La Cumbre del G-20, el B-20 y la ausencia de trabajadores

El 18 y 19 de junio se realiza en Los Cabos, la reunión del G–20, donde asisten los líderes de gobierno de dichos países, así como líderes empresariales de los mismos. La temática que se discute es la misma que ha estado presente en las anteriores reuniones de dicho grupo. Es decir, la Estabilidad de la Economía Global (introduciendo ahora la necesidad del crecimiento), así como el Fortalecimiento de la Arquitectura Financiera, donde se centran en otorgarle mayores recursos al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que siga apalancando a la banca comercial, y se incorporaron temas como el crecimiento verde, la inclusión financiera, y la seguridad alimentaria.

Felipe Calderón, que es el líder y anfitrión de dicho grupo, el día 17 calificó al G–20 como de gran trascendencia, ya que impactará al desarrollo. Dijo que se “tomarán las decisiones más importantes en décadas”, y que ésta será “la reunión más importante del mundo que se tenga en mucho tiempo”. Sin embargo, en otra intervención que tuvo el mismo día, dijo que el G–20 no resolverá los problemas, que no se darán soluciones a temas coyunturales, aunque se definirá una agenda de largo plazo para alcanzar un desarrollo.

En dicha Cumbre no se observa que se estén tomando decisiones trascendentales. Se debate de cómo retomar el crecimiento, donde unos plantean que sea a través de flexibilizar la política fiscal, modificando las funciones del Banco Central Europeo, para que pueda comprar directamente deuda de los gobiernos, o que emita euro bonos, y así los gobiernos con problemas puedan flexibilizar su política fiscal. En cambio, otros, con Alemania a la cabeza, se oponen a la emisión de más deuda, e insisten en la austeridad y el control de los déficit públicos, y proponen las reformas estructurales (que no es más que seguir privatizando y extranjerizando las economías) para crecer.

El FMI se ha pronunciado por que exista un Ministro de Finanzas común para toda la zona euro, que emita bonos para ayudar al bloque a salir de la crisis. La Canciller de Alemania, Ángela Merkel se ha opuesto a esto, diciendo que ello puede ser inflacionario, y que solo a través de una mayor integración europea ello sería factible. En cambio el resto de los países no quiere seguir cediendo soberanía a favor de Alemania. Asimismo, el FMI se pronuncia por la generación de condiciones de confianza a favor del sector privado para solucionar la crisis. Piensan que con mayor emisión de deuda, y favoreciendo a la cúpula empresarial, las economías puedan salir de sus problemas. No hay análisis por parte de ellos, de las causas de la crisis, y piensan que ésta es derivada de problemas de liquidez, y de falta de espacios rentables de inversión para el sector privado.

El Banco Mundial ha dicho que se requieren de políticas diferentes a las instrumentadas en 2008, para salir de la crisis, haciendo énfasis en las reformas estructurales. La Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) se ha pronunciado por que se avance en la competencia, liberalización de los mercados, y por erradicar las medidas proteccionistas. Es decir, todos están por más de lo mismo; por aquellas políticas que nos han llevado a la crisis, todo lo cual evidencia que no es “la reunión más importante del mundo que se tenga en muchos años”.

El B–20 (Grupo de los Hombres de Negocios) presente en dicha Cumbre, se pronunció en contra de las medidas proteccionistas, y se ufanó de que cada vez más sus recomendaciones son tomadas en cuenta por los mandatarios. Felipe Calderón, que inauguró la reunión de ellos, les agradeció “todo lo que han hecho por nuestros pueblos”, y les pidió que siguieran “asumiendo el liderazgo que corresponde al sector privado mundial en la solución de tan importantes asuntos públicos”. Ello refleja el alto grado de subordinación que, los gobiernos del G–20, y el de México, tienen en relación a los dueños del dinero, y les encomiendan que sean los líderes de la economía mundial y resuelvan los problemas públicos, evidenciando la incapacidad de los gobiernos para poderlo hacer. No se reconoce que la crisis actual es resultado de la hegemonía que el sector financiero ha venido teniendo a nivel mundial en las últimas décadas, así como de la subordinación de los gobiernos y la política económica, a los intereses y condiciones de confianza exigidas por éstos. Para los tomadores de decisiones, no les interesa la voz de los excluidos, de los trabajadores, de los que buscan empleo y no lo encuentran, de los que están viendo deteriorado su nivel de vida. Estos no son invitados, no son escuchados, y de ahí la importancia de que éstos se hagan escuchar. Vota por el cuadrito rojo. Vota PT el 1 de julio.