“En un agujero en el suelo vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero hobbit, y eso significaba comodidad.” Hace años, cuando estaba más joven, me acerqué a la obra de J.R.R. Tolkien, el creador de un universo que ha fascinado a...