Domingo, mayo 18, 2025

Un plan de mejora UATx sin tanto rollo

Un plan de mejora en la práctica se diseña con base en cuatro decisiones. Dejar de hacer lo que se hace mal. Desarrollar lo que se hace más o menos bien si eso beneficia a la institución. Consolidar lo que se hace bien, y hacer lo que nunca se ha hecho. Es común que los planificadores y asesores den esto por sentado y comiencen desde cero.

La autoevaluación y el plan de mejoras del Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SEAES) se concreta en cinco ámbitos. La formación profesional de los estudiantes. La profesionalización de la docencia. Los programas educativos. Los programas de investigación y posgrado, y la institución.

Evaluadores y planeadores confunden lo académico con lo administrativo. Explican los ejes transversales por sí mismos y no como elementos integrados a cada uno de los ámbitos. No toman en cuenta la multiplicidad de usuarios que recibe la universidad a través de sus servicios y se concentran solo en estudiantes de licenciatura.

En equidad social y género, en el 80 por ciento de los programas educativos hay una presencia mayoritaria de mujeres. Por lo que su actuación debe incidir solo en la oferta educativa de ingenierías, arquitectura, diseño automotriz, matemáticas, contaduría pública e historia.

Debe tenerse en cuenta que un porcentaje importante de jóvenes es la primera generación que cursa estudios universitarios. Con lo que cumple, en parte, el compromiso social y no esa copia corporativa de responsabilidad social. Qué mayor compromiso que hacer realidad la misión: Por la cultura a la Justicia Social.

El modelo educativo es un elemento innovador y de vanguardia. Porque modifica sustancialmente la formación de profesionistas. Se permite articular la investigación y/o la evidencia científica como base para las praxis en la resolución de problemas del entorno.

Ámbito de formación profesional

La Constitución determina que la educación superior es gratuita. Eso modifica la trayectoria escolar de los estudiantes. Se elimina el examen de admisión, la permanencia y el egreso dependen de los servicios de apoyo estudiantil. El interés supremo es sacar a los jóvenes de la calle para que no sean presa de la delincuencia organizada.

Universidades como la de la Ciudad de México, Rosario Castellanos y las Benito Juárez, marcan el camino. El ingreso se realiza con base en intereses de los jóvenes y los cupos de las instituciones. Una vez inscrito reciben una beca mensual en tres pagos: 5 mil 150 pesos en marzo y mayo, 10 mil 300 pesos en julio y 10 mil 300 pesos en noviembre.

La trayectoria queda sujeta al andamiaje de servicios de apoyo estudiantil que ofrezca la universidad. En el caso de la UATx están los comedores universitarios, servicios de transporte, sistema de becas, orientación profesiográfica, tutorías, orientación psicológica, clínica universitaria, etc.

La apreciación o práctica de actividades artísticas, deportivas y recreativas, desarrollo de vocaciones científicas, intercambio, movilidad académica. A lo ya tradicional de equipos, laboratorios, bibliotecas, talleres. Todo ello hace que la permanencia sea consecuencia de esos apoyos.

La pandemia del Covid–19 desveló la pobreza de estudiantes y profesores. Lo que determina que la universidad cumple con el compromiso social al ser espacio de formación de la población que Coneval define como pobre y que es el 60 por ciento de la población. Hay que sistematizar la información para saber cuántos son parte de las comunidades de afrodescendientes, indígenas, LGBTIQ+ y migrantes.

Los datos muestran que de cada 100 estudiantes que ingresan a la UAT concluyen 60. Lo que ya no es referente de calidad. En excelencia hay que poner énfasis en el cumplimiento de la misión y los propósitos del modelo educativo. Lo importante es saber que tan autorrealizados están quienes hoy son profesionales en ejercicio egresados de la UATx.

Profesionalización de la docencia

El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y los programas de Mejoramiento del Profesorado (Promep), de Estímulos al Desempeño del Personal Docente (Esdeped) definen el perfil del trabajador académico universitario en México. En dos vertientes: una individual y otra colegiada.

La SEP refiere: “los profesores de la educación superior deben tener una formación que los capacite y habilite para el conjunto de las funciones académicas que les competen… Idealmente la formación completa es doctorado, que capacita plenamente para las funciones académicas” (SEP, 2006, p.2).

Estos deben distribuir su tiempo en cuatro tareas. “El profesorado de tiempo completo debe realizar equilibradamente las labores docentes en su más amplia concepción, la gestión y planeación académicas y la generación o aplicación avanzada del conocimiento” (SEP, 2006, p. 3).

