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Una visión neurobiológica y cultural del chamanismo paleolítico

Por: Rafael H. Pagán Santini

2012-05-30 04:00:00

Actualmente parece existir lo que Lévi–Stauss1llama “un ansia apremiante que nos lleva a olvidar nuestra propia historia. La busque de encontrar el origen de las ideas y conceptos que defendemos hoy necesariamente pasa por revisar nuestra historia. Cuando se trata de comprender qué es la conciencia, obligatoriamente tenemos que remontarnos al origen biológico–social de este concepto. Este término se ha utilizado indistintamente y se interpretan conforme al interés de la persona que los exponga. Sin embargo, si nos remontamos al paleolítico superior, donde el lenguaje incipientemente iba tomando forma, la consciencia, actividad con conocimiento, tuvo que estar preñada de sus prácticas más abstractas y relevantes. Así pues, las reflexiones cognitivas del hombre paleolítico fueron el resultado de sus experiencias, limitadas por su capacidad léxico–verbal, y del conocimiento adquirido sobre el mundo.  

Cada día se presenta mayor evidencia sobre la capacidad cognitiva del Homo sapiens primigenio. Tanto la arqueología como otras disciplinas afines han documentado lo que pacerse ser una “explosión creativa” desencadenada por la migración de personas auriñacienses (procede de la localidad occitana de Aurignac) hacia la Europa occidental. Este grupo de Homo sapiens era anatómicamente similar a nosotros, su estructura social era compleja, en comparación a la unidad familiar o clanes, poseía una caza sofisticada y planeada, y un variado comportamiento simbólico. Entre sus características más sobre saliente está el poseer un lenguaje “pleno”, es decir, que eran capaces de crear sonidos arbitrarios con significados, de manipular complejas construcciones gramaticales, de hablar sobre el pasado y el futuro, de expresar ideas abstractas, de pronunciar frases inteligibles que jamás antes se habían construido2.  

La alineación de todos estos factores favoreció el desarrollo de lo que se conoce hoy como “arte rupestre”. Una expresión simbólica donde las líneas y las pinturas narran las visiones de los individuos que las crearon. Después de más de un siglo de debate existe cierto consenso en señalar que estas expresiones simbólicas son producto de las prácticas chamánicas, en las cuales, las visiones del trance extático se plasmaban en formas diversas y con significados variados. Sin importar las técnicas que pudieron haber utilizado para alcanzar el trance extático, debemos señalar, que sus visones más que señalar como era el mundo sobrenatural indican lo relevante de un mundo natural que se extiende a lugares que sólo los iniciados podían alcanzar. Las prácticas chamánicas representan un paso más en la división social del trabajo y en la diversificación social del hombre paleolítico. A partir de este momento se contará con evidencia de cómo un grupo selecto de iniciados interpretará su realidad cultural a través de sus visiones extáticas, recreando la realidad objetiva del mundo natural. Lo sobrenatural se inicia en las artes de la política, permitiéndome una licencia un poco exagerada, pero no equivoca, sobre el papel social que la brujería, la superstición y la religión jugaran milenios después.      

Las investigaciones neuropsicológicas, llevadas a cabo en laboratorios, han demostrado que se pueden distinguir tres grandes etapas en la ruta hacia el trance extático3. Se debe entender que estos estadios son universales ya que, son parte integral del sistema nervioso humano, sin embargo,  los significados atribuidos a las formas geométricas del Estado 1, los objetos transformados del Estado 2 y las alucinaciones del Estado 3, están todos condicionados por la cultura. Las alucinaciones son el resultado de las expectativas de quien la practica. El contenido de las visiones, pues, dependerá de la personalidad y la vida de quien la percibe; su cultura, susceptible de condicionar considerablemente la alucinación cuando el trance es objeto de un largo aprendizaje, como es el caso en las sociedades chamánicas; y finalmente, las constantes neurofisiológicas4.

