Sábado, febrero 8, 2025

Rumbo al 25N, lejos aún de la justicia para las mujeres

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La eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas en todo el mundo se ha convertido en una emergencia, debido a que representa una de las violaciones a derechos humanos más extendida y generalizada; además del constante aumento de las diversas formas de violencia que se ejerce todos los días, en todos los espacios, en todas las edades. Las acciones para este objetivo requieren ser estratégicas y multidisciplinarias, pues responde no sólo a un sistema machista, misógino y heteronormado, sino que las estructuras que mantienen estas prácticas no han modificado de fondo las desigualdades y la discriminación por nuestro sexo.

Los mecanismos internacionales que observan el actuar del Estado y que dan seguimiento a las acciones que se emprenden en cada región y en los contextos en específico de cada país son muy claros en las deudas que se mantienen para abonar en la eliminación de todas las formas de violencia contra la mitad de la población mundial. Las prácticas nocivas que siguen arraigadas al no prohibir ciertos procedimientos que atentan contra la salud, la sexualidad, los cuerpos, la dignidad y la vida misma de las mujeres y niñas no son atendidas adecuadamente debido a que quienes toman las decisiones anteponen sus prejuicios, machismos, falta de capacidad o desinterés por estas realidades.

Realidades que permanentemente son visibilizadas desde diversos frentes, pues no sólo las organizaciones de sociedad civil hemos colocado en la agenda pública las deudas históricas para esta realidad, sino que un gran número de familias, de viva voz, han compartido lo cansados, costosos y difíciles que son los caminos en búsqueda de la justicia.

El caminar que enfrentan las familias impactadas por la violencia feminicida que existe en el país, les ha llevado de la espera a la organización y acciones que parten de un sentido de justicia pronta, reparación del daño y garantía de no repetición; las exigencias que las familias han colocado de manera pública son las realidades que viven en lo cotidiano durante sus procesos que deben enfrentar por años, pero también parten del conocimiento que van generando durante el acompañamiento a otras familias, el acercamiento con colectivas, organizaciones y especialistas. Sus luchas son más que legítimas, y es una obligación institucional y social escucharlas y atenderlas.

Desde hace algunos años, los 16 días de activismo que inician el 25 de noviembre y culminan el 10 de diciembre, se han institucionalizado desde un discurso y simulación para erradicar las violencias contra las mujeres y niñas; sin embargo, se han quedado en acciones para la foto, ya que el resto del año las instituciones han facilitado la impunidad de los perpetradores, la estigmatización social y la vergüenza que viven las mujeres para denunciar o pedir ayuda.

Desde el mes de octubre se iniciaron acciones a nivel nacional promovidas por las familias de mujeres víctimas de violencia feminicida, con el objetivo de visibilizar la violencia feminicida que existe en todo el país y hacer un llamado a la sociedad y al Estado a respetar la dignidad e integridad de las mujeres que han sido víctimas de este tipo de violencia; desde Madres que Luchan, hacen un llamado a sumarse en todo el país en esta exigencia permanente de Memoria, Verdad y Justicia. Pues en todo el país se enfrentan contextos de violencia feminicida, de corrupción e impunidad, de procesos largos institucionales.

Lo que ha llevado, al menos en la experiencia en Tlaxcala, a que muchas familias acepten los procedimientos abreviados como una forma de cumplir con el principio de justicia pronta; sin embargo, la misma doctrina ya ha advertido sobre la violación de principios constitucionales que genera este procedimiento; así como el contexto en México que promueve la corrupción y obstaculiza acceder a la justicia real. Por lo que, para los casos de la violencia de género, no debería aplicarse, ya que demuestra la falta de perspectiva de género presente y permanente en las instituciones, que limita el acceso a la justicia, disminuye hasta la mitad la sentencia al feminicida y promueve los niveles de impunidad para la violencia contra las mujeres; además de que minimiza los impactos que estas violencias generan no sólo en la víctima, sino a todo su entorno familiar y comunitario.

Es desafortunado el nivel de tolerancia hacia la violencia contra mujeres y niñas que esto demuestra en el estado, pues no sólo las sentencias no tienen perspectiva de género, sino que los procedimientos para la atención ante casos de violencia familiar o de pareja se hace uso cada vez más de los Mecanismos Alternos de Solución de Conflictos (MASC), promoviendo una medicación, lo que es violatorio a la Ley General y la Ley Local de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en su artículo 8, Fracc. IV, y artículo 27, Fracc. V, respectivamente, por “ser inviables en una relación de sometimiento entre el agresor y la víctima”. Pasar por alto esta premisa, ha llevado al aumento de la violencia, llegando al feminicidio, lo que no han comprendido las autoridades que promueven estos mecanismos.

La misma Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tlaxcala pasa por alto el marco normativo al declarar hace unos días durante una conferencia que “la mediación, además de disminuir drásticamente los costos de un juicio legal, impulsa un arreglo entre las partes, regularmente entre vecinos o familiares, a diferencia de cuando la solución se da a través de la sentencia de un juez”. Es grave el contexto que enfrentan las mujeres, pues ha quedado muy claro que la violencia machista siempre va en aumento, que las promesas de cambio sólo es una parte de este ciclo de violencia y que ha sido la base de la violencia feminicida en el país.

Qué grave que después de todos los avances logrados por el movimiento feminista, por la lucha de las familias para el fortalecimiento al marco normativo de nuestro país y en lo local, aún tengamos que enfrentar las trampas de un sistema de justicia que es patriarcal y que crea por medio de sus instituciones, que no han dado respuesta real e integral para eliminar todas las formas de violencia contra mujeres y niñas.

La lucha sigue vigente, nos llama a la acción, a mirarnos y encontrarnos. Juntas somos más fuertes.

*Colectivo Mujer y Utopía

direcció[email protected]

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