¿Viaje de trabajo?

Con alrededor de 150 temas pendientes por desahogar, a un grupo de diputados locales les valió muy poco la situación que priva en el Poder Legislativo local y prefirió hacer un viaje de tres días por Chihuahua.

Con el pretexto de participar en la asamblea constitutiva de la Conferencia Permanente de Congresos Locales (Copecol), diputados del PRI, PRD y PAN, entre otros, viajaron con cargo al erario a este tour por la sierra chihuahuense.

Más allá del gasto que, con cargo a los impuestos que todos pagamos, realizaron los diputados, la tomada de pelo que hacen a la ciudadanía es mayor, pues de acuerdo con el itinerario entregado a cada uno de los diputados, sólo invertirían dos horas de su estadía para atender asuntos legislativos.

El resto del tiempo sería ocupado por los diputados para hacer vida social y shopping.

Su gira contempló una alta carga de trabajo social, como participar en un cocktelde bienvenida, desayunar con el alcalde de Chihuahua, Marco Adán Quezada Martínez, comer con el gobernador de aquella entidad, César Duarte; visitar la sierra tarahumara y las barrancas del Cobre y después sostener una noche bohemia en el Hotel Divisadero Barrancas.

Los cansados legisladores de Tlaxcala tuvieron la obligación de acudir a un “show de danza tarahumara”, además de integrarse a un tour denominado Lago de Araceco en donde tuvieron la posibilidad de comprar artesanías de la región.

Aunque en el fondo la integración de la Copecol pude tener algunas buenas propuestas como impulsar el federalismo legislativo renovado, mediante el intercambio de experiencias de sus miembros, tratándose de actos que impacten la esfera local, así como impulsar un nuevo modelo de legislador local a través de la capacitación y profesionalización permanente, según algunos de los objetivos, lo cierto es que la experiencia de los enviados por Tlaxcala poco o nada podrán abonar, dados sus exiguos logros y magros ejemplos.

Dicen que los viajes ilustran, esperamos que las experiencias adquiridas en este encuentro sanen la miopía con la que se conducen los diputados locales, aunque la capacidad, por desgracia, no se adquiere por simple osmosis.