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Respira el Tri y se abre el paréntesis veraniego

Por: Horacio Reiba

2013-06-10 04:00:00

En la eliminatoria de la Concacaf, por fin estrenó México la columna de partidos ganados. Menos mal. Podemos olvidarnos por ahora –aunque sin quitar el dedo del renglón– el tema de la calidad del juego, que sigue siendo deficitaria. Y las limitaciones, evidentes, de los equipos rivales –de balón cuadrado, condición además contagiosa. Para pensar que mañana, instalados de nuevo en el Azteca y en la lógica, habrá victoria sobre Costa Rica, a la que desde hace varios años se le tiene pisada la sombra, aquí y allá.

Y pensemos que viene una prueba, la Copa Confederaciones, en Brasil, mucho más interesante en lo futbolístico. Y desde luego menos angustiosa. Después, el paréntesis del verano.

 

El músculo duerme,

la ambición descansa

 

Aunque no del todo: que la temporada de futbol finalice no significa que todo mundo se tire a la bartola. Al contrario, sólo que la actividad pasa del campo a los despachos, y el intercambio de telefonemas y correos  se torna febril por estos días. Es la época en que los equipos se rearman –o se desarman, si hablamos de México–; época en que las noticias se concentran en traspasos, préstamos, planes y modificaciones al por mayor. Aunque entre nosotros tenga que ser vía draft –vaya palabreja–, ese tianguis empresarial cada vez más desacreditado. 

 

Puebla de la franja

 

Lapuente se queda, pese al desairado final de temporada que tuvo el equipo. Eso cuenta y marca un primer punto a favor. Ahora bien, estaba clara la urgente necesidad de dotar al cuadro amorfo y sin identidad que la franja ha venido siendo de lo más elemental: una columna vertebral que funcione como tal. Es decir,  un portero confiable, un defensa central con mando de área, un buen armador y surtidor de ofensivas y un auténtico 9 para finalizarlas. Nada sugiere que se estén atendiendo dichos requerimientos.

La incorporación de veteranos en declive como el Chango Moreno, Leandro Augusto o Jorge Villapando huele más a choteo que a otra cosa: evidentemente, por ese camino no se resuelve nada. Los actuales propietarios del equipo, que se dan el lujo de ostentarse como accionistas mayoritarios en dos clubes, harían bien en conformarse con uno que lo fuera de verdad.

Por ahora, el camino elegido no parece ser el más indicado.

 

América

 

Cesó la euforia, pero no la ambición. Ya hablan de ligar dos, tres títulos consecutivos, como si el último no hubiese tenido mucho de milagroso (lo merecían, no obstante). Deben pulir su sistema de juego –bastante difuso hasta ahora– e intentar suplir las ausencias de Diego Reyes –adquirido por el Porto– y, según parece, Christian Benítez, empeñado en emigrar a Europa.

Habrá que ver qué tanto les dura el impulso anímico. Porque de futbol no andan precisamente sobrados.

 

Chivas

 

Vergara, de desastre en desastre, no parece muy seguro de nada de cara al futuro. La posible venta a Slim parece que definitivamente se cayó, y al ultramoderno estadio Omnilife seguirán sin acudir los tapatíos mientras no se les ofrezca algo decente.

Sin proyecto consolidado, sin garantías de continuidad para su desgastado cuerpo técnico –vía reforzamiento del plantel y cierta seguridad laboral–, lo poco que deslice el mandamás a los medios suena petulante y hueco. Eso de que “al Guadalajara no viene cualquiera” tiene más de insustancial bravata que de declaración de principios. Para más inri, sobre Chivas USA pesa una seria advertencia de desafiliación debido al desinterés del propietario por cumplir con los requisitos mínimos de inversión que exige la MSL. El Chelís, abandonado a su suerte, terminó el torneo con una seguidilla de derrotas que le acarrearon fulminante cese.

En eso sí, Vergara sigue siendo Vergara.

