2012-12-17 04:00:00
Ahora atada a la pared de mi memoria
Cuál de los dos es el rehén del otro
En esta urgencia de comprobarte con las manos
Jorge Enrique Adoum: La bailarina de Aurangabad
Espejo opacado de nuestros gestos
con el vaho y el unto de las dudas,
refleja umbroso el último de sus abrazos,
aquel tan intranquilo, tan extraño,
y rasguña el cristal con su mirada
que disipa en la distancia y en el humo del silencio.
No quiere caber en el azogue que nos plasma.
Se le ha convertido en un muro
donde la ataja mi memoria táctil
-espejismo más presente en lo lejano.
y le late en los labios y en los vientres inmediatos,
le pinta frambuesas en su espalda,
racimos que sangran al sorberse .
Todo lo íntimo entre nosotros le es ajeno,
incluida la ternura del afecto.
Ha decidido no recibir ni darse ni en masajes,
aunque aquello sea tanto y abundante
que se pega en el grano de las voces,
en la rítmica y contrariada voluntad de los respiros,
en la proximidad inquietante de la idea.
Ella se teme capturada en mis recuerdos.
Quiere negarme de su vista,
le apena contemplarse entera y alumbrada.
Y cuál es el rehén del otro
como pregunta el poeta a la cadera desolada
de una danzante que no deja de temblar en cada aliento.
No puede ser tan claro dónde está el lindero
entre lo íntimo y lo expuesto
cuando más temprano que tarde
cada secreto escapa, brota, punza, hiere
si como ella hace, lo guarece
en el mirar y parecer de todos.
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