Los apologistas de la continuidad apuntan a un hecho innegable: cierta penetración priísta en los sectores medios. En ellos coinciden con el grueso de los panistas, segmento inclinado, por conveniencia y subordinación, a la continuidad del modelo.
Las comparaciones anteriores pueden extenderse a otros procesos político-electorales de la actualidad. Una bastante extraña incluye a lo que viene aconteciendo en Estados Unidos. La candidatura de Donald Trump (independiente dentro de los republicanos) es crecientemente apoyada por individuos blancos de bajos ingresos y poca educación. Tiene, este grupo de electores, un rasgo adicional: se sienten presionados, hasta atropellados en sus derechos, por los inmigrantes. Piensan que tanto estos sujetos ( ilegales o no) abusan de su sistema de salud y demás beneficios (educación, empleo) sin pagar los debidos impuestos. El creciente enojo por tal circunstancia se empareja con otra circunstancia: el miedo a lo distinto que les puede causar daño y ante lo cual deberán defenderse (Tea Party) Ven en un personaje como Trump alguien que los preservará de tales daños. Es por razones como las anteriores que su candidatura, lejos de frustrarse por los continuos errores que usualmente comete, se ve con apoyos que pueden permitirle alzarse con la candidatura republicana.
Los que se sienten abocados a introducir cambios (de drásticos a moderados) en el actual modelo imperante se agrupan en los llamados partidos de izquierda. Éstos llevan a sus filas grupos humanos con mayor escolaridad, niveles medios y altos de ingresos, urbanitas dotados con mejores herramientas para su desarrollo individual. Este conjunto de hombres y mujeres son, por lo general, los que impulsan a Podemos en España o a Morena en México. Tanto el PRI como el PP se distinguen, en la actualidad, por la extendida corrupción e impunidad que reproducen en sus filas. También se han ido definiendo por la caducidad de su oferta programática. Sus mismas narrativas se identifican cuando recurren a defender sus posiciones o cuando atacan a sus contrincantes de la izquierda: los denuestan llamándolos peligrosos, irresponsables o chavistas
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El novedoso fenómeno encabezado por el senador Sanders en Estados Unidos también ha logrado adherir a cuadros similares a los de Podemos o Morena. La juventud y, en especial, la inconformidad con lo establecido (desigualdad) permite integrar un batallón creciente y decidido que empuja a sus líderes y candidatos. En este complejo ejército de apoyadores, de firmes posturas, la honestidad y congruencia son características exigibles e indispensables, tanto para los factibles funcionarios gubernamentales como para el propio liderazgo partidista. La dura lucha a desplegar por estos contingentes los obliga a verse, a sí mismos, como actores de una transformación de gran alcance: revolución política la llama Sanders y de conciencia la proclaman AMLO y Podemos.