Los resultados del sexenio del empleo: mayor pobreza y precarización laboral

El modelo neoliberal se ha fincado en una mayor explotación sobre los trabajadores, teniendo como pilar la reducción del salario real y la precarización laboral, generando una gran polarización socioeconómica, un puñado de familias que se apropian del valor generado por esos trabajadores y de los territorios y sistemas ecológicos, y la gran mayoría de la población que se ve reducida a la sobrevivencia y la extrema pobreza.

La ley de acumulación de capital enunciada por Marx continúa su cruel vigencia, diversos indicadores nos muestran la concentración de la riqueza social y natural en unas cuantas manos. Uno de los más publicitadas es el acceso de mexicanos “notables” a la lista de los más ricos del mundo, editada por la revista Forbes, en la cual en este año están nombradas once familias –Slim, Salinas Pliego, Bailleres, Larrea, Arango, Azcárraga, R. González, Hank, Harp, R. Hernández y El Chapo– cuya riqueza equivale a 10 por ciento del PIB. Esta concentración se observa también con los datos que publica Inegi sobre la distribución del ingreso, resulta que 10 por ciento de la población se apropia de 33.9 por ciento del ingreso total, y el siguiente 10 por ciento tiene 16.3 por cento, es decir que 20 por ciento de las familias concentran 50.2 por ciento de la riqueza generada, esto para el año 2010. 

En el otro polo, el incremento de la pobreza es brutal, millones de mexicanos que están condenados al hambre y la miseria, según los datos oficiales en el sexenio del empleo se elevó de 45.5 a 57.7 millones el número de mexicanos en pobreza, entre 2006 y 2010 (último dato disponible). El cuadro 1 permite apreciar la evolución de la pobreza durante las administraciones panistas, en el periodo de Fox hubo una ligera disminución, pero en el sexenio que ahora concluye se vuelve a elevar la proporción de la población en pobreza. Aun cuando la magnitud absoluta ha sido cuestionada por especialistas en el tema (por ejemplo Julio Boltvinik la calcula en 80 por ciento de la población, ver La Jornada de abril y mayo), lo que nos muestran esos datos es una tendencia de profundización de la pobreza y que ésta es estructural, propia del modelo de acumulación neoliberal.

Se trata de que  los ingresos de la población, de los trabajadores, no son suficientes. Ya mencionábamos la semana pasada que 45 por ceinto de la población ocupada gana menos de dos salarios mínimos. Pero además se observa que en la administración calderonista el deterioro de los salarios ha tendido a incrementarse, lo cual se puede apreciar en el gráfico 1: en el caso del manufacturero la pérdida es de 6.9 por ciento y del mínimo es de 12 por ciento, esto al mes de junio del presente año. Junto a ello, la precariedad laboral es lo cotidiano, del total de asalariados (según Inegi, Trabajadores subordinados y remunerados) encontramos que 39 por ciento carece de prestaciones, 46 por ciento no tiene acceso a instituciones de salud y 47 por ciento no tiene contrato por escrito.

Organismos internacionales han señalado que México es uno de los más países con mayor desigualdad, no obstante esto, el pasado primero de septiembre, en la entrega de su informe, la presidencia presentó su propuesta de reforma laboral, insistiendo en la flexibilidad, en la agresión a los derechos laborales –existentes legalmente, pero poco respetados por las autoridades gubernamentales y las empresas. De esta manera, con la alianza orquestada entre el PRIAN y los poderes fácticos se buscará imponer esta iniciativa que generará mayor desigualdad y precariedad laboral. Esta sería la cereza del pastel, la conclusión de un sexenio que profundizó en nuestro país la miseria, el desempleo y la exclusión. Llegó impuesto, sirvió adecuadamente a los grandes capitales y les garantiza su continuidad mediante otra imposición, obviamente no es solo la presidencia, es el sistema en su conjunto.