El Gobernador embauca a poderosos consorcios, pensando en el beneficio para su futuro político
Diego Santacruz
El Heraldo de Puebla
Jueves 29 de octubre de 2015
Querétaro, Qro. El Omnilife de Guadalajara y el BBVA Bancomer de Monterrey costaron 2 mil millones de pesos, incluyendo desde la compra del terreno y la reforestación de las áreas aledañas utilizadas, hasta la construcción total, resultando dos colosos impresionantes. Mientras, el estadio Cuauhtémoc de Puebla no es nuevo, sólo sufrió una remodelación innecesaria y costosa de casi 800 millones de pesos, que es insultante si se toma en consideración que son muchas las necesidades del 68 por ciento de la población del Estado que vive entre la pobreza, miseria y hambre. Hay que añadir que en 2013 fue reparado para el mundial Sub-20. No obstante, ya está programado el rebautizo y la reinauguración de los arreglos para mediados de noviembre, siendo el padrino el Boca Juniors, que sin contar con grandes estrellas y lejos del arrastre de antaño, enfrentará a la Franja, cobrando 800 mil dólares por el partido, que serán pagados con impuestos ciudadanos.
Es un secreto a voces que el Gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas y el Alcalde Antonio Gali Fayad se han apoderado del futbol poblano y del equipo de la Franja, ante los problemas financieros que atraviesa la familia López Chargoy. La coyuntura fue aprovechada para remodelar el coloso con butacas nuevas, revestirlo de polímero y ampliar su capacidad de 42 mil a 51 mil espectadores, características que por supuesto no justifican la inversión, percibiéndose que se inflaron los costos para llenar de ganancias los bolsillos del morenovallismo.
Aunado a esto, “Ratabala”, como es conocido el mandatario, echa por la borda 47 años de historia del estadio, al llevar a concurso amañado la concesión por 30 años de un nuevo nombre, a cambio de una jugosa compensación. Es decir, ya no se llamará Cuauhtémoc, siendo casi un hecho la negociación con MULTIVA del empresario Olegario Vázquez Raña, aunque se maneja también que COMEX está en la puja, que hoy podría definirse.
Si bien es cierto que el coso de Maravillas pertenece al Gobierno del Estado, era su obligación, como lo ofreció en su campaña, consultar a los ciudadanos en la toma de la decisión de cambiar el nombre. En ningún caso lo ha hecho así. Todas las obras fastuosas inútiles y despilfarradoras han sido bajo el criterio personal y de sus asesores, buscando siempre el beneficio propio, propenso a enriquecer sus finanzas y su proyecto político, encaminado a convertirse en Presidente de la República, lo que de antemano se considera será un rotundo fracaso.
La soberbia de “Ratabala” y su egolatría no lo perciben de esa forma, por eso su intención de involucrar y embaucar a empresarios poderosos en proyectos de obra para Puebla, pensando que podría cobrar favores mediante el financiamiento de su campaña política, engañando que está bien posicionado a nivel nacional, cuando la realidad indica que ni en la entidad que gobierna lo quieren; por el contrario, causa repugnancia.
De la misma manera hizo creer a los Grupos HiGA y HERMES, de Armando Hinojosa y Carlos Hank, respectivamente,engañándolos de que el predio donde se construye el Museo Internacional Barroco no tiene problemas, cuando todos saben que está en litigio y habrá serias consecuencias. Sobre la concesión del agua potable, los obstáculos son enormes y ningún poblano está de acuerdo con la concesión, con el agravante de que el SOAPAP, administrado por la mamá del Gobernador, Gabriela Rosas de Moreno Valle, se ha convertido en la caja chica morenovallista.
Así que, los poblanos que gustan del fútbol, están a la espera de que se rebautice al CESTO DE BASURA, que es a lo que se asemeja la remodelación del Cuauhtémoc, que ya para entonces será historia, a pesar del disgusto de la afición.