 

Madrid

 

La gestión del “mejor entrenador del mundo” terminó, tres años después, en agua de borrajas. O en algo peor, pues Mourinho se marchó entre pitos –el día de la despedida en el Bernabéu sólo la Ultra Sur, una de las barras más violentas que hay en Europa, tuvo el detalle de homenajearlo, contra la oposición de todo el estadio, y seguramente por instrucciones y bajo subvención de Florentino Pérez, el Vergara de allá.

Florentino, por cierto, acaba de ser reelecto presidente ante la inexistencia de opositores, y pese al papelón que está haciendo en sus intentos por contratar al galés Bale. Pero Carlo Ancelotti, elegido para suceder a Mou, deberá lidiar a su llegada con un vestuario dividido, muchas caras nuevas (se van Higuaín, Benzema, Fabio Coentrao y seguramente Modric) y la ausencia de un verdadero proyecto futbolístico –el Madrid juega a lo que el entrenador en turno disponga, y llevan todo el siglo cambiando maniáticamente de DT, una sucesión de tipos con esquemas de juego disímbolos y hasta opuestos. Es esta la principal diferencia con el Barça, paradigma de estilo unificado y propio desde los infantiles de La Masía hasta los titulares del equipo mayor.

Por ahora, la Casa Blanca, pese a su supernómina, tiene a la incertidumbre como ama y señora.   

 

Barcelona

 

Tampoco está claro su porvenir inmediato, con un DT enfermo y el derrumbe europeo reciente como telón de fondo. Se discute si conservar la estructura de los últimos cinco años es lo más conveniente, como sostienen Tito Vilanova y su cuerpo técnico, seguros que de que con la incorporación de Neymar el equipo volverá a ser lo que fue. Cruyff es de los que opinan en contra. Y lo que el brasileño viene rindiendo con su selección no invita al optimismo.

Bayern Münich

 

El rey de Europa conquistó el sábado 2 la Copa de Alemania (3–2 sobre el Stuttgart), lo que lo convierte en el séptimo equipo del continente que, en 57 años, ha logrado la triple corona (liga y copa de su país y Copa de Europa en un mismo año). Para Jupp Heynckes, un adiós inolvidable, pues como se sabe, su propia directiva lo jubiló por anticipado en el ansia por contratar a Guardiola.

Por tanto, Pep Guardiola enfrentará de entrada el reto de mejorar lo inmejorable… al menos en cuanto a resultados triunfales se refiere. Lo otro sería el futbol en sí, el estilo de juego que, ojo, el Bayern, con todo su poderío, no acaba aún de definir –me remito al baño que un equipo de nómina muy inferior, el Borussia Dortmund, le dio en Wembley durante media hora, apoyado precisamente en el buen dominio de un estilo propio. Por ahí van, precisamente, las posibilidades de que el catalán, si le tienen paciencia, deje huella en Alemania.

Va a disponer, eso sí, de los frutos de ese expolio que históricamente ha practicado el Bayern a costa de los demás equipos alemanes en cuanto se animan a discutirle la supremacía. Por lo pronto, las próximas perlas importadas desde Baviera proceden de Dortmund y se llaman Mario Götze y Robert Lewandowski. Nada más, nada menos.

 

La reapertura

de Maracaná

 

A punto estuvo de no ocurrir, pero el municipio revisó a última hora las obras de remozamiento y autorizó el Brasil–Inglaterra anunciado para la ocasión. Fue un partido abierto, disputado con despreocupación y sin ánimo de hacer sangre al rival, lo que lo convertiría en un espectáculo agradable y vistoso.

En materia de futbol, casi impresionó más el visitante que el anfitrión. Brasil evitó la derrota faltando 10 minutos gracias a una soberbia bolea de Paulinho, a pase de su extremo diestro  Lucas Moura, que se abrasileñó de repente. Pero un gol aún más hermoso fue el segundo de los ingleses, impresionante comba de Rooney desde fuera del área, apuntada al ángulo contrario del arco de Julio César. Antes, habían marcado Fred (57’) y Chamberlain (67’). Neymar, menos que discreto.

 Pese a lo entretenido del encuentro, ninguno de los dos  equipos acaba de enseñar patas para gallo.

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