Se abre carpeta de investigación, es la respuesta común de las autoridades ante la denuncia, las pocas denuncias que la población hace cuando su cotidianidad se ve interrumpida por la delincuencia. “de los 31.3 millones de delitos ocurridos, solo 10.4 por ciento se denunció… El Ministerio Público (MP) —o fiscalía estatal— abrió una carpeta de investigación en 68 por ciento de estas denuncias. Lo anterior implica que 92.9 por ciento de delitos no se investigó”.
La feria de Tlaxcala es un espectáculo de luces, color y jolgorio. Entre algodones de azúcar y juegos mecánicos, las familias gozan de una tregua temporal. Sin embargo, a las afueras del recinto, cinco tlaxcaltecas comunes –Teutila, Sábila, Tránsito, Margarito y Jicotencal– encuentran en el pulque su refugio contra el verdadero entretenimiento del día a día: la inseguridad.
Entre risas y sorbos amargos, comparten sus experiencias en un entorno donde las autoridades hablan de índices de seguridad a la baja, mientras las “carpetas de investigación” se apilan en las oficinas.
La entrada “triunfal” de los ladrones
Teutila abre la charla. Imaginen esto: estoy en el mercado, comprando, cuando un vecino me avisa que vio cómo unos sujetos entraron en mi casa. ¡Directito! Se llevaron de todo, seguro que todo está en las cámaras como si el sistema de vigilancia fuera para entretenimiento, relata.
Al regresar, Teutila denuncia, esperando que al menos la videovigilancia sirva de algo. ¿Y qué pasó? Pues se abrió una carpeta de investigación, dice, con una sonrisa amarga. Para las autoridades, la tecnología de seguridad es un logro, un avance histórico en el combate a la delincuencia, como si los ladrones no supieran que las cámaras solo captan las escenas, sin ayudar a resolverlas.
Dicen que estamos más seguros que nunca, y que las cámaras nos cuidan, comenta, levantando su pulque. Pero más parece que sirven para ver cómo desvalijan tu vida. Teutila suspira mientras observa la feria: luces, risas y el contraste de una Tlaxcala donde la seguridad parece tan ilusoria como las promesas oficiales.
Extorsión domiciliaria
Sábila toma su turno. Mi historia es la del teléfono que suena y la voz que te sabe todo. Mis datos, mi vida y un ultimátum: deposita en WXYZ o nos encargamos de tu familia. La primera vez pagué, pero al llegar una segunda llamada, decidí denunciar. Pero ya se saben la historia, suspira. Se abrió una carpeta de investigación. La policía me aseguró que el caso se resolvería; sin embargo, los días pasaron y la carpeta está en el archivo eterno.
Sábila comenta que, en teoría, el estado está equipado con tecnología avanzada para rastrear y detener a extorsionadores. Pero, ¿adivinen qué? Esos mismos malandros siguen llamando, y el único cambio es que ahora también saben dónde compro el café. Sábila sonríe mientras levanta su vaso: Brindemos, entonces, porque nos sentimos más seguros.
En la feria, los juegos y el bullicio parecen lejanos, un contraste amargo frente a una realidad donde las promesas tecnológicas sirven de muy poco.
Asalto al changarro
Tránsito, dueño de una fonda, sonríe con ironía al recordar cómo un grupo armado irrumpió en su local. Entraron como clientes, pero se fueron llevándose todo. Robaron a los comensales y hasta la caja, relata. Cuando llegaron los policías, le dijeron lo de siempre: Se abre una carpeta de investigación.
Tránsito dice que ni las cámaras de la zona ni la denuncia ayudaron; solo sirvieron para que los oficiales dieran una vuelta y anotaran los daños. Según ellos, nos cuidan y tienen todo bajo control, comenta. Pero las cámaras, al parecer, solo están para grabarnos el susto.
Los días pasaron y la investigación se volvió una más en el archivo sin fin. Entre risas y resignación, Tránsito levanta su pulque: Brindemos por la seguridad prometida. Mientras, la feria sigue, y Tránsito observa cómo la alegría del evento contrasta con el recuerdo de su negocio saqueado. En Tlaxcala, las palabras sobran y las soluciones faltan.
El robo de la camioneta
Margarito cuenta cómo, en plena compra de mercancía para el tianguis, le robaron la camioneta. Se llevaron hasta las frutas y verduras que iba a vender, dice. Al denunciar, recibe la misma respuesta: Se abre una carpeta de investigación. La policía aseguró que buscarían su vehículo, pero hasta ahora, ni rastros de la camioneta ni de los ladrones.
Invierten millones en seguridad, dicen, pero a los de a pie nos toca la inseguridad y los papeles llenos de nada. Para Margarito, las medidas de seguridad no son más que promesas vacías.
En la feria, el contraste es casi irónico: luces y risas, mientras en su vida real, la única certeza es que su transporte y su inversión se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos. Levanta su pulque con una sonrisa amarga: Por la seguridad, que nos cuida… aunque sea en teoría.
Asalto callejero
Jicotencal, asaltado en la calle, recuerda el momento en que le arrebataron hasta el último peso. Me dejaron con los zapatos, eso sí, ríe. Tras el asalto, hizo lo que debía: acudió a la Fiscalía. ¿Y qué creen? ¡Se abrió una carpeta de investigación!”
Jicotencal asegura que las autoridades hicieron la promesa de siempre: que el caso sería prioridad. Hoy, el expediente debe estar tan olvidado como los múltiples anuncios de seguridad reforzada y las cámaras que solo ven sin intervenir.
En el pulque, Jicotencal encuentra el consuelo que no le da la ley. Nos dicen que denunciemos, que las cosas han mejorado, se ríe, alzando su vaso en un brindis. Por esas cámaras y las carpetas que todo lo guardan menos la justicia.
En la feria, la música y los juegos continúan, como si Tlaxcala fuera una ciudad tranquila y próspera, ajena a los relatos de estos cinco ciudadanos.
Un pulque para el susto
Mientras el gobierno presume de inversiones en tecnología y avances en seguridad, Teutila, Sábila, Tránsito, Margarito y Jicotencal encuentran en el pulque un alivio ante una realidad en la que las promesas se evaporan en expedientes eternos.
Entre la feria de luces y risas, sus historias recuerdan que la seguridad que se anuncia no es más que una ilusión… tan frágil como el vaso que levantan para brindar por la realidad que enfrentan cada día.