Misandria y misoginia

Misandria y misoginia son dos términos indicadores de conducta humana que expresan odio o animadversión al género masculino y femenino respectivamente; lo real es que ambas conductas se expresan de manera simple y bastante común en la sociedad humana, muchas veces no bien expresadas o percibidas como conducta anormal, pero cuando se perciben son una enfermedad imposible de ocultar, una verdadera patología similar al racismo, del que hay numerosos ejemplos en la evolución histórica de los grupos sociales; quizá donde la misoginia es más perceptible es en la evolución histórica social humana, en la que subsiste considerando que la mujer es un ser incompleto que ocupa un pedestal inferior al masculino, resultado de diferencias primarias de sexo, donde quizá el primer ejemplo es el caso del antiguo testamento, donde se señala que dios creó al hombre a imagen y semejanza, a Eva la sacó de una costilla para que lo acompañara y les encargó reproducirse para poblar el mundo, la primera contradicción del mandato es que comió manzana y le dio a Adán; seguramente fue sexo, pero no se dice así, se le llama “pecado original” y dicha actividad la hemos de pagar todos, como misoginia, o culpa femenina que obliga a sumisión mística, donde las mujeres solo pueden servir, pero no oficiar, son esposas célibes de dios, que sirven y protegen a representantes de dios también célibes.

Contradicción tan grave socialmente que da origen a misoginia, cohabitación disimulada con dios, su esposo, a pederastia evidente y múltiples problemas de conducta siempre callados. La comunidad musulmana que practica una religión también derivada del mismo dios padre de Cristo y Mahoma, ambos hijos del dios padre, creadores del cristianismo y la concepción musulmana, abiertamente misóginos, resultado de estratos sociales patriarcales que doblegan a la mujer, considerada por ambos libertina de origen, por lo que las mujeres deben vestir cubiertas totalmente, sin mostrar piel, como ocurre en los monasterios católicos o las calles de los musulmanes. Ambas sociedades son fuertemente misóginas y sus culturizaciones ampliamente diseminadas, una compitiendo con la otra en mostrarse más opresiva con la mujer, donde los periodos menstruales se interpretan como castigo a su deseo sexual irrefrenable, quizá la razón porque los islámicos cortan el clítoris a las mujeres a manera de la circuncisión femenina para evitar el orgasmo femenino; un acto salvaje e incomprensible.

Los católicos hacen de la madre de Cristo una mujer asexual que engendro sin sexo, dormida y germinada por un espíritu santo del que se embarazó y después parió de manera sui generis; no hubo, por tanto, concepción; tampoco eyección pélvica o parto, donde se deduce que María, la madre del hijo de dios, fue una mujer asexual, castrada, no fecundada, negada al placer, y que así deben serlo todas las católicas, cosa que afortunadamente no hacen en la práctica. El grupo religioso llamado Talibán, de Afganistán instalado en 1970 a instancias de EU, prohibió educación de mujeres, se confinaron a sus casas, con uso de burka cubiertas de pies a cabeza. El Vaticano procede con los conventos de manera semejante; las mujeres son servidoras de sacerdotes, asexuales y cubiertas, sólo mostrando cara y ajenas al sexo.

Durante el sexenio de Fecal, que afortunadamente terminó, la señora Ernestina Asencio Rosario, de 73 años de edad fue amarrada y atacada tumultuariamente por militares en su domicilio el 25 de febrero del año 2007; Fecal, el presidente espurio, tomo cartas en el asunto con su jefe de Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, la agredida llevada por sus hermanos al Hospital de Rio Blanco, murió al día siguiente; dijo que la atacaron soldados, que violaron tumultuariamente. Fecal y el “alchichincle” afirmaron que doña Ernestina murió de indigestión porque padecía gastritis crónica y que la violación–asesinato la efectuaron delincuentes disfrazados de militares.

La Secretaría de la Defensa Nacional emitió un comunicado explicando a periodistas el suceso ajeno a sus soldados; lo recogió pocos minutos después “por contener errores”. Terminó el sexenio, nunca se aclaró el suceso; si avaló la misoginia, hipocresía y gazmoña del falso presidente que sumió al país en un falso combate militar a las drogas y prevalecieron los feminicidios. Hoy las autoridades universitarias proponen a un evidente y conocido sufridor de misoginia para ser director de nuestra facultad, en espera de que 60 por ciento de estudiantes y maestras voten por él.