El viernes pasado, con la presencia de Mauricio Merino, prestigiado académico e incansable promotor de la transparencia y la rendición de cuentas por parte de los partidos políticos y de los funcionarios del gobierno, se inició en Tlaxcala la conformación de Nosotrxs, organización que comenzó a convocar a la sociedad civil de todo el país, a unir esfuerzos y organizarse en un frente común en contra de la corrupción y la opacidad de los funcionarios, pero sobre todo en contra de la idea de que la democracia se agota en las urnas.
El nacimiento de esta organización parte del manifiesto del 21 de marzo de 2017, en el que numerosos artistas e intelectuales se pronunciaron por un cambio radical en el modelo del país que se pretende imponer como la única opción posible: el país de la desigualdad, la marginación, la exclusión, la corrupción y la democracia de membrete. Nosotrxs convoca a todos los ciudadanos a canalizar su inconformidad a través de la organización y la defensa real de los derechos que hasta ahora son letra muerta en la Constitución y en todas las leyes que se derivan de ella.
De nada sirve consagrar los derechos a un medio ambiente sano, a una alimentación sana, al acceso al agua, a la salud, a la educación, si en la realidad, todo está al servicio del capital y se entregan los recursos y todos los servicios a las empresas privadas, principalmente extranjeras. Se trata de un movimiento que busca revolucionar la conciencia ciudadana para generar organizaciones desde la base que defiendan esas leyes y que recuperen los aparatos del Estado que han sido secuestrados por una clase política corrupta y entreguista que no busca sino llenarse los bolsillos y vender al país; los ejemplos sobran: los Moreiras, los Duartes, los Borges y muchos otros de la misma calaña, son ejemplo de los niveles de corrupción a los que se ha llegado.
Y lo peor es que la clase política aferrada al poder, ya ni se sonroja cuando declara por la voz del contralor de la Ciudad de México que es imposible erradicar la corrupción, y sólo se trata de mantenerla a “niveles tolerables”; o sea no hay nada que hacer, y más vale que nos vayamos acostumbrando a ella, pues ya forma parte de la “normalidad democrática”, lo mismo que el crimen organizado, las desapariciones forzadas, los fraudes electorales, el nepotismo, el despojo de los recursos naturales, etc.
La revolución de las conciencias que propone la organización es una tarea titánica que lleva décadas en proceso, como lo demuestran los movimientos sociales y las resistencias que nacen y renacen en cada momento de nuestra historia reciente, ya sea el asalto al cuartel en Madera, Chihuahua, o la lucha ferrocarrilera del 58, las luchas campesinas de Jaramillo en Morelos, el movimiento estudiantil del 68 y del 71, el levantamiento zapatista y sus municipios autónomos, el movimiento por la paz con justicia y dignidad, la lucha de las normales rurales, las autodefensas en Guerrero y Michoacán. Sin embargo, la idea de crear solidaridad ciudadana entre los varios movimientos que buscan cambiar esta cada vez más insoportable realidad que padecemos, es la tarea más urgente, de tal manera que se tome conciencia de que cualquiera que sea la trinchera, la lucha y la resistencia son las mismas: un no rotundo al sistema neoliberal que antepone el lucro y la ganancia al derecho a la vida, no sólo humana sino de todo el planeta. Bienvenida, pues, a esta organización que se suma a la lucha.