Viernes, abril 26, 2024

La educación a través de la cultura

La educación a través de la cultura. A principios de la década de los 80 del siglo pasado (XX) la Unesco junto con la Secretaría de Educación Pública diseñan e implementan un programa de educación inicial a través de padres de familia y miembros de la comunidad.

Lanzan una convocatoria para integrar dos equipos de trabajo. Un primer grupo de experimentación y un segundo de implementación. En ambos se contratan antropólogos, sociólogos y trabajadores sociales en razón de que se busca utilizar la educación como medio para el desarrollo comunitario.

Tlaxcala es seleccionado como una de las 10 entidades para la implementación en tres espacios de su territorio. Uno de ellos se ubica en las faldas de la Malinche entre los poblados que comprenden la ruta de Tetlanohcan a San Isidro Buensuceso.

Además de organizar a los padres de familia, capacitarlos, realizar actividades educativas con niños menores de 6 años de edad, otra tarea es la de rescatar las experiencias educativas, los juegos  y los juguetes locales.

Derivado de esa experiencia llama la atención la información que aparece en la semana sobre la publicación de un libro sobre cuentos nahuas y otomíes del Estado de Tlaxcala publicados por el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).

Al revisar el Facebook del INPI grande es la sorpresa al encontrar una variedad de textos que visualizan las culturas de los pueblos indígenas que resisten a lo largo y ancho del territorio mexicano.

Del sarape al maíz

Cuentos Nahuas y Otomíes de Tlaxcala, escrito por Pattsy Garnelo Vega con ilustraciones de Diana Karen Pérez Prado. Lo primero que llama la atención es la frase: “el último relicto otomí” puesta en la introducción. La palabra relicto no es común, por lo que podría inferirse que se trata de un error y debe ser reducto.

Julián Pérez Porto y Ana Gardey refieren en la página electrónica de definiciones que el diccionario de la real academia no da una definición, pero lo relaciona al ámbito del derecho para referirse a lo que deja una persona cuando se muere y se divide en caudal relicto y caudal íntegro.

Agregan que en biología se utiliza para nombrar cuando el numero de una especie se encuentra en retroceso y limitada a un espacio geográfico pequeño, es decir a especies muy escasas. En esa lógica puede considerarse que la idea que se comparte es que las culturas nahua y otomí en Tlaxcala son escasas.

El libro se integra por los cuentos: “el maíz en San Juan Ixtenco”, “El pepenado Ixtenguense”, “entre hilos y telares”, “La fiesta de boda”, “La lengua Yühmu” y “La residencia de la Matlalcueye”.

La residencia de la Matlalcueye

Veamos un fragmento: Pasaron días, semanas, meses… y la familia de Topiltzin se encontraba incierta, pues desde aquella noche no lo volvieron a ver. En su angustia llegaron a pensar que estaba muerto, por lo que cada año posterior, en la celebración del día de los fieles difuntos, la familia de Topiltzin le dedicaba un pequeño altar con su nombre.

Cierto día, mientras la hermana menor de Topiltzin se encontraba afuera de su casa recogiendo ocotitos, observó a lo lejos como se aproximaba su hermano con su típico costal de leña al hombro. Su hermana, de nombre Iztli, se sorprendió tanto que corrió a su casa para anunciar la llegada de Topiltzin a toda la familia.

Topiltzin entró a su casa como de costumbre, su padre y su madre lo miraban atónitos. Lo abrazaron y le expresaron su preocupación:

—Hijito ¿Dónde has estado?

Topiltzin muy tranquilamente les contestó:
—Recolectando leña, como siempre.

Su madre quien no podía aguantar las lágrimas le dijo:
—Pero… si han pasado ¡treinta años!

Topiltzin miró a sus padres y serenamente les respondió:
—Apenas si fueron tres horas las que me fui.

Inmediatamente le contó a su familia del maravilloso lugar escondido dentro de la Matlalcueye. Apenas terminado el último detalle, Topiltzin se desvaneció y falleció sin causa aparente. Es así, como ahora se sabe que en el interior de la Matlalcueye hay cascadas, lagunas y mucha vegetación, ahí dentro todo es muy bello, como si la misma diosa habitara su propia residencia. Esta historia, también sirvió para que los muchachos no caminaran solos en la noche por las veredas de la montaña porque se les puede dar por perdidos.

