Ordena el CEN del SNTE limpia de "grupos tradicionales" en las secciones 23 y 51

La renovación que en un mes habrá de las dirigencias de las secciones 23 y 51 del SNTE no serán un proceso electoral más, sino tendrán un componente de suma trascendencia para la vida de estas organizaciones. Por disposición  del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del sindicato se ordenó una “limpia” de los grupos tradicionales que han controlado al sindicato, de tal manera que los comités seccionales deberán estar conformados en su mayoría por miembros que nunca antes habían estado en la cúpula de la agrupación. Es decir, se determinó que necesariamente debe haber un cambio generacional.

Al momento en que se conformen las fórmulas que contenderán por las dirigencias de las secciones 23 y 51 no solamente se buscará que sean integradas por profesores que sean votados mayoritariamente por los delegados de los congresos, sino que por lo menos 70 por ciento de esas propuestas estén conformadas por docentes que nunca han sido parte de la dirección gremial.

El otro 30 por ciento se dejará que sean para miembros que ya han estado en anteriores dirigencias. Es decir, que sea gente con experiencia.

Con ello se busca frenar a una larga lista de dirigentes que en ambas secciones han llegado a estar hasta en cinco periodos diferentes  en los comités ejecutivos seccionales de Puebla, lo cual da por resultado que han estado más años que Elba Esther Gordillo al frente del SNTE.

Al mismo tiempo se buscará que sea una “válvula de escape”, ya que hay un número elevado de maestros que tienen muchos años  inmersos en la vida sindical y simplemente nunca les toca un cargo relevante en la organización.

Obviamente dicha característica que se le buscará dar a las nuevas cúpulas del SNTE en Puebla no viene contenida en la convocatoria que el pasado fin de semana emitió el sindicato. Será la labor que tendrán los delegados del CEN que ya llegaron al estado a conducir la negociación entre grupos que permite elegir a los nuevos dirigentes.

Quienes a su vez imprimirán una tercera característica: no se dejará pasar a aquellos profesores que tengan un mal historial.

Tal situación le va a dar al proceso electoral un alto grado de complejidad que evitará que los secretarios generales salientes, Eric Lara Martínez, de la 23, y Cirilo Salas Hernández, de la 51, puedan conducir el proceso para favorecer a un candidato en específico. Ya que ahora quien quede al frente de ambas agrupaciones no solamente deberá tener la capacidad de ganar a los delegados, sino llegar a los congresos con cuadros jóvenes y con prospectos que no sean rechazados por las bases.

Lo que va a pasar en las secciones 23 y 51 del SNTE forma parte de un proceso de transformación en general del sindicato, que no se reduce solamente a un cambio de cuadros, sino que busca la supervivencia de la organización a largo plazo.

Una vez que cambie el gobierno federal, el SNTE anunciará una profunda transformación en la cual buscará dejar de ser un sindicato que privilegia lo político y ahora se buscará dar más énfasis a lo educativo, pero especialmente en la formación técnica–pedagogía.

Y se tiene claro que esa transformación es frenada en los estados por los grupos que han controlado las secciones sindicales desde mucho tiempo antes de que se estableciera la necesidad de la evaluación de los docentes, de la modernización de las técnicas pedagógicas y la actualización permanente del magisterio.

Con dicho cambio se buscará crear cuadros sindicales que duren por los menos 20 años y tengan un perfil diferente a los actuales.

Ese cambio se ha venido generando en el SNTE de manera silenciosa. En la última renovación del CEN algo que sorprendió es que quedó fuera la mayoría de los dirigentes veteranos del sindicato en Puebla.

Actualmente solamente hay dos poblanos en la cúpula del SNTE: Jesús Huerta, debido a que el presidente del Comité de Acción Política en el estado; y Cupertino Alejo Domínguez, quien es parte de un colectivo de fiscalización.

Si los cambios antes enunciados se hacen realidad y no son parte de una nueva promesa vana, que al final se queda sólo en el papel, en septiembre habrá un parteaguas en el sindicato magisterial, ya que hasta hace unas semanas se deba por hecho lo siguiente:

1. Que en la sección 51 del SNTE la dirigencia quedaría en manos del grupo de Guillermo Aréchiga Santamaría, quien es actual diputado local y ex secretario general de esa agrupación.

2. En la sección 23 había posibilidad de que el nuevo secretario general surgiera de los grupos encabezados por Cupertino Alejo Domínguez, Óscar Emilio Carranza o Jorge Rodríguez, luego de que este último es quien está alentando la inconformidad de los delegados regionales del sindicato, quienes quedaron fuera de la posibilidad de ser delegados en el Congreso Seccional.

En caso de que se haga realidad los cambios en cuestión, dichos grupos quedarían marginados de las secciones sindicales.

Trascendió que se les ha dicho a los grupos que como tales tienen toda la libertad y el derecho de contender, pero sus miembros que quedan en las propuestas para ser parte de los comités seccionales debe ser gente que no haya ocupado un cargo antes.