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Enfermedad social común

Por: Antonio Cruz López

2012-04-17 04:00:00

La más grave enfermedad social de México es la deformación política de la conducta comunal que nos invade, derivada de gobiernos neoliberales avasalladores de principios éticos de conducta, tanto si los adquirieron de la revolución de 1910, “revolucionarios” bajados del caballo para treparse a limosinas, igual que los patrones dueños del comercio y su partido sin Acción Nacional, ambos formando el grupo de poder Pri–Pánico (PRI y PAN), basando su quehacer en la enfermedad social común que crearon llamada corrupción, que proliferó en negocios amañados, intercambio de intereses reprobables, venta de puestos públicos, inseguridad, lavado de dinero, encubrimiento de fraudes, tráfico de influencias, mordidas, extorsiones, falsas promociones, recomendados, contactos amañados; por esto y más, la corrupción es enfermedad generalizada que los obliga desde niños a perder sentido de moralidad, viviendo lejos de honradez y justicia, dañando a sus hijos, sin modelo de vida a imitar, nada digno de elogio, imposibilitados a defender verdades que los equivocados expresamos porque somos comunistas envidiosos, no los dejamos avanzarse libremente, por ello los Pri–Pánicos deciden heredar sus puestos a familiares e incondicionales; si lo duda vea la lista de aspirantes a diputados, senadores o gobernadores, de hoy, inmersos en el viejo lema “el que no transa no avanza”, sujetos a carencia de ética y moralidad, educación que se torna común y aberrante en su práctica, que nos hace imaginar que sus hijos crecerán, sin virtud, honradez, justicia, moralidad, que son actitudes para ellos tontas, indignas, impropias de un sujeto valioso y encumbrado en los estratos políticos.

El concepto de ética se perdió en la política, importa que la familia esté colocada en dinero e influencias, negocios de extranjeros que explotan materia prima, todos en puestos clave, no en la tarea imposible de valores, justicia, honradez o verdad, que sería un falso empeño de maduración humana. Estos hechos se agudizan más al ver los héroes públicos de cine, telenovelas, propaganda política, comerciales viciosos, héroes de comedia que el público debe juzgar con simpatía y benevolencia, como modelos de vida, de donde surgen Peña Nieto y Vázquez Mota, ejemplos “virtuosos” que la población debe seguir por su lengua, aunque sus antecedentes digan lo contrario.

El sobrino del tío en el estado de México no tiene calidad política e intelectual; dice que cumplirá con la economía social actual; seguro que estará listo a cobijar a sus seis hijos “con honradez y justicia”; la señora Vázquez Mota dice que pugnará por educación becada; olvidó que fue secretaria de Educación, donde nada hizo, se la pasó fumando su segundo apellido, con notoria incapacidad en sus puestos, señaló que la UNAM es institución inservible. La propaganda de ambos matiza y alaba hechos alejados de la realidad, en los dos se percibe en papel incómodo, contradictorio, con más de lo mismo arrastran a sus partidos sin cambio, sin nada que modifique los vicios públicos, sin sentido distributivo, ecológico, social, con propuestas del despeñadero del uno y la fuma de yerba de la otra, sin respeto al público que se acarrea a escuchar su falta de propuestas y cambio, sin agresividad individual como elemento positivo de personalidad que facilitaría realizar objetivos, vencer dificultades, mantener niveles de energía y eficacia, que se ven endebles a la problemática existente en el país.

Andrés Manuel López Obrador, en cambio, rompió los mitos atribuidos a su personalidad; dejó transparencia inobjetable en sus obras; su plantón en Reforma evidenció el fraude del PAN en 2006, canalizó la falta de respeto que se han ganado las instituciones, el “peligro para México” que FeCal le atribuyó lo borró mostrando que encabeza un cambio posible con su “presidencia legítima”; su plan de gobierno y gabinete inclinó el apoyo de ricos decepcionados del PAN, no tiene ni necesita financiamiento del presidente venezolano Chávez, a quien ni trata ni conoce, su nivel “bajo” en encuestas oficiales es todo lo contrario, pues recorrió el país llenando plazas públicas sin acarreos; Peña Nieto y Vázquez Mota no pueden debatir con él, le huyen; no sólo apoyará a pobres, pues es imposible gobernar sin riqueza, porque ésta es el fomento a las fuentes de trabajo que generan ocupación y posibilidad de vida decorosa.

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