles de dónde son o de dónde se sienten, por su parentesco y sus rasgos que no coinciden con los del común europeo occidental”, expuso Julieta Piastro.