A Kawitu Wixaritari

El interés de este trabajo es presentar parte de la visión cosmogónica de los Kawitu en la cultura Wixarika (conocida como huichol). El libro es de Moisés Montiel Tapia y Paola Denisse Lozano Vera con ilustraciones de Manuel Rodríguez Sánchez.

En la introducción expresan que la “traducción literal es el “camino de kawi” (la oruga), ya que ella es quien guía a los peregrinos en su viaje a Wirikuta, lugar sagrado en el oriente de su geografía. Y así como la oruga se transforma en la mariposa por la metamorfosis, el peregrino al obtener conocimiento se convierte en un iniciado.

El sabio que conoce gran cantidad de relatos cosmogónicos se llama Kawiterutsixi, y es de gran importancia para la comunidad ya que preserva su cultura arraigada desde tiempos inmemoriales. Este sabio además es portavoz frente a otros pueblos y otras culturas. Cabe señalar que el Kawiterutsixi forma parte del Consejo de Ancianos, que es la autoridad principal en algunas comunidades Wixaritari, y además es respetado por su conocimiento.

La que prepara el agua preciosa

Atlaquetzalli “La que prepara el agua preciosa” es un texto escrito por Marco Antonio Hernández y Karen Lisset Hernández Hernández, con ilustraciones de José Ángel Osorio Cuellar.

Un fragmento: Tras de mí, se cerraron las cortinas. Un frio recorrió mi delgado cuerpo, yo era la última cocinera que recibieron, nos llevaron a un patio donde se encontraban los cocineros reales y todo tipo de alimentos y animales que jamás había visto en mi vida, me indicaron que podría hacer uso de lo que requiriera, así que puse a hervir por última vez mi bebida, y lo volví a batir y lo traspasé de mi olla a otra olla varias veces para airarlo. El tiempo trascurría, observaba el ir y venir de los pipiltin encargados de tan gran misión, en algunos momentos discutían, escuché que nada había complacido el paladar de Mayahuel.

Caminé lentamente a los pies de mis soberanos, todos quienes estábamos allí logramos una comunión con nuestro tonalli, rápidamente me acercaron dos jícaras rituales, le serví primero a Topiltzin Quetzalcóatl y lo bebió, buscó mi mirada y tímidamente lo miré, preguntó mi nombre, —Mahetsi— respondí, su mirada era profunda como la noche estrellada, después, él le sirvió a Mayahuel, quien sin dudarlo exclamó que era el aroma de los dioses y lo bebió, preguntó a Topiltzin cuál era el nombre de esta exquisita bebida. Quetzalcóatl tomó la mano de Mayahuel y le susurró al oído: “Xocolatl”, Mayahuel repitió sonriendo, “Xocolatl”, mientras se miraban fijamente a los ojos, no había duda, el aroma y sabor del Xocolatl no solo había conquistado el paladar de Mayahuel, sino también su corazón.

Juegos de mi México

Con motivo del día de reyes, el INPI puso en circulación un libro sobre los juegos escrito por Alejandro Retana Betancourt e ilustrado por Arendy Avelar Salmerón y Mildred Becerril Villanueva. Comienza con una nota para los tutores, los profesores y las infancias que dice:

En este libro, con la ayuda de Xoco, un dulce xoloitzcuintle, las infancias pueden conocer 10 juegos tradicionales que se practican en México. Estos juegos se han originado en pueblos nahuas, mayas, mixtecas, zapotecas, tarahumaras, tsotsiles y muchos otros. Ahora, luego de cientos años de convivencia, se juegan en más partes del país y del mundo y, con la ayuda de ustedes, pueden llegar todavía a más lugares, junto con un mensaje de respeto y admiración por los pueblos originarios

Los juegos son: Cuatro canastos (Milpa Alta, Ciudad de México), Patolli,  Malakachnenehmiltilistli o control de argolla y el juego de aros (San Luis Potosí), quince (Chihuahua), la pelota mixteca (Oaxaca),  la matatena, el maíz al hoyo, pash pash (Chiapas) y el tah culix (Yucatán).

Todos estos materiales tienen la particularidad de estar editorialmente bien producidos y ser de acceso gratuito. Así que quienes trabajan con niños, jóvenes, adultos o personas mayores tiene la posibilidad de aprender a partir de ampliar su horizonte desde la multiculturalidad.

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