La sucesión gubernamental en Tlaxcala está dada y parece que la principal contienda será entre los propios de Morena; una pugna, en términos presidenciales, entre fifís y chairos. Desde Palacio de Gobierno la decisión es impulsar la figura del presidente municipal electo de la capital, Alfonso Sánchez García, para suceder a la mandataria.
Hay un pacto de familias y actores, –los fifís–, que se ha ido incrementando con el paso del tiempo. Los Cuéllar Cisneros, Sánchez Anaya, Mena Rodríguez, la priista Beatriz Paredes Rangel e incluso González Zarur, con el becerro de oro como eslabón, cerrarían filas para que uno de su estirpe y condición, gobierne Tlaxcala por otros seis años. Las familias de siempre.
Los recursos económicos, el uso del Estado y las propias condiciones que genere el alcalde capitalino para recomponer el desastre que le dejarán a partir del 31 de agosto, serán sus fortalezas. Su forma de resolver y comunicar, serán fundamentales en la encomienda.
Por el lado de los chairos, de los naturales y de los marginados de este gobierno, está el grupo de Ana Lilia Rivera, quien no solo desde el Senado de la República, sino en tierra, ha empezado a tejer una red de simpatizantes, apoyos, necesidades e intereses, con los que pretende arrebatar, a la que ha llamado oligarquía de Tlaxcala, el poder para “dárselo al pueblo”.
En su trabajo ya empezó a sumar diversos adeptos, naturales o de interés, como al exgobernador y senador José Antonio Álvarez Lima, al exprocurador Eduardo Medel, y al exlíder y exdiputado del PRD, Víctor Briones Loranca, y cientos de exfuncionarios, sindicalistas, activistas, exediles, exlegisladores, entre cientos de simpatizantes más, quienes unidos están decididos a impedir la imposición familiar.
La pugna es real y está caminando entre chairos y fifís, aunque las cosas pueden cambiar si el bloque PT, PVEM y PAC se concreta. El parto y los primeros días de la LXV Legislatura local serán fundamentales para este grupo; reacomodos en bancadas, renuncias a partidos y diputaciones independientes están por venir que pueden marcar esta sucesión gubernamental.
En tanto, si en casi tres años no había quedado clara la sumisión de los actuales diputados con el Ejecutivo, la unción de un nuevo magistrado del TJA, en la figura del pariente político y exasesor de la mandataria, Manuel Vázquez Conchas y la designación del Norberto Sánchez Briones como titular del Órgano Interno de Control de la FGJE, lo vinieron a remarcar. Lo peor es que parece que vienen cosas más terribles.