PRECARIEDAD LABORAL

Un millón 835 mil 852 trabajadores en Puebla se encuentran en la informalidad laboral; es decir, 74.1 por ciento de las personas con una ocupación pueden tener algún grado de vulnerabilidad por no contar con sueldo, contrato o seguro social, o que la empresa a la que prestan servicios carece de registros; también se incluye a quienes trabajan por cuenta propia o como microempleadores, según datos del Instituto Nacional de Geografía.

La economía informal es el rostro de la pobreza que casi todos pueden observar, porque tener trabajo en condiciones de completa marginación es una contradicción en sí misma pero, sobre todo, una condicionante que lejos de contribuir al desarrollo de una sociedad la va llevando irremediablemente a estados vergonzosos.

Lo que preocupa e irrita es que ni el gobierno estatal ni la Federación tienen la vocación para remediar esta situación laboral precaria, y mientras los cinturones de miseria se ensanchan y las condiciones de vida para cientos de miles de personas avanzan hacia lo infrahumano, las administraciones públicas de uno y otro nivel presumen estadísticas alegres sobre el empleo, sin reparar en que esas “plazas generadas” en nada aportan a la calidad de vida de los ciudadanos y si abultan el número de familias pobres.

Las cifras publicadas el día de hoy deben poner en alerta a los gobiernos, a las fuerzas políticas, a los grupos empresariales, a las organizaciones de la sociedad civil y a todos los actores sociales, ya que el problema del trabajo informal es una cuestión que debe resolverse con las aportaciones de todos los sectores.