Sin programas, presupuestos ni estudios científicos serios, no hay fomento ni protección al maíz nativo del estado, y en el caso de Ixtenco la denominación como Pueblo Mágico, por producir este tipo de alimento, “no deja de ser solo un acto de convocatoria al turismo”, consideró Ana Lilia Rivera Rivera, senadora de la República por Tlaxcala.
Recordó que desde 2011 la entidad cuenta con la Ley de Fomento y Protección al Maíz Nativo, pero “no es ejecutada, pues no hay políticas públicas, presupuestos, Consejo Estatal ni evaluaciones”.
Por tanto -indicó la también impulsora de esta legislación-, no hay fomento ni protección, y tampoco existe una ley reglamentaria para verificar que no se produzcan tortillas u otros alimentos con maíz transgénico, “porque hay una ceguera sobre los problemas” de salud y de medio ambiente que han creado modelos de agroindustria extensivos.
Remarcó que persiste desinterés de ejecutar una ley “que podría haber sido muy importante” por el reconocimiento que tiene el estado a nivel nacional e internacional por la defensa del maíz; sin embargo, confió en que algún día esta normatividad tenga eco y genere desarrollo.
Dijo que detrás del maíz nativo hay una amalgama de negocios que podrían impulsarse si se tuviera la capacidad de aprovechar el Tratado Comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
A propósito de la denominación de Ixtenco como Pueblo Mágico, por su maíz criollo, apuntó que sin programas ni presupuestos serios, esta categoría “no deja de ser solo un acto de convocatoria al turismo”, porque tampoco hay estudios académicos.
Comentó que ha impulsado la construcción de cinco fondos de semillas en el estado; pero que, además, se requiere de investigaciones científicas sobre el impacto del cambio climático y la humedad, así como de las variedades y razas de este cereal para conocer quién las posee y cuántas están desapareciendo, a fin de crear un padrón y una salvaguarda.
“Pero eso no se puede hacer sin el gobierno”, pues los estudios y los conocimientos deben reflejarse en estrategias de fomento y de producción, con incentivo económico, de mercado y de precio superior por la calidad, enfatizó.
Expresó que le da gusto que ahora Ixtenco sea un Pueblo Mágico, pues “llevo casi 30 años en defensa del maíz”, pero no es suficiente porque el gobierno debe sentarse con seriedad y generar lo que la gente del campo requiere para seguir con la siembra de milpa y con su protección.
Contrario a lo acontece en el estado, subrayó que a nivel nacional la Ley Federal de Fomento y Protección al Maíz Nativo ha funcionado bien y que ya cumplió con dos objetivos; el primero, lograr un decreto presidencal que prohíbe la entrada de producto transgénico para consumo humano, proveniente de Estados Unidos, por lo que de esta manera se protege la salud y se contribuye a la no contaminación biológica.
El segundo -añadió-, es que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) trabaja desde hace tres meses en la construcción del Consejo Nacional del Maíz, cuyo reglamento ya fue creado, pero falta que sea emitido, al igual que la convocatoria respectiva. Realzó que este organismo propiciará el diseño de políticas públicas y presupuestos que van a impactar en todo el país en esta materia y, desde luego, en Tlaxcala.