Apedreo político a la salud

Una pregunta clásica cuando se atiende un paciente aquejado por una enfermedad infecciosa es el que nos pregunte ¿cómo me infecté? Y créanlo, es muy difícil responderle debido a que el cuerpo es una coraza impermeable que nos protege del medio ambiente, donde nos rodean los agentes infecciosos, mismos que proliferan a expensas de buscar un equilibrio que les permita sobrevivir parasitando seres vivos vegetales, animales o humanos. Al cuerpo lo protege la piel, un guante biológico perfecto que si se rompe, es decir si altera su continuidad sufriendo heridas, pierde la protección parcial o totalmente, excepto con patógenos como los hongos dermatofílicos que se adhieren a ella, llamados así por que gustan de alimentarse de los residuos cutáneos de la epidermis, la capa superficial de la piel constituida por células muertas protectoras o de sus anexos de queratina como los pelos o las uñas, tejidos inertes que nadie come pero que a los queratinofílicos les gusta para proveerse de esas partículas de epitelio superficial o de sus anexos, como uñas y pelo.

La destrucción parcial o total del muro protector de la piel explica por qué los individuos que se rascan o los que la hieren, como ocurre con los adolescentes tentones que escorían su cara rascándose con las uñas ante la presencia de barros, exponiéndose a adquirir infecciones o bien cuando se sufren heridas o quemaduras que rompen la continuidad del guante cutáneo, cuyo máximo peligro es que se trastoca la capa protectora que ofrece un sitio por donde entran los agentes patógenos infecciosos que nos rodean: virus, bacterias, protozoarios y muchos más causa de infecciones no pocas veces importantes, del que son ejemplo las infecciones por clostridios del tétanos y el ántrax, miembros de la guerra bacteriológica por su gran potencialidad de producir exotoxinas mortales, enfermedades que han desaparecido potencialmente debido a que hemos modificado nuestros hábitos y costumbres, tan sólo con lavarnos las manos tantas veces como podemos y acomodar nuestras excretan en canales de drenaje.

Otro mecanismo elemental para infectarnos es cuando introducimos alimentos al tubo digestivo cuando comemos, nos chupamos un dedo, una pluma o ingerimos alimentos de dudosa elaboración, fuera de casa, hecho con el que introducimos virus, bacterias, parásitos, capaces de soportar el infierno gástrico de la digestión para instalarse en la luz del intestino y causar trastornos innumerables como gastritis, enteritis, colitis, enfermedades que nos hacen ver “muy cochinos”, porque estos agentes se eliminan por el ano en las defecaciones y cuesta trabajo entender cómo regresan a nuestra boca para aceptar que la infección es ano–boca. Estas infecciones predominan en tiempos de lluvia, que ya se han adelantado este año y que muestran la pobreza social de los políticos, con excepción es Andrés Manuel López Obrador, un hombre del pueblo que entiende al pueblo, porque el resto, los demás ahora destapados en verborreas, no hablan de salud, de invertir en drenajes, acomodo o reciclamiento de basuras, contaminación; todos imaginando cómo dejar en manos extranjeras el petróleo, la construcción de carreteras, campos turísticos o hacer obra pública de relumbrón, explotar recursos nacionales rentados a otros países, heredando curules a sus hijos, parientes, nietos, porque la política es hoy día un futuro para los que no hacen, nada que no sea acumular riquezas; por ello no hablan de educación popular masiva, salud y trabajo para todos; los pilares del progreso político y social, razones más que suficientes para que Pri, Pan, verdes y panales se vean como continuadores de desgracias y que además crean que no los vemos; tal es el caso del copetón, ignorante muñeco de Salinas; la condescendiente y continuadora del panismo, que pasó desapercibida en los puestos públicos que ha desempeñado y que ahora dice que los continuará; otro el quadri–adriado que ni siquiera conoce a quién lo impone, que pretende no imaginar que tan sólo es un distractor sin esperanza alguna.

Que conste que no hablé de las infecciones sexuales, de enfermedades transmitidas por picaduras de artrópodos, que formando un mundo con el que el sistema y sus políticos apedrean a la salud.