¿Y qué sucedía hace 150 años? / Quinta parte

Por fin llegó el 5 de Mayo, ese día que estamos prontos a celebrar, y al amanecer las tropas francesas se encontraban en Amozoc mientras el famélico Ejército mexicano se desplegaba a su derredor. Loreto, Guadalupe y el cerro de San Juan esperaban el ataque. Los soldados conservadores, también mexicanos, pero aliados del ejército invasor, se habían desplazado hasta Matamoros esperando el momento propicio para atacar a sus compatriotas por la retaguardia.

Antes del amanecer, Zaragoza se dirigió a sus tropas en uno de los dos mensajes, cuyas frases recorrieron todo el país y han sido repetidas en multitud de ocasiones, hasta la fecha.

“Soldados:

“Os habéis portado como héroes combatiendo por la Reforma; vuestros esfuerzos han sido coronados del mejor éxito y, no una, sino infinidad de veces habéis hecho doblar la cerviz a vuestros adversarios... Hoy vais a pelear por un objeto sagrado; vais a pelear por la patria y yo me prometo que en la presente jornada le conquistaréis un día de gloria...

“Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México, y os quieren arrebatar vuestra Patria...

“Soldados: leo en vuestra frente la victoria... fe y... ¡viva la independencia nacional! ¡viva la Patria!

Telegrama recibido a las 12 con 28 minutos.

Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

“Son las 12 del día y se ha roto el fuego de cañón por ambas partes. Ignacio Zaragoza.

Telegrama recibido a las 5 con 15 minutos de la tarde.

“Dos horas y media nos hemos batido. El enemigo ha arrojado multitud de granadas. Sus columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas y seguramente atacó con 4 mil hombres. En este momento se retiran las columnas y nuestras fuerzas avanzan sobre ellas. Comienza un fuerte aguacero. Ignacio Zaragoza.

Telegrama recibido a las 5 y 49 minutos de la tarde.

Excmo. Señor Ministro de la Guerra.

“Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria; el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente a derecha e izquierda durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión, y en estos momentos está formado en batalla fuerte de 4 mil hombres y pico, frente al cerro, la fuerza de tiro. No lo bato, como desearía porque, el Gobierno sabe, no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 a 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros... Ignacio Zaragoza.

Telegrama recibido a las 8 con 25 de la mañana del 6 de mayo.

Excmo....

“Acabo de visitar el hospital y hasta esta hora se han podido recoger 215 heridos, entre ellos como 30 franceses. Según lo que he calculado habrá habido por ambas fuerzas beligerantes una pérdida como de mil 200 hombres... Ignacio Zaragoza.

Mayo 9 de 1862.

Sr. Presidente Don Benito Juárez.

“...Por el parte oficial que dirijo se impondrá usted más detenidamente del glorioso triunfo que las armas nacionales han obtenido sobre un invasor injusto... preparo una fuerza de 5 mil buenos infantes... pues aunque el enemigo se retira y va desmoralizado, sabe bien que fue rechazado por un número de fuerza inferior hasta en disciplina a las que él tiene... es indispensable llevar fuerzas iguales; bien quisiera poder conducir un número doble, pero esta miseria, estos pueblos tan egoístas cuando no exhaustos de recursos, me lo impiden...

“No me parece por demás advertir a usted que por este rumbo existen gruesas partidas de reaccionarios y que el orgullo francés ha sido herido profundamente y, por lo mismo, importa mucho que esta ciudad execrable, que no he incendiado porque existen en ella criaturas inocentes, quede de pronto bien resguardada...

“No hay que confiar en los reaccionarios, son muy infames y aseguro a usted que con excepción de Negrete, y otros muy pocos, me ha causado grande afán para poderlos sobrellevar, empresa bien difícil, al frente del enemigo extranjero...

“Es muy justo recompensar a los valientes que han combatido tan heroicamente por su Patria; pero yo suplico a usted que esto no sea con empleos ni grados militares que tan caro cuestan a la Nación. Expídanse cruces o medallas y la ambición militar quedará cubierta y los servicios premiados sin crear nuevos elementos de bancarrota... Ignacio Zaragoza. 

Desde la Hacienda de San Diego de Álamos, en mayo 7, Antonio Taboada dirige una carta al Gral. Miguel Negrete, invitándolo a unirse a las fuerzas invasoras, el texto y la respuesta son dignos de conservarse:

“...Los antiguos vínculos de fraternal amistad que nos ligan y el conocimiento que tengo de sus opiniones firmes y acendrado patriotismo, me estimulan a dirigirle la presente... Los mexicanos que venimos con el ejército francés hemos podido lograr de éste, en gracia a la buena intención que trae para con México, que suspenda sus operaciones de ataque... y nos ha movido para dar este paso, por una parte, la persuasión que tenemos de que toda resistencia por la fuerza de Juárez, por obstinada y gloriosa que sea, será siempre impotente ante el gran poder y los elementos inmensos de la Francia (porque) su honor mismo obliga a no cejar y, por otra parte, la consideración que abate mi espíritu de los incalculables males y  profusión de sangre mexicana que esta guerra va a ocasionar...

“Medite bien, querido amigo, sobre la naturaleza de la causa que usted accidentalmente y por un funesto error está defendiendo...

A todo lo anterior el Gral. Miguel Negrete responde:

“...Con indignación me he impuesto del contenido de la carta... porque en ella me invita usted, sin rubor, a que olvidando mi calidad de mexicano me alíe con los traidores a su patria y con el ejército francés...

“...Cuando usted se ha atrevido a dirigirme sus letras para inclinarme a cometer una infamia...

“Yo no soy de esos hombres que se venden a todos los partidos sino de los que se sacrifican a su patria, porque ella es antes que todo. Así, pues, intentar seducirme para que falte a mis deberes y para que traicione a mi Patria, que siempre ha sido mi ídolo, con el objeto de que unos cuantos hijos desnaturalizados suyos, apoyados en las fuerzas francesas, hagan triunfar en la República sus bastardas aspiraciones, es tanto más imposible, cuanto que tengo la determinación resuelta de morir mil veces antes que manchar mi nombre y mi memoria transigiendo con extranjeros...

“...si ustedes y los franceses, sobre todo, persisten en la idea de traernos la guerra, hundiremos al país en sangre, pero jamás será dominado por Francia ni por ninguna otra Nación,  por poderosa que ella fuere.

“...Traer, pues, un ejército de Francia, para hacer prevalecer en la República ciertos principios políticos es un acto tan insensato y tan antipatriótico, cuanto que ha sublevado aún a los mismos que lo profesan y no será extraño que hasta la reacción se nos una para contrariar esas miras de deshonra.

“...Resumiendo, diré a usted que, no pudiendo hallar frases en el lenguaje con que poder dar una digna contestación, me conformo con decirle que evite volver a dirigirme sus letras... porque antes que partidario soy mexicano.

¿De haberse escrito actualmente lo anterior acaso se tacharía a Negrete de radical, de políticamente incorrecto, de poco diplomático?

¿Cuántos de estos valores se han perdido en la larga época de paz e institucionalidad?

Usted, amigo lector, tiene las respuestas.