Esto es importante recalcarlo ya que, los sectores más conservadores de nuestra sociedad intentan utilizar estas prácticas como una evidencia de la existencia del “alma”. Según alguno de sus apologistas, la filosofía dualista cartesiana se confirma con los viajes extracorpóreos que los actuales chamanes llevan a cabo, el verse fuera del cuerpo, a su entender, es una prueba irrefutable de la existencia del alma. En el discurso popular se advierte que el borrachito ve elefantes rosas, pero nadie piensa que esos elefantes sean verdaderos, a no ser que usted esté de cacería con el rey Juan Carlos de España.

Tanto las técnicas pasivas para alcanzar el estado de trance extático así como las activas, someten al cuerpo a un estrés tan violento que sólo a través de la disipación sensorial logra el cuerpo su homeostasis. En el caso de las cuevas del arte rupestre, la falta de estímulos periféricos (aferencias) en las zonas de la corteza parietal encargada de la orientación en el espacio explica la sensación subjetiva de espacio puro (pérdida del sentido normal de espacio) que acompaña la experiencia de trance extático. Dentro de las estructurales neuronales más afectadas por las técnicas hacia eltrance extático se encuentra el lóbulo temporal. Este lóbulo es el que mayores conexiones tiene con el sistema límbico, aparte de albergar en él estructuras subcorticales que, como la amígdala y el hipocampo, pertenecen por sí mismas al sistema límbico. El polo anterior del lóbulo temporal está considerado como el área de asociación del sistema límbico y son los trastornos de la función de estas áreas las que producen más síntomas relacionados con emociones, estados de ánimos y conductas emocionales. Su activación anormal produce alucinaciones aterradoras, así como estados disociativos de sensaciones de estar fuera del cuerpo, de despersonalización y de presencia de seres espirituales que infunden temor y miedo5.

La visión es un sentido que normalmente tiene una trayectoria que se conoce como de abajo hacia arriba, es decir, que comienza en la retina y se dirige hacia la corteza de orden superior para su reconocimiento. Una vez completada esta vía se produce un análisis semántico de la imagen. Para alcanzar una percepción coherente con la realidad este procesos se retroalimenta negativamente de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo mantiene un flujo de control. Si la modulación que ejerce la corteza superior se altera, como en los casos de fuerte estrés, y sólo se ejerce un efecto de retroalimentación direccional, el resultado son las alucinaciones.

El que el contenido de estas alucinaciones sea de orden cultural es fundamental para el ejercicio de control político ya que, prácticamente el chaman es un vidente con capacidad de ver el futuro. Fisiológicamente, el reconocimiento que hace el sistema visual, uniendo el conocimiento previo con el estímulo visual actual, permite predecir el futuro6. Es prácticamente lo que hace un portero ante un penalti, frente a las señales y los signos del goleador el portero tiene que predecir hacia dónde va el balón, de otra forma será un gol. Lewi–Williams sostiene que las cuevas eran un instrumento activo tanto de propagación como de transformación de la sociedad. Citando a Tim Ingold señala: “la cultura no es una estructura para percibir el mundo sino para interpretarlo, a uno mismo y a otros”. El chamanismo se incorporó al brazo del poder jerárquico, interpretando tanto el mundo natural como su extensión sobrenatural,  para luego transformarse en la voz de dios en la tierra. El desarrollo originario de la conciencia tuvo como referente, pues, la cosmología de la visión chamánica de las cuevas.

1Lévi–Strauss, The Scope of Anthropology, Londres, Jonathan Cape, p 8.

2LewisWilliams D. 2005, La Mente en la Caverna, la conciencia y los orígenes del arte, ed Akal, Madrid. P 91.

3Lewis–Williams, J.D. and Dowson, T.A., 1988. The signs of all times: entoptic phenomena in Upper Palaeolithic art. Current Ahropology, 29, (2): 201245.

4Clottes  Jean, (2003). «Chamanismo en el paleolítico europeo» (en español). Consultado el 19, 06 de 2012.

5Rubia FJ., 2004, La conexión divina, Crítica ed. Barcelona.

6Kveraga k, Ghuman AS., Bar M. (2007), Topdown predictions in the cognitive brain, Brain Cogn. 65(2): 145–168.

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