Logo de La Jornada de Oriente
Cargando...

Un picador, el mejor mexicano en San Isidro

Por: Alcalino

2012-05-28 04:00:00

 

Se llama Ignacio Meléndez y pertenece a una prolífica familia potosina Ignacio de grandes subalternos, que incluye tanto gente de a caballo como de a pie. Hijo del gran picador del mismo nombre, Nacho partió plaza el lunes 21 en Las Ventas a las órdenes de El Zotoluco, y ha sido el único mexicano capaz de poner de pie al público de Madrid.

Ese día,  un cuarto toro casi tan grande como su cabalgadura lo derribó como fardo en el segundo encuentro; pero el tumbo encendió su casta torera y avivó el recuerdo de otros grandes varilargueros mexicanos aclamados por la cátedra madrileña, desde Sixto Vázquez y Graciano González en la década de los 50 hasta Efrén Acosta que, al servicio también de Eulalio López, provocó auténticos alborotos en la campaña de 2000.

Para Antonio Lorca, cronista de El País: es difícil hacer mejor la suerte de picar... Pase lo que pase hasta el final de la feria, mucho y bueno deberá ocurrir para que este señor Meléndez, de figura oronda y categoría suprema como torero, no se haga acreedor de todos los premios. Por desgracia, el suyo sería el único instante feliz para nuestra torería a lo largo de la semana.

 

Autohomenaje

 

El viernes, en el salón de actos Antonio Bienvenida –bajos de la Monumental–, la tribu mexicana que por estos días invade Madrid, suma de toreros, taurinos, turistas, publicronistas y curiosos, se homenajeó a sí misma, no tanto para conmemorar los 40 años de la última salida en hombros de un mexicano –Eloy Cavazos, que andaba por ahí– como para armar bulla y regodearse con la demagógica arenga del panista Ramírez Acuña, que sin duda era el indicado para lanzarla desde su pedestal de humo de político cesante.

Eulalio, oficio

 

Eso y poco más, con un lote de Bañuelos grandulón y nada fácil, mostró El Zotoluco. Más dispuesto con el primero, con el que lo intentó al natural aunque terminase luego de vil bajonazo, que con el cuarto, un toraco cuya fiereza exigía una actitud más entregada que la que prudentemente asumió, optando por abreviar aunque luego se demorara con los aceros.

Esa tarde, Morenito de Aranda cortó una de las solitarias orejas otorgadas a matadores en la feria. Y eso que su enjundiosa faena no fue ni completa ni ligada. Diego Urdiales, se la jugó sin fruto ante el marrajo segundo y luego topó con un mastodonte portugués –de Couto de Forninhos– que no tenía un pase y casi lo tapaba con la desmesura de sus 670 kilos.

 

Juan Pablo, temple

 

El miércoles 23, el confirmante hidrocálido anduvo muy seguro y torero  con los dos más inválidos de un infumable encierro de Juan Pedro Domecq. El de la ceremonia, “Danzarín” (512 kg), rengueaba ostensiblemente de la mano derecha, y su trotecillo rebrincado no permitió que el pulcro trasteo del hidrocálido calentara el tendido. Y el castaño cierraplaza, “Tallador” (540 kg), que hizo concebir esperanzas en el primer tercio –se lucieron a la verónica tanto Juan Pablo como Morante–, se vino radicalmente abajo tras la primera tanda de naturales, de trazo largo y sabroso e impregandos del temple que atesora este muchacho; incluso, el animal se echó dos veces a descansar durante la ya inviable faena.

Eso sí, con la espada el hijo de Ricardo Sánchez estuvo sencillamente portentoso. A ambos los fulminó a la primera, atacando con estilo y fe, en una tarde en que su padrino –Morante– y el testigo –Talavante, terna de lujo, pues– exprimieron a los suyos pero mataron muy mal.

 

Tampoco Silveti

 

“Tarifeño”, imponente castaño rebarbo capirote de 521 kilos, fue el astifino ejemplar de Núñez del Cuvillo con el que Sebastián Castella le confirmó a Diego la alternativa (por coincidencia, a su padre David también lo confirmó en Las Ventas un francés, Nimeño II, otro 24 de mayo, hacía justo 25 años). Toro noble y repetidor con el que el de Irapuato quitó por arrogantes gaoneras y mostró largura de trazo en una tanda por cada pitón. Después, toro y torero decayeron bastante, pese al arrimón por bernadinas final. Y como es costumbre en Diego, anduvo inseguro con la espada, lo mismo en éste que con el sexto, un animal calamochero y sosote.

Ese jueves, Castella, que reaparecía de la cornada reciente, iba a bordar lo que es hasta hoy la faena de la feria, ligada con temple y mando ejemplares a otro castaño de Núñez del Cuvillo, “Fusilero” (529 kg), que siendo bravo y codicioso pareció mejor gracias al magistral planteamiento,  y la elegante ejecución del de Beziers. Pero falló con la espada, fue avisado dos veces y quedó en saludos lo que debió ser puerta grande.  Testigo de la confirmación de Silveti fue Daniel Luque, de borroso desempeño pese a su pertinaz voluntad.

 

Sergio, por los aires

 

El colmo fue que un torero tan hecho como Sergio Flores, el mismo viernes 25 en que se anunció su alternativa para el 2 de septiembre en Bayona, ofreciera una imagen tan pobre como sus alternantes, los novatos Javier Jiménez y Fernando Adrián. Que éstos anduvieran por los aires ante la bronca novillada de Fuente Ymbro pase, pero que el tlaxcalteca se dedicara a coleccionar sustos y desarmes se entiende menos. Apenas una decena de buenos naturales al primero lo salvan del cero absoluto.

 

Spínola, sin pena ni gloria

 

Ayer le tocaron a Fermín dos nobles ejemplares de Baltasar Ibán, algo apagados ambos pero muy aprovechables a condición de dar el paso al frente y fajarse con ellos. Nada más alejado de la actitud de Spínola, que dejó pasar la ocasión sin exponer un alamar, limitándose a estar fríamente correcto y despacharlos con facilidad.

Lo irritante no es tanto que los espadas aztecas no hayan “tenido suerte” –como aseguran ellos y sus publicronistas–, sino la tibieza que en general mostraron, incluso en sus declaraciones. Como si torear en Madrid fuera para los nuestros cosa de todos los días. Después del múltiple y sonado chasco a ver qué empresa española se anima ahora a contratar mexicanos. Y es que en Madrid, y en este San Isidro en particular, había que salir a jugársela, no simplemente a cumplir. Pretextos van a encontrar todos los que gusten. Realidades: un novillero y media docena de matadores nuestros han pasado por Las Ventas sin conseguir siquiera una modesta vuelta al ruedo.

Ya solo resta turno a Ignacio Garibay, anunciado el miércoles con los de Carriquiri. Y menos mal que andaba por allí, para plantar su pica, un señor torero a caballo llamado Ignacio Meléndez. 

Share
La Jornada
Nacional Michoacan
Aguascalientes Guerrero
San Luis Veracruz
Jalisco Morelos
Zacatecas  
Tematicas
Defraudados Izquierda
AMLO Precandidatos 2012
Servicios Generales
Publicidad
Contacto
© Derechos Reservados, 2013. Sierra Nevada Comunicaciones S.A. de C.V.