El componente colectivo son los cuerpos académicos: “grupo de profesores de tiempo completo que comparten una o varias líneas de generación o aplicación innovadora del conocimiento (investigación o estudio) en temas disciplinares o multidisciplinares y un conjunto de objetivos y metas académicas” (SEP, 2006, p. 97).

El perfil tiene como referencia el modelo norteamericano, en el que quien se ocupa de la vida académica de las universidades son los profesores. Estos se hacen cargo de la producción y transmisión del conocimiento. En la comunidad europea reciben el nombre de profesores–investigadores.

Más allá de la dicotomía que se plantea el magisterio de los niveles de educación básica y media superior al hacer énfasis en “que enseñar” o “como enseñar”. La idea fundamental es que la profesionalización articule ambas bajo la idea central desarrollada por Clark del trabajador académico (Clark, 1991).

Programas educativos

Con referencia a los programas educativos. Debe tenerse en cuenta que la revitalización iniciada en 2022 y terminada en su primera etapa en 2023, se realiza a partir de la redefinición del Modelo Humanista Integrador basado en Capacidades y la metodología propuesta por Díaz Barriga en “Currículum entre utopía y realidad” (Amorrortu, 2014).

“La primera instancia para la revisión de un plan de estudios la constituyen las investigaciones que hay que realizar para dar fundamento a la tarea del diseño” (Díaz–Barriga, 2014, p. 50). Entre otras; estudios sobre el contexto social, las profesiones y el mercado ocupacional, planes de estudio similares, contenidos, estudiantes, docentes, infraestructura y costos.

Con los resultados de la investigación se pasa “a la adopción de lo que se pueda considerar un proyecto educativo que se traduzca en un proyecto curricular… incluye, … la definición de los elementos que caracterizan al proyecto curricular, la forma de organización del plan de estudios, el establecimiento de sus etapas y el señalamiento de los contenidos mínimos de cada una de esas unidades de aprendizaje” (Ibid., p. 63).

La segunda etapa se refiere al diseño de un sistema y procedimientos de evaluación curricular y la tercera “consiste en la definición de las estrategias para implementar el plan de estudios, para cuidar y acompañar su desarrollo” (ibidid, p.64). Ahora todos los planes de estudios de la oferta educativa están revisados y actualizados.

La autoevaluación debe poner énfasis en la tercera etapa y visualizar los componentes específicos de la implementación, entre otras, la actualización de los profesores en la articulación de la evidencia científica con la práctica, vía la praxis profesional. Lo que demanda la actualización científica, pedagógica y didáctica.

En ese tenor, no tiene por qué realizarse ningún ajuste al modelo del SEAES. Al contrario, el SEAES debe adaptarse a las condiciones de lo realizado. Ya que ha sido un proceso colegiado y compartido por la comunidad universitaria.

Programas de investigación y posgrado

La universidad es una institución de docencia. La investigación científica sirve directamente a la enseñanza o cultivo de talentos. Lo que se confirma al ver la matrícula. Con 52 programas de posgrado (cuatro especialidades, 37 maestrías y 11 doctorados) se atiende una matrícula de 864 estudiantes, en tanto que con 44 programas de licenciatura se alcanza una matrícula de 16 mil 216 estudiantes.

Si se tiene en cuenta que “lo que tienen en común las actividades específicas de los profesores es la manipulación del conocimiento, entendida como una combinación muy variada de esfuerzos tendientes al descubrimiento, la conservación, la depuración, la transmisión y la aplicación” (Clark, 1991, p. 4) y la categoría central de los procesos de formación profesional es la praxis. La investigación no puede separarse de la docencia.

En términos de evaluación, conviene iniciar con una revisión de la oferta educativa, a partir de las capacidades del personal académico con nivel mínimo (maestría) y deseable (doctorado), y la planta de membresía del Sistema Nacional de Investigadores.

El anexo de ejecución 2024 y el informe de actividades 2023–2024 reconocen una plantilla de 548 profesores de tiempo completo, 170 de horas clase y 9 mil 24 horas de asignatura. El segundo refiere una plantilla de 2 mil 182 docentes.

La Universidad tiene ocho centros de investigación integrados en su mayoría por profesores de tiempo completo. A los que el Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII) les pide clases en programas educativos de licenciatura. La membresía en el SNII depende de la producción que realizan de manera individual y colegiada.

En las facultades hay un avance importante de articulación entre investigación y docencia. Por lo que en la evaluación quizá sea pertinente establecer una relación entre la capacidad académica y la oferta educativa. Y en el fortalecimiento de la investigación en los procesos de formación profesional.

Si se parte de reconocer que la praxis es el eje de los procesos de formación profesional. Significa que la intervención en la realidad, a través de las profesiones, no se hace en el vacío. Se requiere de evidencia científica para hacer más sólidas las praxis profesionales.

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